Cuando Llegaste Tú

Capítulo 16

Lucas:
Habían pasado ya un mes desde mi accidente en auto y de que me enterara de que tengo cáncer. Cuando lograron contactar con mi familia, les pedí que no dijeran nada. Según lo que me habían dicho los médicos, solo me quedaban 10 meses de vida. Empecé con las quimioterapias y todo iba bien con el tratamiento, aunque a pesar de todo eso, aún no se lo he contado a nadie.
Pero solo estoy pensando en Lia, en qué pasará si sigue a mi lado. Yo sé que si se entera va a querer estar conmigo, se va a dedicar a mí y no quiero que eche a perder 10 meses de su vida en una persona que tal vez nunca se vaya a curar. Aunque la ame, creo que lo mejor será terminar y que se desilusione de mí. Pasaré solo un tiempo más estando con ella, a modo de despedida. Aunque la ame, no quiero que sacrifique su vida por mí.
Hoy se gradúa de la preparatoria y voy en camino a verla con un gran ramo de rosas para regalarle. Estaba muy feliz por ella. Al llegar, fui a la sala donde estaban dando los diplomas. Me senté en una silla a ver la ceremonia. Cuando terminó, me acerqué a ella y a su familia, la felicité, le regalé el ramo de rosas con un collar.
Después de la fiesta en su escuela, fuimos a celebrar a un restaurante que habíamos reservado dos días antes por si acaso. Después de toda la celebración, me quedé a dormir en su casa. Al siguiente día, desperté y la vi durmiendo muy profundamente. La observé, ella era tan bella. Estoy enamorado de ella de una manera que nadie imagina y, conociéndola, sabía que si se enteraba podía dejar todo por mí, pero eso no lo voy a permitir.
– Buenos días – dijo despertando.
– Buenos días, ¿cómo dormiste? – le pregunté acercándome a ella dándole un leve beso en los labios.
– Muy bien – me responde sonriendo.
– Pues a despertar, que iremos a un lugar que te va a gustar – le digo parándome de la cama.
– ¿A dónde? – me pregunta.
– Ya verás, amor – le respondo.
Después de que se duchara, fuimos a mi casa. Me duché y me cambié de ropa. Cogí la cesta de comida que le había pedido a mi madre el día antes para irnos. Llegamos a un bosque donde haríamos un picnic y nos pasamos el día ahí. Después de eso, la llevé a su casa para después irme a la mía. Al llegar, me duché y me acosté a dormir.
Al siguiente día, me duché para luego desayunar e irme al hospital, ya que me tocaba la quimioterapia y luego una consulta con el doctor. Al llegar, me atendieron súper rápido. Cuando salí de la consulta, me encontré a Emily en el pasillo. Ella me miraba sorprendida.
– Lucas, ¿qué haces aquí? – me pregunta curiosa.
– Yo estaba en una consulta – le respondí.
– ¿Tienes cáncer? – me pregunta confundida.
– Y eh... Emily, ¿podemos hablar afuera? – le digo y ella asiente.
Salí del hospital junto con Emily. Fuimos a la cafetería para hablar más tranquilos. Pedí un café y me senté en la mesa que ella había escogido.
– Y bien, respóndeme, ¿tienes cáncer, sí o no? – me dice seria desde su asiento.
– Sí, tengo cáncer. Según lo que me han dicho los médicos, solo me quedan como máximo 10 meses de vida – le respondí y ella cambió su cara a una de preocupación.
– ¿Y tu familia y Lia lo saben? – me pregunta.
– No, no lo saben, no se los he dicho. A Lia tampoco y por nada del mundo se puede enterar – le respondí serio.
– ¿Por qué? Díselo a tu familia, a Lia. Sabes que ella te ama y por nada en el mundo te va a dejar solo – me dice con furia y tristeza mezcladas.
