Cuando Llegaste Tú

Capítulo 17

Lucas:
Han pasado ya 5 años. En este tiempo, mi vida cambió. Regresé a Seúl dos meses después de que me enterara de que tenía cáncer. Mis padres y mi hermana también se fueron a vivir a Seúl. 8 meses después de que descubrieron que tenía cáncer, me informaron que el tumor había disminuido un poco, lo que le causó mucha felicidad a mi familia. Después de 4 meses de que me dijeran que había disminuido, me informaron de que había desaparecido, que ya no tenía cáncer. Ahí me di cuenta del error que había cometido con Lia, pero ya no había vuelta atrás. Le había hecho mucho daño, así que decidí seguir con mi vida.
Ya cuando iba en el último año de universidad, me propusieron un contrato con una discográfica y acepté. Cuando me gradué, seguí viviendo en Corea. Ya era un cantante conocido internacionalmente y tenía muchas fans. Un mes después de graduarme, viajé a España. Me hice cargo de la empresa de mi padre. En España solo estuve un año, pero me volví el mejor empresario de toda España.
El tiempo pasó y muchas cosas cambiaron. Por ejemplo, Emily es mi socia y además mi mejor amiga. Se va a casar con Jackson Brown, un empresario estadounidense. Mi hermana se fue a vivir a Londres a estudiar después de graduarse de la preparatoria, donde conoció a un chico llamado Michael Morgan. Ya llevan un año de relación. A Jeremy no lo volví a ver desde que dijo que me olvidara de nuestra amistad por lo que le hice a Lia. En cuanto a mis otros amigos, ellos se casaron y tienen hijos.
Yo llevo viviendo alrededor de 4 o 3 años en Corea y decidí regresar a España por el matrimonio de Emily y así conocer a su prometido. Hoy salía hacia España. En todo mi viaje a España, me lo pasé durmiendo. Al llegar, un chofer me recogió y me llevó a la casa. Al llegar a mi casa, me di una ducha. En una semana conoceré al prometido de Emily, ya que nunca nos hemos visto, y lo conoceré el día antes de la boda. Después de ducharme, comí algo y me acosté a dormir.
Lia:
– Emily – solté seca.
– Sí, así dijo que se llamaba – responde.
– Sí, hazla pasar – le dije.
Ella asiente para después irse y yo vuelvo a concentrarme en la pelirubia. Así que dejo los papeles a un lado para concentrarme en ella.
– Hola, Lia, ¿cómo has estado? – Saluda con una sonrisa.
– Hola, Emily, bien, ¿y tú? – correspondí su saludo.
– Bien. Cuánto tiempo sin verte – me comenta.
– Cinco años. Han pasado cinco años sin vernos en persona – le contesté.
– Sí, mucho tiempo – dice para sentarse.
– Y bueno, ¿qué te trae por acá? – le pregunto.
– Sabes que la semana que viene me caso. Así que Jackson me pidió que te trajera tu invitación, aprovechando que venía a Estados Unidos por mi vestido de novia – me responde sacando la invitación y dándomela.
– Ah, muchas gracias. Dile a Jackson que estaré allá lo más rápido posible – le digo.
– Bueno, me tengo que ir – me dice para levantarse e ir a la puerta.
– Ah, se me olvidaba. Jackson quiere que seas la madrina de la boda. Yo acepté que lo fueras, así que depende de ti que seas o no seas la madrina de la boda – me comenta.
– Será un placer ser su madrina, muchas gracias – le contesto.
– De nada, y ahora sí me voy. Adiós – se despide de mí para irse.
Después de que ella se fuera, seguí trabajando. Después de terminar, fui a casa, me duché y pasé el resto del día con mis hijos.
Han pasado dos días desde que Emily vino. Hoy viajaba a España. Al terminar de subir las maletas, les pedí a mis hijos que subieran al auto para dirigirme a buscar a mis hermanos, ya que viajaríamos juntos por la boda de Jackson, ya que él es nuestro primo. Después de recoger a mis hermanos, esposas e hijos, nos dirigimos al aeropuerto. En una hora despegaba nuestro avión.
Al llegar al aeropuerto, fuimos hacia el avión donde nos empezamos a acomodar y luego de unos minutos, el avión despegó.
– Lia, ¿estás lista para volver a España? – me pregunta Jeremy, el cual se sentó en el asiento en frente mío.
– Nunca voy a estar preparada, pero ya es hora de enfrentar la realidad y las consecuencias de algunos de mis actos – le respondí sonriendo.
– ¿Estás consciente de que puede que vuelvas a ver a Lucas? – me comenta mirando por la ventana.
