Cuando Llegaste Tú

Capítulo 9

Lucas:
Yo y Lia estábamos besándonos cuando alguien habló.
– ¿Qué pasa aquí? – preguntan. Rápidamente Lia se separó y bajó de la mesa. Cuando vimos, era mi hermana con una cara de sorpresa.
– Te lo puedo explicar – dice Lia. Yo solo bajé la cabeza y sonreí de lado por la pena.
– Sí, claro, quiero una explicación de por qué mi hermano se está besando con mi mejor amiga – comenta Alisia con su cara de sorpresa y de asco.
– ¿Por qué mejor no vamos a tu cuarto y te explico, sí? – le propone Lia a Alisia. Ella asiente y se van.
– Y tú, prepárame el desayuno – grita desde las escaleras. Yo me pongo a hacerle el desayuno. Cuando terminé, me senté y después de un rato bajan Lia y ella muy sonrientes. Llegan a la cocina, Alisia se sienta a desayunar.
– Bueno, chicos, yo me voy que tengo que cambiarme de ropa y prepararme – nos comenta Lia.
– ¿Quieres que te lleve? – le pregunto y ella lo piensa para darme una respuesta.
– Sí, si no es molestia – responde con una sonrisa.
– Okey, vamos – le digo para empezar a caminar hacia la salida.
– Nos vemos en la tarde – le grita Lia a mi hermana y ella responde que sí.
En el transcurso a su casa no hablamos ni una sola palabra. Y cuando llegamos, ella se iba a bajar pero la detuve.
– ¿Quieres ir mañana al cine conmigo y después a comer? – le propongo.
– Claro que sí – me responde con una sonrisa y me da un beso en la mejilla para después bajar. Esta chica me tiene loco. Arranqué el auto y regresé a casa.
Al llegar, fui directo a mi habitación y cuando abro la puerta, estaba mi hermana allí tirada en el suelo con los brazos cruzados y su mirada a la nada. Me acerco a ella y me siento a su lado.
– ¿En qué piensas? – le pregunto con mi mirada al frente.
– En el día en que Emily se fue. Recuerdo que sufriste mucho por culpa de ella – me respondió con algo de tristeza en su voz y también haciéndome recordar algo que ya no quería recordar.
– ¿A qué viene eso? – le pregunto con algo de tristeza en mi voz por aquel recuerdo que llegó a mi mente.
– Viene a que Lia te quiere mucho. No lo demostrará, pero te quiere. Y sabes que tú, cuando estás al punto de dar el segundo paso en una relación, solo lo arruinas por tu miedo a volver a sufrir. Pero Lia es diferente y lo sabes. Ella nunca se había enamorado como se enamoró de ti. Ella tiene miedo a que le hagas daño y sufra. Por favor, te pido que si no vas en serio con ella, mejor termina las cosas antes de que Lia sufra – me responde con tristeza y dolor en su voz.
Pero esta vez ella se equivoca. Yo estoy enamorado de Lia y haré todo lo que sea para estar con ella.
– Esta vez no es así. Es diferente. Estoy enamorado de ella de una manera que no te imaginas. Con ella todo es diferente, me vuelve loco y te puedo decir con certeza de que la amo. Estoy enamorado de ella – le conté. Ella solo se encogió de hombros y se paró para irse.
– Solo te digo que no le hagas daño, ¿sí? – comentó antes de salir de mi habitación e irse.
Las horas pasaron. Llegó la tarde y fui a la casa de Jackson. Hoy nos íbamos a quedar ahí.
Al llegar, Jackson abre la puerta. Todos estaban ahí, nada más faltaba que llegara yo. Nos pusimos a jugar billar en el cuarto de juegos de su casa. Después de un buen rato jugando billar, fuimos al patio, ya que Jackson iba a hacer una parrillada.
Y ahí estaba Estefanía, la hermana de Jackson, una de las tantas chicas que me caen atrás. Se acerca, me saluda, pero gracias a Jeremy me deshice rápidamente de ella.
Jeremy me dijo que tenía que hablar. Era sobre Lia, ya que él no la quiere ver sufrir. Yo hablé con él, le expliqué mis intenciones con ella. Todo se resolvió. El resto de la tarde fue bien.
Los chicos y yo decidimos ver una película de acción. Un rato después de estar viendo la película, siento mi teléfono vibrar y era un mensaje de Lia. En la cara se me forma una sonrisa de tonto. Abrí el mensaje para leerlo y decía:
– Hola, ¿cómo estás? ¿Qué haces?