– A mi familia se lo voy a contar en estos días, pero a Lia no. Tú misma lo dijiste: ella es capaz de dejar todo por mí y, conociéndola, no va a ir a estudiar a la universidad en Estados Unidos que ella quiere. Y no voy a dejar que desperdicie su vida en una persona que no sabe si mañana amanecerá vivo – le contesté triste.
No quiero dejar a Lia, la amo y mucho, pero no puedo dejar que ella se quede a mi lado para cuidarme cuando no sé si funcionará el tratamiento.
– Lucas, no creo que sea la mejor decisión que vas a tomar. Creo que deberías decírselo, ella merece saberlo – me dice con seriedad.
– No, ya tomé una decisión. Se me ocurrió un plan y tú me tienes que ayudar – le comento con seriedad.
– Lucas, ¿qué estás planeando? – me pregunta.
– Quiero que finjas que regresamos. A ver, si te pregunta que si regresamos, dile que sí. Conociendo a Lia, no se va a tragar que quiera terminar con ella de la noche a la mañana, así que si le digo que me gustas tú y le hago creer que ya no la amo, será lo mejor. Así sé que se irá – le conté.
– Lucas, no creo que eso sea lo correcto – me dice ella con cara de duda.
– Te lo ruego, Emily. Te lo pido, si alguna vez me llegaste a amar, haz esto por mí, sí – le rogué.
– No dejo de pensar que eso no es lo correcto, pero lo haré. Pero eso sí, solo esta vez, ¿entendido? – me contesta seria y algo molesta.
– Muchas gracias, Emily. Ya me tengo que ir, adiós – le comenté parándome para irme.
– Adiós – le oí decir.
Después de salir, llegué a la casa, me duché, me cambié de ropa y pasé el día encerrado en mi habitación. Al siguiente día, me levanté, me duché y llamé a Lia que viniera, que quería hablar algo muy importante con ella. Lo pensé muy bien, era lo mejor. Tenía que terminar con ella. Sé que si le cuento que tengo cáncer, va a dejar todo por mí y no puedo hacer que desperdicie su vida en mí. Ya había tomado una decisión y no había vuelta atrás.
Lia:
El día del picnic lo pasé increíble. El siguiente día lo pasé con mis hermanos, mi prima y la prometida de Nick. Lo pasé súper bien con ellos. Ya en la noche, fuimos a un restaurante de comida china. Después de que salimos del restaurante, fuimos a ver una película para, después de que se acabara, regresar a casa. Al llegar, me duché y me acosté a dormir.
A la mañana siguiente, me duché y me preparé para ir a casa de Lucas, ya que me había llamado para que fuera a su casa que tenía algo importante que decir. La verdad, en estos dos meses que él lleva acá, ha cambiado, y más después de su encuentro con Emily. A veces me evita varios temas, otras pone excusas para no verme y cuando nos veíamos, ponía excusas para irse tras recibir llamadas. Todo eso empezó hace como un mes. Y tengo miedo, mucho miedo, de que ya no me quiera y me deje. En nuestro año y pico de relación, no se había portado así ni cuando se fue a Corea. Si ya no me ama y me deja, me destrozará el corazón.
Después de desayunar, me fui a su casa. Al llegar, toqué y él me abrió, guiándome así a la sala.
– Y, ¿de qué quieres hablar? – le pregunté con curiosidad.
Él dudó, se veía tenso. Sé que lo que me va a decir no es nada bueno y eso me daba miedo, mucho miedo. Tras un minuto, parecía decidido a hablar.
– Mira, voy a ir directo al grano: quiero terminar – me responde con un semblante neutro.
Esas palabras inundaron mi mente. Era lo que temía. Quería terminar conmigo. Las lágrimas inundaron mi rostro en cuestión de segundos.
– ¿P-por qué? ¿Acaso ya no me amas? – le pregunté con la voz entrecortada.
– No, ya no te amo. Amo a otra persona, lo siento – me responde sin ninguna expresión en el rostro.