– Sí, sé que lo volveré a ver. Pero ya es hora de enfrentarme al pasado que quería dejar enterrado y sé que tal vez se van a abrir viejas heridas, como también sé que habrán nuevas – le contesto suspirando. – Pero sabes que no siempre iba a poder huir de eso. Además, ya es hora de enfrentar la realidad de mi antigua vida. Además, mis hijos ya han empezado a preguntar por su padre y, aunque me cueste decir esto, creo que es hora de contar varias verdades. Sé que este momento iba a llegar tarde o temprano, Jeremy, pero ahora hay que concentrarse en el ahora y dejar esas preocupaciones a un lado solo por un tiempo – terminé de hablar dando un gran suspiro.
– Me alegra de que estés consciente de eso, Lia – me dice parándose y dándome un beso para irse.
Después de varias horas, ya estábamos en casa de mi madre. Al tocar la puerta, no demoró ni un minuto y ya teníamos a mi madre encima junto con mi hermana.
– Ay, los eché de menos – dice mi hermana Karol separándose.
– Y nosotros a ti, pequeña – le comenta Jeremy.
– ¿Y acaso, hijos malagradecidos, no le echaban de menos a su madre? – suelta mi madre.
– Claro que sí, mamá – le digo.
Después de una larga bienvenida y de que mi hermana no dejara tranquilos a los niños, nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, desperté, me di un baño y me dirigí a la casa de mi primo Jackson junto con mis hijos. Al llegar, me recibió Jackson con gran alegría.
– Y cuéntame, ¿cómo te ha ido todo por acá? ¿Cómo van los preparativos? – le pregunto.
– La verdad va todo muy bien. Emily llega hoy de Estados Unidos y mañana conoceré a un amigo de ella que será nuestro padrino – me responde.
– Qué bien. Así que Emily ya te dijo que acepté ser tu madrina, ¿no? – le digo sonriendo.
– Sí, me alegra de que hayas aceptado, Lia – me contesta.
– ¿Y quién va a ser el padrino de la boda? – pregunto curiosa.
– Va a ser un amigo y socio de Emily. Se llama Lucas Rodríguez. Se conocen desde la secundaria y como yo quería que tú fueras mi madrina, tuve que aceptar, aunque aún no lo conozco – me responde sonriendo.
En el momento que escuché ese nombre, mi mundo se vino abajo. Iba a ser Lucas el padrino. No puede ser. ¿Cómo es posible?
– ¿Y-y ya lo conoces? – le pregunto.
– No, lo voy a conocer mañana – me responde.
– Ah, ok – le digo.
– Bueno, vamos. Tienes que terminar mi traje, así que a trabajar – me comenta levantándose.
– Sí, vamos – le contesto.
Después que le terminé el traje a Jackson, fuimos con los niños a por unos helados. Después de que me despedí de Jackson, nos fuimos a casa. Al llegar, bañé a los niños y después se fueron a ver una peli con Karol. Yo me acosté a dormir para despejar los pensamientos.
Lucas:
Cuando me desperté, salí a dar un paseo y después fui a la empresa. Después, en la tarde, fui al aeropuerto a buscar a Emily. Al llegar al aeropuerto, tuve que esperar a que llegara. Después de un tiempo esperando, la vi salir y me acerqué a ella.
– Lucas, ¿cómo has estado? – me saluda chillando para abrazarme.
– Bien, Emily, ¿y tú? – le correspondo el saludo.
– Bien, ya sabes, ocupada con lo de la boda – me responde.
– Sí, me imagino. Bueno, vamos a por algo de tomar y me cuentas, ¿sí? – le digo.
Ella asiente y nos vamos. Fuimos a un restaurante cerca del mar. Pedimos algo de comer y después de unos minutos lo trajeron.
– Eh, Lucas, te tengo que contar algo – me comenta mirando seria.
– Cuéntame – le digo.
– Recuerdas que te dije que quería que tú fueras mi padrino. Tú aceptaste y Jackson también estuvo de acuerdo, pero con la condición de que su prima fuera la madrina – me cuenta mientras yo asiento. – Pues que su prima resulta ser Lia. Ella está aquí, Lucas. Yo la vi en Estados Unidos hace unos días y ha cambiado, y mucho – me termina por contar.
Al oír el nombre de Lia, mi mundo se fue abajo. La iba a ver, la iba a volver a ver. Aunque intenté enterrar mis sentimientos, siguen ahí todavía.
– ¿E-ella está aquí? – pregunté con un atisbo de voz.
– Sí, ella está de vuelta – me responde.
– Dios, Emily, ¿por qué no me contaste antes? – le digo con frustración.