– Bien, ¿y tú? Estoy viendo una peli, ¿y tú? – contesté. Minutos después me llegó una notificación de otro mensaje.
– Bien, también estoy viendo una peli. Estoy en tu casa con las chicas – me respondió.
– Qué bien. Sabes, quisiera estar ahí para estar contigo – le respondo con un emoji triste.
– Jaja, tonto, eres un mentiroso – me contesta.
– No, es en serio. Te extraño. Quisiera que llegue mañana para verte – le contesté.
– Ah, por cierto, hablando de lo de mañana, ¿a qué hora nos vemos? – me pregunta.
– ¿Qué te parece si a las 4 te paso a recoger a tu casa? — le respondí.
– Okey, chao. Ya tu hermana me regañó. Saludos – me contesta.
– Chao, besos – le terminé de mandar el mensaje y vuelvo a ver la película.
Después de ver varias pelis, nos acostamos a dormir. Al día siguiente, después de desayunar, nos fuimos al jardín a jugar fútbol. Y cuando terminamos, jugamos en la Play de Jackson. Después de jugar por casi dos horas, me fui a casa.
Cuando llegué, comí algo y fui al gimnasio a hacer ejercicio. Cuando regresé a casa eran las 2:14 pm, así que fui a bañarme. Media hora después salí. Me vestí con unos jeans negros, una camisa blanca, una chaqueta de cuero negra y unas botas negras. Después vi algunos videos en internet para luego, cuando fueron las 3:40, fui a buscar a Lia.
Lia:
Cuando Alisia nos vio a mí y a Lucas besándonos, le expliqué todo lo que sentía por él y mi miedo de salir lastimada. Luego bajamos y ella empezó a desayunar. Lucas me trajo a casa y me invitó a una cita. Estoy feliz porque él me gusta. Es la primera vez que siento esto y lo voy a dejar fluir.
Cuando me bajé del auto, mi prima estaba asomada por la ventana y yo, con mi sonrisa de tonta enamorada, la saludé y entré a la casa. Al entrar, ella baja corriendo a donde yo estoy.
– ¿Qué pasa entre ustedes anoche? Cuéntame. ¿Ya sois pareja? – me preguntó toda acelerada y emocionada.
– A ver, primero relájate y sentémonos, ¿sí? – le digo aún con mi sonrisa de oreja a oreja.
– Ok – me dice, para luego sentarse y jalarme para que me sentara.
– Ahora sí, suelta – me reclama con emoción.
– Ok – le contesté y le conté todo con pelos y señales.
– Ahahaha, ¡qué emoción! Te invitó a una cita, ahaha – grita ella toda emocionada.
– Sí, aún no me lo creo – le digo, y ella me mira de repente con cara de pervertida.
– ¿Y te gustó el beso? ¿A que besa bien? – me pregunta. Yo me sonrojo, me río nerviosa. Ella se ríe de mí y yo le tiré un cojín a la cara.
– Eso no se pregunta – le contesté tirándole otro cojín.
– Bueno, solo dime, ¿besa bien? – me vuelve a preguntar. Yo vacilo y me río.
– Bueno, sí, besa muy bien – le respondo y nos echamos a reir.
– Ah, se me olvidó decirte. Alisia nos invitó a una noche de chicas en su casa sin chicos. Nos vamos a las 5:30, así que prepara las cosas. Voy a acostarme un rato, me duele la cabeza. Adiós – le comenté para luego irme a mi habitación y echarme a la cama.
Aún no me creo lo que pasó con Lucas ni que tenemos una cita mañana. Aunque tenga miedo de salir lastimada, me voy a arriesgar porque estoy enamorada de él.
Me paré de la cama, fui al armario, cogí una camiseta inmensa, una licra corta. Fui al baño, me duché y luego me acosté a dormir.
Siento que me están llamando y cuando me despierto, era mi hermano.
– ¿Qué quieres? – le pregunto algo somnolienta.
– Son las 2:30. ¿Piensas dormir todo el día? – me responde algo frío.
– No, no pienso dormir todo el día. Y ahora, si no tienes más nada que decirme, voy a dormir otro rato – le contesté con molestia.
– Lia, ¿qué pasó entre tú y Lucas anoche? – me preguntó él algo curioso.
