Cuando Llegaste Tú

Capítulo 10

Lia:
Cuando vi a Jeremy tirado y golpeado, mi mundo se fue abajo. Estaba tan aturdida que empecé a pedir ayuda. Cuando vi que Lucas estaba parado en shock, le empecé a gritar que llamara una ambulancia. Cuando reaccionó, por fin sacó su teléfono, mientras yo solo abrazaba a mi hermano que estaba tirado en el suelo, todo golpeado y ensangrentado.
Lucas se acercó a mí, me abrazó y me dijo que todo iba a estar bien. Minutos después, llegó la ambulancia para llevar a mi hermano al hospital. Yo me fui con él, mientras Lucas venía detrás de la ambulancia en su coche. Cuando llegamos, lo trasladaron rápido a urgencia. Yo solo lloraba. Lucas me abrazó para que me calmara mientras me decía que todo iba a estar bien.
– Debería llamar a mi mamá – le comento entre sollozos.
– Tranquila, yo me encargo de llamarla, sí – me responde, para luego apartarse para llamar a mi madre.
Cuando terminó de hablar, se acercó y se sentó a mi lado y me abrazó. Después de unos minutos, llegó mi madre con mi prima y las chicas. Llorando, me abracé a ella y luego de unos segundos nos separamos.
– ¿Qué fue lo que le pasó a tu hermano? – me pregunta con lágrimas en los ojos.
– No lo sé, mamá. Iba en el coche con Lucas y vimos a un chico tirado. Nos bajamos a ver quién era, resultó ser Jeremy, todo golpeado y ensangrentado. Rápido, Lucas llamó a la ambulancia y vinimos. Ahora está siendo atendido – le respondí, y ella cayó al suelo llorando. Me abracé a ella. Entonces mi prima y Lucas se agacharon para que me levantara y ayudara a mi madre a levantarse para que se sentara.
Luego, las chicas me abrazan y yo comienzo a llorar hasta que calmé y nos sentamos. Lucas se sentó a mi lado y me abrazó, las chicas se sentaron también. Después de un rato, llegó el médico.
– Familiares del joven Miller – preguntó el médico. Todos nos levantamos rápido.
– Yo soy su madre, ellas son su hermana y su prima, y ellos son amigos de mi hijo – respondió mi madre.
– Él está estable. Se le hicieron algunos hematomas y tiene una fractura en una pierna, pero está fuera de la gravedad. Ahora está sedado, pero puede pasar a verlo solo una persona – nos comenta, y cuando oí esas palabras, sentí un alivio.
Le digo a mi madre que entre ella, así que entró. Yo tenía algo de sueño. Le dije a las chicas que saldría a tomar aire. Lucas se ofreció a acompañarme y así salimos. Al salir, me abracé a él y empecé a llorar. Él solo se limitó a abrazarme hasta que me calmara.
– Tuve mucho miedo de perderlo – le comento entre sollozos.
– Tranquila, ya todo está bien. Él está bien, sí – me responde, separándome para limpiarme las lágrimas de mi rostro y dándome un beso en la frente.
– Tienes razón. Gracias por ser mi paño de lágrimas, aunque no lo tengas que hacer — le digo riendo leve. Él me levanta la cara para verme a los ojos.
– De nada, además te ves aún más guapa cuando lloras – me responde riendo, y yo también me río.
Él me roba un beso en los labios. Este fue diferente a otros porque fue suave y cálido. Cuando nos separamos, nos quedamos mirándonos por unos segundos.
– Deberíamos entrar, ya está haciendo frío, sí – me comenta. Asiento y entramos.
Las chicas estaban sentadas, así que me senté con ellas y empezamos a hablar un poco para matar el tiempo hasta que mi madre salga.
– Lia, creo que deberían ir a descansar. Yo me quedaré. Llamaré a Joshua después para decirle en la empresa que no iré a la empresa por unos días. Ya mañana vienes tú y te quedas por el día con él, sí. Mandas a avisar con las chicas que te ausentarás en la escuela unos días – nos dice mi madre.
– Sí, mamá, está bien. Pasaré a verlo para irme luego, sí – le respondo.