– Porque sabía que si te decía, no ibas a aceptar venir a mi boda, Lucas. Nosotros tuvimos algo en un pasado, ambos enterramos. Yo me enamoré del hombre con el que me voy a casar perdidamente y tú te enamoraste de Lia. Además, te has convertido en mi mejor amigo y en mi opinión, esta es la oportunidad perfecta para que le cuentes la verdad a Lia y arreglen todo entre ustedes – me contesta mirándome a los ojos.
– Emily, sé que en parte tienes razón, pero no puedo. Lia me odia por lo que le hice. Cree que la abandoné por volver contigo y sé que por más que me esfuerce por arreglar las cosas, no podré obtener su perdón – le digo con la cabeza agachada.
– No lo sabrás si no lo intentas. Recuerda: donde hubo fuego, cenizas quedan. Así que inténtalo. Es mejor perder intentándolo que perder sin haber hecho nada – me dice seria.
– Tienes razón, creo que lo intentaré – le respondo.
– Bien. Ahora sí, a comer, tengo hambre – me comenta llevándose un bocado de comida a la boca.
Después de comer, la llevé a su casa para luego dirigirme hacia la playa. Necesitaba pensar y ahí vi el atardecer por un buen largo rato. El ruido ensordecedor de mi teléfono sonando en mi bolsillo me hace despertar y cuando miro a mi alrededor, me doy cuenta de que sigo en la playa y que en algún momento me había quedado dormido viendo el atardecer. Cuando reviso el teléfono, me doy cuenta de que son las 9 de la noche y de que tengo 10 llamadas perdidas de mi hermana. Ahí es cuando recuerdo que hace una hora debí de recogerla en el aeropuerto y que ahora me debe de estar histérica.
Mi móvil vuelve a sonar, iluminándose con su nombre en la pantalla, y ahí es cuando suspiro preparándome para el sermón que voy a recibir para entonces coger la llamada.
– ¿Se puede saber dónde estás? Llevo llamándote ya hace más de una hora y no contestas. Te estoy esperando en el aeropuerto junto con Michael – me grita apenas respondo.
– Hola a ti también, hermanita. Estoy muy bien, gracias por preguntar. Y despreocúpate, en 30 minutos estoy ahí – le respondo.
– Más te vale, Lucas. Adiós y apresúrate – me dice antes de colgar.
Después de eso, me embarqué al aeropuerto, los recogí y los llevé a mi casa. Por cierto, cuando le conté a mi hermana todo lo de Lia, por una parte estaba contenta, pero por otra triste por mí.
Cuando llegamos a casa, ella se va a su habitación con Michael y yo a la mía para hacer la maleta, ya que mañana a las 10 am todos nos dirigiríamos a Melilla para la boda, ya que se celebraría ahí. Después de terminar, me acosté a dormir.
Al día siguiente, me desperté, me duché y fui a buscar a Emily a su casa, ya que iríamos a desayunar conmigo porque su novio había quedado con su prima Lia, así que para no desayunar sola, quedó conmigo. Después de que fuéramos a desayunar, nos fuimos a por sus maletas a su casa. Ya a las 9 am nos dirigimos al aeropuerto.
Al llegar, nos vamos a una sala donde nos esperaban varias personas, entre ellos mi hermana con su novio y también veo a Jeremy, Alison, Karolina y Nick. Emily me deja para ir a buscar a su prometido que había ido con Lia a la cafetería a por algo de comer para el viaje.
Después de un rato, veo que Emily viene ya con su prometido. Yo, por mi parte, me había mantenido alejado de la parte en la que estaban Jeremy, su esposa y sus hermanos. Cuando llegan, puedo ver que su prometido está algo tenso y no puedo comprender el porqué.
– Cariño, este es mi mejor amigo y socio, Lucas. Lucas, este es Jackson, mi prometido – nos presenta.
– Un placer conocerte, Jackson – digo estirando la mano para saludarlo.
– Igualmente – responde aceptando mi mano, estrechándola.
Nos quedamos un rato en silencio hasta que sentimos unos gritos en nuestra dirección. Al girarme, puedo ver a dos niños corriendo y viniendo hasta nuestra dirección.
– Tío Jackson, tío Jackson, mi hermana quiere maquillarme y no me deja en paz – dice un niño de alrededor de unos 5 años al llegar primero que su hermana.
– Tío, eso es mentira. Yo solo quiero que él juegue conmigo – dice una niñita que parece ser la gemela del otro niño.