– Entre nosotros no pasó nada. Yo me emborraché, él me llevó a su casa. Al llegar, me metió a la ducha con todo y ropa para que se me quitara la borrachera. Luego me dio algo de ropa, me cambié y me dio una habitación para que durmiera. Eso fue todo – le respondo algo molesta y cortante.
– No me mientas. Te escuché hablar con Sam. Yo no me voy a meter en esa relación. Solo te diré que te cuides para que luego no sufras, ¿me entiendes? – me contestó con tranquilidad.
– Sí, hermano, entiendo y me voy a cuidar, tranquilo – le afirmo con firmeza en mi tono de voz.
– Bueno, te creo. Pero no te voy a dejar que te vuelvas a acostar. Te vas a levantar y bajarás a comer algo. Vamos – me dice Jeremy, levantándome y llevándome a regañadientes a la cocina.
Luego de que comí algo, voy a mi habitación, preparo una mochila con ropa para tener todo listo para ir a la casa de Alisia.
Estuve con Sam viendo pelis hasta que fue la hora de irnos. Fui a la habitación de Jeremy y toqué. Me abrió, se estaba preparando para salir.
– ¿Vas a salir? – le pregunto al entrar.
– Sí, ¿por qué? – me responde.
– ¿Nos puedes dejar a mí y a Sam en la casa de Alisia? – le pregunto.
– No, mamá me compró la moto e iré en ella, así que coge las llaves del coche y vayan en él – me contestó rápidamente.
– ¿Te compró la moto? – le pregunto.
– Sí, Lia – me responde.
– Me la tienes que prestar. Sabes que soy mejor que tú – le digo emocionada.
– Sí, hermanita, sé que papá te enseñó junto conmigo y que tú, tan pequeña, me superaste. Pero bueno, chao, adiós. Me tengo que ir. Toma las llaves – termina de arreglarse, se acerca hacia mí, me da las llaves y sale para hacerme seña de que salga.
Salgo, llamo a Sam y nos vamos.
Al llegar, Alisia y las chicas nos estaban esperando. Entramos y fuimos a la habitación de Alisia. Empezamos a charlar un rato.
– Oigan, chicas, les tengo que contar algo – les informé.
– Ah, ¿el qué? – me pregunta Maya curiosa.
– Es que Lucas me dijo que le gustaba y ayer por la noche dormimos juntos porque yo estaba borracha y me trajo para acá. Ah, y cuando hoy me llevó a casa, me pidió que tuviéramos una cita – les conté. Todas chillaron y rieron.
– Ah, pero Lia ha omitido la parte que yo los cogí besándose, que parecía que se iban a comer – les comenta Alisia burlándose de mí. Yo me sonrojo, bajo la cabeza y comienzo a reír.
– Uy, estás arriesgando – comenta Vaneza burlonamente.
– Pero, espera, cuéntanos algo. ¿Cuándo es la cita? – menciona Alison curiosa.
– Es mañana – respondo sonriendo.
– Mañana, ahaha, ¡qué emoción! – chilla Verónica emocionada.
– Chicas, propongo algo. Mañana cuando nos vayamos, como andamos en el carro de mi primo, vamos, las llevamos a sus casa por algo de ropa, luego vamos a la casa de mi prima y se quedan hasta el lunes y así la ayudamos a ella a prepararse para la cita – propone algo emocionada mi prima Sam.
Todas estuvimos de acuerdo.
Después de estar charlando tanto, fuimos a la cocina porque teníamos hambre y se nos ocurrió preparar unas donas de chocolate. Hicimos un desastre, pero valió la pena. Decidimos hacer también una pasta para comer y las donas de postre.
Después de todo ese ajetreo, cada una de nosotras se dio una ducha. Estuvimos cocinando por casi tres horas. Cuando ya todas nos habíamos bañado, nos servimos la pasta. Luego de terminar, le tocó lavar los trastos a Maya. Después que terminó, hicimos unas palomitas.
Cuando estuvieron listas, cogimos las palomitas y las donas y subimos a ver una película. Después de un rato de estar viendo la peli, la verdad quería escribirle a Lucas, así que saqué el teléfono y le envié un mensaje que decía:
– Hola, ¿cómo estás? ¿Qué haces?
– Bien, ¿y tú? Estoy viendo una peli, ¿y tú? – me respondió rápidamente.
– Bien, también estoy viendo una peli. Estoy en tu casa con las chicas – le contesto.