– Está bien. Lucas, ¿las puedes llevar? – le pregunta mi madre a Lucas, y él asiente.
Luego yo entro a ver a mi hermano. Cuando salgo, las chicas, Lucas y yo vamos hacia el auto para irnos para mi casa. Cuando llegamos, las chicas se bajan del auto, menos yo, que me quedo con Lucas adentro.
– Deberías quedarte, ya es muy tarde – le propongo.
– No sé, no quiero molestar, además no tengo ropa – me comenta.
– No molestas, y por ropa no te preocupes, te puedo prestar alguna de mi hermano – le respondo con una sonrisa.
– Bueno, está bien. Parqueo el carro y entramos, sí – me comenta. Yo asiento. Él parquea y entramos.
Al entrar, las chicas estaban sentadas en el sofá, comiéndose unos sándwiches de queso con refresco de coca cola.
– ¿Se va a quedar mi hermano? – me pregunta Alisia.
– Sí, le dije que se quedara. Ya es muy tarde y creo que es mejor que se quede a dormir aquí – le respondo, y ella asiente.
– Chicas, ¿y si vamos a la habitación? – les propone Maya.
Todas asienten, suben a la habitación de invitados donde dormiríamos, excepto mi prima, que se queda y se acerca a mí.
– Quédate con él, así duermen juntos – me susurra en el oído. Yo solo me río. Ella se aparta riendo y sube a la habitación corriendo para dejarnos solos.
– Bueno, vamos. Te llevo a la habitación de mi hermano – le comento a Lucas. Él asiente y me sigue para ir a la habitación de mi hermano.
Lucas:
Lia me llevó a la habitación de su hermano y al llegar me dijo que la esperara ahí, ya que iría a buscarme ropa para cambiarme. Después de un rato, llegó con una ropa y me la entrega.
– Si te quieres bañar, ahí está el baño – me dice, indicándome dónde está.
– ¿La ropa es nueva? – le pregunto, ya que la ropa se ve nueva.
– Sí, la compré para mi hermano hace unos días y no la ha usado – me responde sonriendo.
– ¿Le compras la ropa a tu hermano? – le pregunto con curiosidad.
– Sí, la mayoría de las veces se la compro yo, ya que él dice que tengo un muy buen sentido de la moda – me contesta sonriendo tiernamente.
– Ah, ok – digo sonriendo.
– Bueno, me voy. Ponte cómodo – me dice para ir hacia la puerta.
– Ah, sí, quieres lavar la ropa, en el baño hay una lavadora – me comenta para entonces sí salir de la habitación.
Me senté al borde de la cama y miré al suelo, y me pasé las manos en la cabeza, pensando en todo lo que pasó. Y la verdad me dolió ver cómo se puso Lia y cómo estaba mi mejor amigo. No imaginaba que este día iba a terminar así.
Me levanté de la cama, fui al baño, me quité la ropa para ponerla a lavar y me di una ducha. Me puse lo que me dio Lia, luego tiendo la ropa, para después ir a acostarme en la cama. La verdad es que me hubiese gustado que la noche no hubiera terminado en tragedia. Cogí el teléfono y para despejar la mente me puse a jugar en él.
Después de un rato, recibí un mensaje. Era de Lia, así que lo abrí rápido para ver qué decía.
– ¿Ya estás dormido? – me pregunta en el sms.
– No, aún no puedo dormir – le respondí el sms.
– Yo tampoco puedo dormir. Las chicas ya están dormidas – me contesta.
– Es por la preocupación y por todo lo que pasó. Escucha música a ver si te relajas – le respondo con una carita sonriente en el sms.
– Sí, creo que tomaré tu consejo – me contesta.
Así seguimos hablando por sms por un rato hasta que ella se despide para irse a dormir, así que yo decidí hacer lo mismo. Apagué el teléfono y me dispuse a dormir.
Eran las 2:40 am de la madrugada cuando me despierto y decido ir a la cocina por un vaso de agua. Estaba pasando por la habitación de Lia para ir así a la de su hermano, escucho como si estuviera llorando. Me acerco y abro la puerta a ver qué tiene.
– Ayuda, ayuda, alguien me escucha, necesito ayudaaaaa – la oigo gritar.