– A ver, niños, no pueden correr así. Además, Andrew, creo que deberías jugar con tu hermana. Pero tú, Ambar, no deberías querer maquillar a tu hermano porque él es un niño, no una niña como tú. ¿Entendido? – les dice agachado para estar casi a su altura y ellos asienten.
En ese instante, en que él se para, puedo ver a una mujer corriendo. Cuando la diviso mejor, me doy cuenta de que es Lia y la verdad me da un poco de tristeza verla después de tantos años. No ha cambiado casi, solo está un poco más en forma. Su pelo es castaño y las puntas son rubias. Se ve fenomenal. Lleva puesto un jersey sin mangas ajustado al cuerpo de color rojo, unos vaqueros en blanco, una chaqueta blanca y unas botas negras.
– Lo siento, Jackson, se me fueron corriendo porque alguien quiere maquillar a su hermano – dice al llegar algo agitada hacia Jackson.
– Tranquila, yo sé que tus hijos a veces se hacen los traviesos – dice con una sonrisa.
Pero cuando escuché que dijo "tus hijos", mi mundo se paró. Ella tenía hijos. Seguramente había pasado página y se casó. Aunque, pensándolo bien, Emily no dijo nada de que ella esté casada. El hilo de mis pensamientos se fue al sentir una mirada sobre mí. Al girar hacia ella, me doy cuenta de que me está mirando algo sorprendida.
– Lucas – suelta ella.
– Lia... – respondí.
Lia:
Eran las 8:30 de la noche cuando había terminado de preparar las cosas para mañana ir a Melilla. No puedo dejar de pensar en lo que Jackson me dijo del padrino. Sabía que era Lucas, el Lucas al que yo conocía tan bien. Me encontré a mí misma con el celular en la mano, marcándole a Jackson. Estoy decidida a contarle todo. Cuando contestó, le pedí para quedar de desayunar juntos mañana, ya que necesitaba contarle algo.
Después de hablar con él, me dirigí a buscar a mis hijos para acostarlos. Seguían viendo película con Karol. Les dije que se despidieran para después llevarlos al cuarto. Los arropé para dormir, luego le cepillé el cabello a Ambar y lo acomodé para dormir. Me preparé ya que les iba a contar a mis hijos sobre su padre.
– Niños, ¿recuerdan que ustedes me preguntaron por su padre? – les digo y ellos asienten.
– Miren, su padre y yo hace mucho nos enamoramos, pero después que se fue a otro país a estudiar, cuando él regresó, las cosas iban bien entre nosotros, pero nos fuimos distanciando hasta el punto en que terminamos nuestra relación. Yo sufrí mucho con nuestra separación, así que me fui a Estados Unidos a estudiar y un tiempo después de haber llegado, me enteré de que estaba embarazada de gemelos, así que decidí tenerlos, pero también decidí no contarle nada a vuestro padre... cuando los tuve, me enteré de que su padre era cantante. Se le conoce como Luck, pero se llama Lucas y es un cantante de fama internacional. Pero lo que les quiero decir es que él va a estar en la boda de su tío Jackson, ya que es muy amigo de Emily. Niños, espero que puedan entender que contar esto es muy doloroso para mí y por eso no lo había hecho antes – les cuento mirándolos.
– No te preocupes, mami, te entendemos muy bien – me dice mi hija Ambar.
– ¿Entonces lo conoceremos en la boda del tío Jackson? – me pregunta Andrew.
– Sí, pero quiero que esperen a que yo hable con él, y eso sí – les pido sonriendo.
– Sí, mami – dicen los dos al mismo tiempo.
– Y bueno, ahora sí, a dormir se ha dicho – les digo.
Después de leerles un cuento, me fui a dormir, ya que mañana será un día muy largo.
Al día siguiente, me desperté, después desperté a los niños, los preparé, luego me preparé yo y esperamos a que Jackson fuera por nosotros. Después de esperar un rato, llegó Jackson. Lo saludé, subimos las maletas en el maletero y nos dirigimos a una cafetería que quedara cerca del aeropuerto.
Al llegar, todos bajamos, entramos a la cafetería, nos sentamos y luego pedimos. Mientras esperamos, les di sus tablets a los niños mientras yo me disponía a hablar con Jackson.
– Jackson, antes de que te cuente lo que te tengo que contar, te quiero hacer una pregunta y quiero que me digas la verdad – le espeto seria.
Éste frunce su ceño y sé que lo que le voy a preguntar le va a sonar más raro aún.
– Está bien, te prometo ser sincero – me responde.
– ¿Cuál era la relación de Emily con su amigo Lucas antes de que la conocieras, mucho antes? – le pregunto.