– Qué bien. Sabes, quisiera estar ahí para estar contigo – me responde y rápidamente en mi rostro se formó una sonrisa que parecía una tonta.
– Jaja, tonto, eres un mentiroso – le contesté el mensaje y en mi cara seguía la sonrisa todavía dibujada.
– No, es en serio. Te extraño. Quisiera que llegue mañana para verte – me respondió instantáneamente y yo con mi sonrisa de boba.
– Ah, por cierto, hablando de lo de mañana, ¿a qué hora nos vemos? – le pregunté ya que en el auto no me dijo a qué hora nos veríamos.
– ¿Qué te parece si a las 4 te paso a recoger a tu casa? — me respondió. Ese momento veo por el rabillo del ojo a Alisia y a las demás que me están mirando con una cara que parecía decir: "En serio, ni vas a ver la película".
– ¿Qué haces? Lo que sea que estés haciendo con ese teléfono, déjalo y ponte a ver la película, ¿sí? – me regaña Alisia.
– Sí, ok. Contesto este mensaje y lo dejo – le respondo y ella asiente.
– Okey, chao. Ya tu hermana me regañó. Nos vemos mañana. Besos – le contesté.
– Chao, besos – me responde rápidamente. Después de leer el mensaje, suelto el celular y empiezo a ver la peli.
Luego de que vimos la peli, nos fuimos a dormir. Al día siguiente nos levantamos, nos duchamos y desayunamos, para después ir a la casa de Alison, Verónica, Maya y Vaneza a buscar sus cosas para que se quedaran en mi casa.
Luego de eso, decidimos irnos de compras al centro comercial. Nos pasamos toda la mañana de compras y después de que terminamos de comprar ropas, zapatos y accesorios, fuimos a una cafetería para comer algo.
Después de todo ese ajetreo, fuimos a mi casa y nos empezamos a probar las cosas. Después de ese largo tiempo probándonos la ropa, nos dimos cuenta que ya eran las 2:15, así que rápidamente me fui a bañar.
Al salir, ellas me habían escogido lo que me pondría. Era un vestido negro ajustado al cuerpo con unos tacones del mismo color. Después de vestirme y que ellas terminar de arreglarme, nos pusimos a ver una peli hasta que se oyó la bocina de un carro.
Así que nos asomamos y vi a Lucas recostado del auto mirando hacia mi ventana con una sonrisa. Se veía tan atractivo. Llevaba una camisa blanca, con una chamarra y unos jeans. Se veía super atractivo. Las chicas empezaron a chillar emocionadas y yo me les uní.
– Bueno, chicas, ya me tengo que ir. No lo quiero hacer esperar – les digo con una sonrisa para después coger mi bolso, dirigirme a la puerta y salir.
– ¡Suerte! – gritan desde la habitación.
Salgo de la casa, me acerco a él y lo saludo.
– Te ves guapísima – me dice con una sonrisa.
– Tú también estás guapísimo – le respondo y nos quedamos mirándonos por un instante.
– Creo que es mejor irnos o llegaremos tarde – le comento.
– Eh, sí, vamos – responde para luego abrirme la puerta del copiloto y hacerme seña de que entrara. Entro y él cierra la puerta. Se va a sentar mientras yo me pongo el cinturón. Él entra, se pone su cinturón, arranca el carro.
– ¿Qué película prefieres ver? – me pregunta Lucas con su mirada en la carretera.
– No sé, tal vez una de terror – le respondo mirándolo.
– Okey – dice dándome una mirada rápida y concentrándose en la carretera.
El resto del camino fue en silencio.
Al llegar, nos bajamos. Al entrar al cine, vamos por unos jugos y unas palomitas, para después dirigirnos a una sala en la que se iba a transmitir "El payaso diabólico" y sentarnos en una de las primeras filas.
Después de un rato, la peli empezó. En una escena me di miedo que instintivamente le agarro el brazo fuertemente a Lucas, enterrándole mis uñas y escondo mi cabeza en su hombro. Él solo se ríe y sigue viendo la peli al igual que yo, pero sin soltar su brazo.
Al terminar de ver la peli, salimos para dirigirnos al auto.
– La peli estuvo buena – comenté mientras caminábamos hacia el auto.
– Sí, buena y apenas dio miedo – contestó Lucas.