Cuando abro la puerta, voy así a su cama, ya que está teniendo una pesadilla. Me siento en la cama, la muevo un poco. Ella se despierta super sobresaltada, asustada y llorando.
– Tranquila, tranquila, soy yo, Lia. Mírame, soy Lucas – le digo, y ella solo se abraza de mí llorando, mientras la trato de tranquilizar.
Lia:
Cuando Lucas me despertó, estaba asustada y me abracé a él llorando, ya que había tenido una pesadilla horrible.
– Tengo mucho miedo, no me dejes sola, por favor – le pido en una súplica.
– Tranquila, cariño, no te voy a dejar sola. Sí, voy a estar aquí contigo – me dice tratando de tranquilizarme.
– Gracias – digo en un susurro.
Nos quedamos abrazados un largo rato hasta que yo me calmé. La verdad es que estar abrazada a él...
– ¿Qué fue lo que soñaste? – me pregunta cuando nos separamos un poco.
– No fue un sueño, más bien fue como un recuerdo que no deja de atormentarme, que sigue ahí por más que trato de olvidarlo – le contesto.
– ¿Me puedes contar? – me pregunta, y asiento.
– Yo tenía un hermano gemelo. Se llamaba Landon. Éramos inseparables, pero hace un año lo perdí. Íbamos camino a ver a nuestros abuelos a las afueras de la ciudad. Éramos nosotros dos solos, ya que ni Jeremy, ni mi otro hermano Nicholas podía ir con nosotros, así que éramos nosotros solo – hago una pausa para limpiarme las lágrimas.
>> Íbamos muy emocionados cantando por la autopista, hasta que un camión se nos metió enfrente. Landon trató de esquivarlo, pero no le dio tiempo. El camión nos chocó y nos salimos de la carretera volcándonos. Ambos quedamos aturdidos. Cuando reaccioné, busqué a mi alrededor a Landon y este se había salido del auto por el cristal del frente. Cuando salgo, veo que está un poco consciente y voy hacia él, abrazándome llorando, diciéndole que todo iba a estar bien. En ese momento no me importaron mis heridas, mi hermano se estaba muriendo – hago otra pausa, que se me hace doloroso hablar de eso.
>> Grité pidiendo ayuda, y el hombre del camión que nos chocó llamó. Estaba bien, solo tenía un golpe en la cabeza. Él fue el que llamó a una ambulancia para que vinieran. En el transcurso de la espera, mi hermano empezó a escupir sangre por la boca y agonizando me dijo "Te amo, Lia" antes de quedar inconsciente completamente. Cuando la ambulancia llegó, era muy tarde, ya mi hermano había muerto – las lágrimas eran incontrolables, ya que me causa mucho dolor hablar de eso.
>> Esa fue la última vez que vi a mi hermano, la última vez que me regaló una sonrisa y me dijo "Te amo". El dolor de su pérdida me consumió. A mis padres les pegaron una multa por dejar conducir a un menor. En cuanto a mí, me quedé una semana en el hospital y cuando regresé a casa no salí del cuarto de mi hermano. Me encerré ahí por semanas. Había perdido a la mitad que me completaba, estaba sola – termino de contarle, y él me abraza.
– No estás sola, me tienes a mí. Nunca te voy a dejar, lo prometo – me dice, dándome un beso en la frente.
– ¿Te puedes quedar conmigo a dormir? – le pregunto, apartándome un poco.
– Sí, claro – me responde con una sonrisa cálida.
Nos acostamos abrazados. Él me empieza a acariciar el cabello lentamente, cosa que me tranquiliza. Seguimos en silencio y no sé cuándo, pero me quedé profundamente dormida abrazada de él.
Lucas:
Han pasado ya una semana desde lo que ocurrió con Jeremy. En esta semana, Lia y yo seguimos teniendo citas. Ella me ha contado muchas cosas sobre su vida. En cuanto a Jeremy, se recuperó rápido y volvió a la escuela. A los que lo dejaron así los capturaron rápido.