– ¿Quién? ¿Quién es? Dímelo – le pregunté entre sollozos.
– Ya no te amo, amo a Emily. Creí que no volvería a sentir algo por ella, pero me he dado cuenta de que la amo. Estoy completamente enamorado de ella. Sé que con esto te estoy haciendo daño, pero yo y ella nos estuvimos viendo durante este último mes. Me he dado cuenta de que aún la amo – me responde. Su cara no decía nada, estaba sin expresión.
– Entonces, ¿me estabas engañando todo este tiempo? – le pregunto y él solo se quedó callado. – Responde, joder – le grité llorando.
– Sí, lo siento – me responde.
– No, no lo sientes – le solté. – Nunca lo sentirás. Te dije que no me hicieras daño, que no me rompieras el corazón y lo hiciste. Yo nunca me había enamorado, nunca había creído en el amor porque siempre pensé que eso era para débiles – le dije respirando. – Pero sabes una cosa: todo eso cambió. Mi vida cambió. Todo ese cambio pasó cuando llegaste tú a mi miserable y estúpida vida. Me prometiste que nunca me lastimarías y lo hiciste. Me rompiste el corazón en mil pedazos – le solté gritando y sollozando.
– Lo siento. Quisiera decirte que es una broma, Lia, pero no es así. Ya no te amo, no siento absolutamente nada por ti. Lo siento – me grita ya molesto.
– Te odio, Lucas. Te odio, te odio, te odio, te odio – le grité golpeándolo en el pecho.
Le grité tantas cosas antes de salir por la puerta e irme a mi casa. Al llegar, me tiré en el suelo de la entrada a llorar. Lo había hecho, me había roto el corazón en pedacitos. Las lágrimas salían de mis ojos sin control. Estaba destrozada por dentro.
Sentí pasos y, al mirar, veo a mi prima acercándose. Ella se agacha. Yo rápidamente me abracé de ella llorando. En ese momento, se abrió la puerta, dejándome ver por encima de los hombros de mi prima a mis hermanos.
– ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras, Lia? – pregunta mi prima abrazándome.
Yo solo lloro. Las miradas de mis hermanos se fijan en mí preocupados.
– ¿Qué pasó, Lia? ¿Por qué estás llorando? – me preguntan Jeremy y Nick al mismo tiempo.
Yo me aparté de mi prima, limpiándome las lágrimas y respirando para controlarme la respiración para poder hablar.
– Terminó conmigo. Lucas me dejó por su ex novia de la secundaria – solté volviendo a llorar.
– Hijo de puta, lo voy a matar – dijo saliendo por la puerta hecho una furia.
Yo solo me paré desconsolada, yendo a mi habitación. Mi prima fue detrás de mí. Mi hermano Nick se quedó con su prometida y Karol en la sala para dejarme sola con mi prima en la habitación. Cuando llegamos, me recosté en las piernas de mi prima. Me pasé hablando con ella y llorando hasta que me quedé dormida.
Lucas:
Después de que Lia se fuera, solo pude tirarme al suelo y llorar. Pero ya había tomado una decisión y no había vuelta atrás. Me paré del suelo, me di una ducha. Al salir, preparé algo de comer y me senté en el sofá de la sala viendo el televisor. Después de un rato, tocaron la puerta y me dirigí a abrirla.
Al abrirla, lo primero que recibí fue un puñetazo que me dejó aturdido tirado en el suelo. Al ver quién era, me doy cuenta de que es Jeremy.
– Pero, ¿a ti qué te pasa? – le pregunto furioso.
– ¿Cómo te atreviste a hacerle eso a mi hermana, eh? – me contesta con una pregunta, agarrándome de la camiseta.
– ¿Qué quería que le dijera? ¿Que aún la amo cuando no es así? – le solté fingiendo furia.