– Sí, apenas dio miedo – dije mientras llegábamos al auto. En realidad mentí, sí me dio miedo. Él al oírme se gira y me mira con una ceja levantada.
– ¿Que no te dio miedo? Ven, dile eso a mi brazo que tiene tus uñas marcadas todavía – me comentó riéndose de mí. Yo bajé la cabeza y solté una leve risa para después de eso subirnos al auto e ir a un restaurante con vista al mar.
Nos bajamos del auto, entramos y nos sentamos en una mesa cerca del ventanal. Lucas hizo una seña y un mesero vino a atendernos. Cuando llega a nosotros, nos entrega un menú a cada uno para escoger lo que íbamos a querer.
– ¿Y qué va a querer para comer, señor? – le pregunta a Lucas después de esperar unos minutos.
– A mí me puede dar una carne de cerdo en salsa de naranja – responde Lucas al camarero.
– ¿Y usted, señorita, qué va a querer? – me pregunta.
– Yo quiero costilla de cerdo con miel – respondo cuando me pregunta.
– ¿De postre qué van a querer? – pregunta a ambos.
– No sé, lo que pida ella – responde Lucas.
– Eh, quiero dos pasteles de chocolate – respondo.
– ¿Y para beber? – pregunta para terminar de tomar la orden.
– Vino tinto, ¿te parece bien, Lucas? – le pregunto con una sonrisa y asiente.
– Muy bien. En unos minutos les traerán su orden. Merezco si no me necesitan – comenta para irse.
– ¿A que es bella la vista? – le digo a Lucas con mi mirada al mar.
– Sí, es muy bella – me responde.
– Lia, la verdad es que quiero darme una oportunidad contigo. Quiero hacer las cosas bien contigo y quiero que seas mi novia. Te lo juro, no te haré daño – me decía mientras me tomaba de la mano y yo escuchaba lo que decía.
– Y te creo, Lucas, pero quiero ir despacio, ¿sí? – le respondo sonriendo y parándome y dándole un beso en la mejilla.
– Ok – respondió y yo sonreí.
Después de un rato, la comida llegó y empezamos a cenar.
Lucas:
Estoy pasándolo genial con Lia desde que empezó la cita. Estábamos cenando y cada que podía la miraba. Después de terminar de comer, nos trajeron el postre. Terminamos de comer y pedí la cuenta para después salir para ir al auto.
– ¿Qué tal si bajamos y damos un paseo antes de irnos? – le propongo a Lia.
– Sí, eso suena genial – responde, así que me agacho, le quito los tacones para después dárselos y quitarme mis zapatos. Cuando hago esto, me quito la chaqueta y se la doy.
– Gracias – me dice con una hermosa sonrisa en los labios.
– De nada, princesa. Vamos – le respondo mientras le tomo la mano para caminar.
Bajamos hasta la orilla y seguimos caminando por el borde de la playa hasta que nos sentamos a ver las estrellas por petición de Lia.
– ¿A que son hermosas las estrellas? – me comenta con una sonrisa mientras miraba al cielo.
– Sí, son lindas – le contesto.
– Sabes, ve aquella constelación de allí es la constelación de Orión, aquella otra es la Osa Mayor y esta otra es la Osa Menor – me contaba mientras iba señalando las constelaciones.
– Sabes mucho de estrellas, ¿quién te enseñó? – le pregunto curiosamente.
– Mi abuelo materno nos llevaba a mí y a mi hermano. Nos enseñó las constelaciones, sus significados. Nos contaba que los marineros las usaban para guiarse en el mar – me contó con algo de euforia en su voz.
– Quieres mucho a tu abuelo, ¿verdad? – le pregunto.
– Sí, mucho, pero él ya murió. Lo extraño mucho – me responde con tristeza en la voz.
– Creo que ya deberíamos de irnos – me dijo.
– Okey, vamos – le respondo para levantarme y ayudarla a parar. Después nos fuimos al coche para ya llevarla a su casa.
Cuando íbamos llegando a su casa, vimos a alguien tirado golpeado y paré para ver quién era.
– ¿Quién es? – pregunta Lia.
– No sé quién será – respondo.
Lia se fija mejor desde adentro del auto para ver quién es antes de bajarnos.
– Lucas, es Jeremy, es Jeremy – me dice muy alterada para bajarse y ir hacia él. Yo me bajo detrás y estaba ahí Jeremy todo golpeado y ensangrentado. Lia estaba llorando y pidiendo ayuda...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.