Hoy es sábado y tendré una cita con Lia, así que aprovecharé para pedirle que sea mi novia oficialmente. De hecho, le estoy preparando una gran sorpresa. Mi hermana, Jeremy, Alison, Maya, Verónica y Vaneza me están ayudando en todo, porque le estamos preparando un picnic en la playa por la noche.
Ellos tuvieron la idea de armar una carpa, así que pusimos un colchón y lo cerramos tipo una casa de campaña. Luego pusimos una fila de antorchas para iluminar. Por el medio de las antorchas decidimos echar pétalos de rosas. Compramos fruta y algunas otras cosas y lo pusimos en un costado del colchón. Arriba del colchón hicimos un corazón.
Cuando terminamos de preparar todo, Jeremy llevó a las chicas a su casa y yo me fui a preparar a la mía. Cuando me bañé, me puse unos jeans blancos, con una camiseta blanca y unas botas. En una mochila eché un traje de baño que mi hermana me había ayudado a escoger para Lia y un traje de baño para mí.
Cuando terminé de prepararme, fui a una floristería y compré un ramo de rosas rojas gigante, para luego ir a comprar unas velas para ir hacia la playa a terminar de colocar las velas y dejar los trajes de baño, junto con una camisa, un sombrero y gafas que le compré a Lia. Cuando terminé, me dispuse a irla a recoger a su casa.
Lia:
Dos semanas pasaron desde lo que ocurrió con Jeremy. Él ya se recuperó, regresó a la escuela y cogieron a los que le hicieron daño. Con respecto a Lucas, pues seguimos teniendo citas y lo que pasó esa noche entre él y yo he tratado de no tocar el tema, ya que no ha vuelto a pasar. Solo estoy esperando a que me pida ser su novia oficial.
Hoy sábado tenemos una cita. Estoy ansiosa. Mi prima y yo nos pasamos casi todo el día de compras para elegir ropas nuevas para ambas. Cuando llegamos a la casa, cociné algo para ambas. Mi hermano no se encontraba en casa y mi mamá salió de viaje por cuatro días, así que solamente preparé algo para mí y Samantha.
Cuando terminé, comimos y nos fuimos a ver una película a la habitación. Después de un tiempo, llegaron las chicas, ya que se iban a quedar en mi casa este finde, y mi hermano también llegó. Le preparé algo de comer a él y a las chicas, para luego ir todas las chicas a la habitación y probarme todo lo que me había comprado para decidir qué me pondría.
Cuando terminamos, vimos otra peli y luego, cuando se acabó, me comencé a preparar. Me bañé y me puse un vestido blanco que me queda un poco más arriba de la rodilla que ellas eligieron, y unas sandalias bajitas de este mismo color. Ellas me peinaron y me maquillaron.
Cuando terminó, al rato llegó Lucas. Nos fuimos a un parque de diversiones y luego a cenar. Cuando terminamos de cenar, salimos y nos montamos en el coche.
– Te tengo una sorpresa – me anuncia con una sonrisa, para luego arrancar el carro.
– ¿Una sorpresa? ¿A dónde iremos? — le pregunto con curiosidad.
– Ya verás, además si te digo dejará de ser sorpresa – me responde con una sonrisa de divertida.
– ¿Te gustó el ramo que te regalé? – me pregunta con su mirada en la carretera y una gran sonrisa.
– Sí, está muy hermoso, gracias – le respondo con una sonrisa.
Después de un tiempo, llegamos a una playa. Él me abre la puerta y yo me bajo.
– Gírate – me ordena y me pone una cinta en los ojos y no veo nada.
– ¿Qué pretendes con esto? ¿A dónde vamos? – le pregunto con curiosidad y riéndome a la vez.
– Ya verás – me contesta, luego me gira y me ayuda a caminar, ya que yo no podía ver nada. Después de un rato caminado, me para y veo unas antorchas que llevan a lo que parecía una casa de campaña. Todo estaba muy hermoso.
– Todo esto está hermoso, Lucas. Qué lindo – cuando me giro a verlo, él me toma de la mano.
– Mira, ya llevamos teniendo citas hace dos semanas. Lo que siento por ti incrementa cada día más. Te amo más de lo que pensé llegar a amar a alguien y quiero pedirte que seas mi novia...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.