– Okey, esa pregunta es rara de tu parte, pero prometí ser sincero, así que te lo voy a contar – me dice acomodándose y tragando saliva.
– Mira, ella me contó que cuando estaba en la secundaria, fueron pareja. Pero su madre estaba hospitalizada y su padre era el que trabajaba junto con uno o dos de sus hermanos, no recuerdo bien. El padre de Lucas nunca aprobó su relación y aprovechó la situación económica de Emily e hizo que despidieran a su padre. Entonces, el padre de Lucas le prometió pagar el tratamiento de su madre y hacer que su padre consiguiera un mejor trabajo. Así que era su familia o Lucas, y ella eligió a su familia. Todos se fueron del país, pero después de unos años regresaron... – hace una pausa antes de seguir hablando.
– ...Ella cuando regresó, se inscribió en una prepa donde conoció a una chica de la cual se hizo amiga, que resultó ser la novia de su ex, Lucas. Su amiga tomó distancia de ella, pero al cabo de unos meses, ella fue a un hospital donde encontró saliendo de una consulta donde atendían a los que tenían cáncer. Ella confrontó a su amigo y le preguntó qué hacía ahí. Él le contestó que tenía un cáncer terminal... – él hace otra pausa, pero mi mundo se vino abajo en ese instante. Pero no me dio tiempo a pensar mucho, ya que él vuelve a hablar.
– ...Ella le preguntó si se lo contó a su familia, a su novia, pero su amigo le contestó que no. Ella le dijo que tenía que contárselo a su familia y a su novia. Él se negó. Le dijo que sería egoísta si se lo contaba a su novia, ya que era capaz de renunciar a su carrera para apoyarlo a él. Así que le pidió a ella ayuda. Le dijo que diría que él estaba enamorado de ella otra vez y que había engañado con ella. Eso a Emily no le agradó, pero se dejó convencer por él y aceptó. Él le rompió el corazón a la persona que en verdad amaba porque en ese momento pensó que era lo correcto – me termina de contar.
No sé en qué momento, pero me encontré a mí misma llorando. Él me miró intentando entender por qué lloro.
– Lia, ¿qué pasa? – me pregunta acercándose.
– El problema, Jackson, es que yo soy la novia de ese chico de la historia. ¿Recuerdas cuando te conté la historia del padre de mis hijos? Era la parte de mi historia, lo que originalmente me sucedió a mí. Yo no sabía eso. Pero ¿sabes qué es lo peor? Que estuve mucho tiempo juzgando a Emily y a Lucas por un engaño – le respondí entre lágrimas.
Mis hijos estaban preguntando qué tenía, así que les dije que siguieran jugando, que eran lágrimas de felicidad. Así fue que entonces se quedaron tranquilos.
– Por eso es que te mentí con lo de Emily cuando nos conocimos, que te dije que la había conocido en una tienda – le digo secándome las lágrimas.
– Ahora entiendo todo. Por eso te sorprendiste cuando te dije que iba a ser Lucas el padrino – me comenta y yo asiento.
– ¿Y qué vas a hacer ahora? – me pregunta mientras me está abrazando.
– Lo que haré es hablar primero con Emily y después, más adelante, con él. Pero ahora te pido que dejemos el tema, ¿sí? – le digo.
– Está bien, desayunemos – me dice para volver a su asiento.
Después de desayunar, nos fuimos al aeropuerto y cuando llegamos, nos dirigimos a la cafetería para comprar algo para que mis hijos coman si les da hambre en el vuelo. Emily llegó un tiempo después. Ella, Jackson y yo nos sentamos a hablar de todo. Le pedí que no le diga nada a Lucas y ella aceptó.
Después de hablar, ellos se fueron y yo me quedé esperando el pedido con mis hijos. Cuando me lo dan, que vamos caminando, ellos empiezan a correr y yo hago lo mismo para alcanzarlos. Llegué corriendo hasta Jackson algo agitada, ya que ellos habían ido corriendo hasta él.
– Lo siento, Jackson, se me fueron corriendo porque alguien quiere maquillar a su hermano – digo algo agitada.
– Tranquila, yo sé que tus hijos a veces se hacen los traviesos – me dice y yo sonrío.
Pero en un segundo, mi risa se esfuma al verlo a él allí parado. Después de tanto tiempo, lo tenía delante de mis ojos y se había volteado para verme. Apenas había cambiado. Esos ojos color noche que me hipnotizaban me estaban viendo fijamente y su pelo negro con mechas se le veía muy bien. Lleva puesta una camisa blanca, unos jeans, una chaqueta negra y unas botas a juego.
– Lucas – suelto.
– Lia... – responde.




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