En realidad, lo que sentía era dolor, dolor en mi corazón por lo que le hice a Lia, porque yo la amo, la amo con locura y fui un completo idiota.
– No, pero por lo menos no le dijeras que la dejaste por tu ex de la secundaria – me dice furioso.
– ¿Y qué quieres que le dijera? ¿Una mentira? – le pregunté soltándome a la fuerza de su agarre. – Mira, Jeremy, lo hecho, hecho está y no va a haber vuelta atrás. Ya no amo a tu hermana, así que no iba a estar con ella. Así que ahora te vas de mi casa – le solté fingiendo furia e indiferencia.
– Sabes, creí que mi hermana había logrado cambiarte, pero sigues siendo el mismo capullo e imbécil de siempre – me dijo saliendo de mi casa.
El dolor y la tristeza me inundaron por dentro. La había cagado, cagado y bien. Me había comportado como un idiota con ella, la había destrozado por dentro.
Pasó una semana en la cual no salí de mi casa, al menos que no fuera a la fisioterapia. Evité a mi hermana, la cual estaba desilusionada por lo que le hice a Lia. Hoy es jueves. Estaba en mi habitación cuando tocan la puerta.
– ¿Quién es? – pregunto.
– Soy yo, hermano – responde mi hermana del otro lado de la puerta.
– Entra – le digo.
La puerta se abre, dejándome ver a mi hermana con los ojos medio hinchados como si hubiese estado llorando.
– ¿Qué pasa? ¿Por qué llorabas? – le pregunté preocupado.
– Pasa que Lia se va a Estados Unidos por tu idiotez – me contesta triste.
Esas palabras tocaron mi corazón, destrozándome. Se iba y esta vez para siempre. No la volvería a ver, no la volvería a besar. Pero aunque la idea me doliera, algo me decía que había hecho lo correcto.
– ¿Y qué? Así es mejor, que se vaya lejos – le solté secamente.
Cada vez que hablaba era como si yo mismo me clavara un puñal en el corazón, destrozándome yo mismo.
– Dios, Lucas, para ya – suelta histérica. – Ya deja de fingir que no te importa cuando sabes que sí. Joder, eres idiota. Engañaste a Lia, pero a mí no me vas a engañar. Sé que no dejaste a Lia por Emily, como también sé que tampoco la engañaste con Emily. Así que deja de mentirme y dime la verdad de qué pasó para que la dejaras – me dice un poco más calmada.
– ¿Cómo sabes que no la dejé por Emily? – le pregunto serio.
– Joder, es conmigo con quien estás hablando. Soy tu hermana, no ninguna extraña. Además, te conozco mejor de lo que me conozco yo. Así que venga, dime cuál fue la verdadera razón – me contesta.
– Prométeme que si te lo cuento no te vas a tirar encima mío llorando, ni me vas a tratar con lástima – le comento.
– Me estás asustando, pero vale, lo prometo – me responde.
– ¿Te acuerdas del accidente que tuve hace como un mes atrás? – le pregunto y ella asiente. – En ese accidente me hicieron varios estudios y descubrieron que tenía cáncer. Después de eso, seguí asistiendo a consultas. Fue cuando me enteré de que solo tenía 10 meses de vida – le conté.
– ¿Te vas a morir? – pregunta en un atisbo de voz, palideciendo.
– No lo sé. Lo más probable es que sí – le contesté.
Ella estaba en shock, procesando todo lo que le había contado. Después que procesó todo, se tiró encima mío a llorar.
– ¿Por qué no lo dijiste antes? – me pregunta entre sollozos.
– Porque no sabía cómo hacerlo – le respondí.
– Hay que decírselo a mamá y a papá – me dice.
– Sí, se lo diremos cuando vuelvan, sí – le digo y ella asiente.
– ¿Y qué hay con Lia? – me pregunta separándose de mí.
– Ya tomé una decisión: la dejaré ir. Ella tiene que ser feliz y yo sé que no lo va a ser a mi lado – le respondí.
– Bueno, esa es tu decisión – me dice.
Ella se va y yo me quedo solo en la habitación. Me acosté a dormir para olvidarme de todo.
Lia:
Ya pasó una semana desde que Lucas y yo terminamos. Había decidido irme para Nueva York con mis hermanos Nick y Jeremy. Ya estábamos en el aeropuerto esperando para abordar el avión, ya que salía en una hora.
El tiempo pasó e íbamos a abordar el avión. Me iba a ir por un largo tiempo de aquí y esta vez no por un mes, sino por años. Era una decisión que había tomado...
5 AÑOS DESPUÉS
Lia:
El público aclama el nombre de Lilian, la cual era yo. Ya han pasado años desde que me fui de España. Lilian, un fantasma que creé, ya que nadie conocía el rostro detrás de esa diseñadora de ropa y cantante estadounidense Lilian. Había ocultado mi identidad para darle misterio a mi vida.
Dos meses después de que me fui de España, me enteré de que estaba embarazada de gemelos y decidí que los tendría. Estudié diseño y moda. Después de unos meses, tuve a mis hijos. Cuando terminé de estudiar, me hice cargo de la empresa LA, cambiándole el nombre a ALJ. Fue cuando di mi debut como cantante, ocultando mi identidad y poniéndome de nombre Lilian. Creé un grupo de empresas. Ahí fue cuando empecé a diseñar, ocultando mi identidad tras el mismo nombre de Lilian. También me hice la mejor productora de música, empresaria y directora de cine con mi propio nombre.
Logré construir todo un imperio empresarial con todo mi esfuerzo. Mi hermano Nick se casó y tiene un niño de 4 años. Jeremy se casó con Alison hace dos años y tienen un niño de un año. Mi vida cambió. Ahora yo era madre de gemelos maravillosos de cinco años. A mi hijo le puse Andrew, por mi padre, y a mi hija le di como nombre Ambar, por mi abuela. Eran dos niños maravillosos, amados por todos. Se parecen mucho a su padre, que es Lucas, pero él no sabe de su existencia, ya que yo pedí que nadie le contara. Fue una decisión que tomé hace mucho tiempo.
Salí al escenario y empecé a cantar. Cuatro horas más tarde, ya había acabado el concierto e iba de camino a mi casa. Luego de llegar, fui a la habitación de mis hijos. Les di un beso a ambos suave para no despertarlos, ya que estaban durmiendo. Después me duché y me acosté a dormir.
Al día siguiente, desperté a mis hijos, los preparé y los llevé a la escuela. Al dejarlos, me despedí de ellos con un beso y me dirigí a la empresa. Cuando llegué, fui directo a la sala de ensayos y ensayé por lo menos 2 horas. Luego fui a mi despacho, donde había un baño. Me di una ducha y me senté a revisar papeles.
Después de un tiempo, mandé a mi asistente a por algo de comer para mí, ya que me había dado hambre. Después de un rato, tocan la puerta y al segundo siguiente se abre, dejándome ver a mi asistente.
– Señora, aquí están sus donas y su descafeinado – me dice al entrar.
– Muy bien, Leila, déjalo en la mesa – le dije.
Los deja en la mesa para ir hacia la puerta cuando se detiene y se gira hacia mí.
– Señorita, una mujer la estaba buscando. Me dijo que le dijera que necesita hablar con usted – me informa.
– ¿Y te dijo cómo se llamaba? – le pregunté sin dejar de mirar los documentos en mi mano.
– Dijo que se llamaba Emily – responde.
Al oír el nombre, me sorprendió. Emily era la prometida de mi socio y mejor amigo, Jackson Brown. Cuando me enteré de que era ella, me sorprendió, pero lo que más sorprendió fue que no estuviera con Lucas. La diseñadora de su vestido soy yo, pero para ella es Lilian.
– Emily...




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