Cuando Llegaste Tú

Capítulo 20

Lia:
– Lia Miller, aunque hace cinco años nos separamos por un error que yo cometí, ahora estamos juntos otra vez y no hay más pruebas que pasar para saber que nuestro amor es real. ¿Te casarías conmigo? – termina de decir, abriendo la caja y dando a relucir un anillo.
No sé en qué momento las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. No me lo puedo creer. Después de 5 años extrañándolo, llorando por él, ahora lo tengo enfrente, arrodillado ante mí, pidiéndome matrimonio.
– Sí, acepto – respondo, y todos a nuestro alrededor empiezan a aplaudir.
Él se para, me pone el anillo y me besa, cogiéndome de la cintura y dando vueltas conmigo en brazos. Todos nos felicitan. Nuestros hijos están muy pero muy contentos y felices por nosotros y la familia que vamos a formar.
El resto de la madrugada nos lo pasamos celebrando: bebiendo, cantando, bailando y gozando.
Los rayos del sol me despiertan. Me muevo en la cama somnolienta, me paro, me froto los ojos y echo un vistazo a la habitación.
– Lucas, Lucas – lo llamo al no verlo en la habitación.
Me paro de la cama, bajo a la sala a ver si veo a Lucas y, efectivamente, lo encuentro en la cocina haciendo algo de comer.
– Hola – digo para llamar su atención.
– Buenas tardes, bella durmiente – dice, acercándose a mí para darme un beso, el cual le correspondo.
– ¿Qué hora es? – le pregunto cuando nos separamos y él regresa a lo que estaba haciendo.
– Son casi las 5:00 pm – me responde.
– Mm, ¿y eso que estás haciendo? Qué huele tan bien – le pregunto, acercándome para ver qué hace.
– Macarrones con queso. Ya están, así que siéntate para comer. Debes tener hambre – me responde.
– Sí, tengo mucha hambre – le digo mientras me voy a sentar en la mesa.
Él sirve dos platos y llena dos vasos con refresco. Se acerca a la mesa, me da mi plato y mi vaso de refresco, después se sienta para así empezar los dos a comer.
– Cuando terminemos, nos bañamos y vamos a buscar a los niños, ¿te parece bien? – me informa mientras come.
– Sí, me parece genial – le respondí simplemente.
Cuando terminamos de comer, nos bañamos para luego ir a la casa de los padres de Lucas a buscar a los niños.
– Oye, Lucas, ¿qué te parece si celebramos la boda en un mes? – le comento mientras éste maneja.
– Me parece genial, mi amor – me responde con una sonrisa.
– Muy bien, entonces mañana comenzaré con los preparativos – le digo, estirándome para darle un beso en la mejilla.
El resto del camino permanecimos en silencio. Cuando llegamos a la casa de los padres de Lucas, recogimos a los niños y regresamos a casa.
Al llegar, bañé a los niños, les di de comer y luego nos pusimos a ver una película en la sala de cine de la casa. Cuando terminamos de ver la película, acosté a los niños, luego fui a mi cuarto y nos acostamos a dormir...
Lucas:
Lia aceptó casarse conmigo, convirtiéndome en el hombre más feliz del mundo, y nos casaremos en un mes.
Al despertar por la mañana, me duché y bajé a desayunar, ya que Lia había preparado el desayuno antes de que yo despertara. Cuando terminamos de desayunar, llevé a los niños a la escuela y después a Lia a su empresa para luego ir a mi empresa.
Al llegar, llamé a Jeremy y a Nick para que vinieran, ya que quería hablar de algo muy importante con ellos. Después de un largo tiempo esperándolos, por fin llegaron. Fuimos a mi despacho para poder hablar con más privacidad que en la entrada.
– Y, ¿de qué quieres hablar con nosotros que es tan importante? – me pregunta Nick.
– Es sobre Lia. Quiero comprar una casa para cuando nosotros nos casemos vivir, y quisiera saber si me pueden ayudar a elegirla – les comento serio.
– Pues claro, cuentas con nosotros – me dice Jeremy con una sonrisa.
Dicho eso, llamé a una amiga mía que trabaja en bienes raíces para que nos mostrara algunas casas...
Una semana pasó. Después de tanto buscar casas, encontré una perfecta y estoy loco por mostrársela a Lia. Sé que le gustará...
Lia:
Ha pasado una semana desde la propuesta de matrimonio. En esta semana he estado muy ocupada planificando cosas de la boda. Hoy iré con Lucas a comprar telas para el vestido de novia, ya que lo estoy diseñando yo misma.
Llevo tiempo esperando por él, ya que tenía que resolver algo antes de venir a buscarme. Unos minutos después, llega.
– Hola, amor, disculpa la demora – me saluda, bajando del coche y dándome un beso en la frente.
– No importa, ya nos podemos ir – le digo.
Nos montamos en el coche para ir hacia la tienda de telas. Al llegar, compré las telas que necesitaba y después fuimos a una tienda de accesorios. Después de comprar todo lo que necesitaba, fuimos a por algo de comer, ya que teníamos hambre.
– Lia, cuando terminemos de comer, quiero llevarte a un lugar. Quiero darte una sorpresa – me comenta.
– Okey, amor – le digo para continuar comiendo.
Cuando terminamos de comer, Lucas paga la cuenta mientras yo voy camino hacia el auto. Después de unos minutos, salió y nos embarcamos al lugar de la sorpresa.
Después de media hora conduciendo, llegamos a un barrio de millonarios donde las casas ocupaban casi una manzana completa. Lucas dobla en una esquina y conduce hasta parar enfrente de una reja grande. Me sonríe, saca un mando y abre la reja. Él conduce hasta el interior. Yo miro a mi alrededor hasta que él para, abre la puerta del auto, bajando, y detrás de él, bajo yo.
– ¿Qué significa esto? – pregunto confundida.
– Significa que esta casa es nuestra – me responde.
– ¿Has comprado esta casa? – le vuelvo a preguntar.
– Sí, considéralo mi regalo de bodas. ¿Te gusta? – me responde preguntándome a la vez.
– ¿Que si me gusta? ¡Me encanta! – le contesto, acercándome a él para darle un beso.
– Me alegra que te haya gustado – me dice cuando nos separamos.
Luego de dar un recorrido a la casa, tanto por fuera como por dentro, me encantó. Era una mansión enorme. Tiene una alberca, jacuzzi, está climatizada completamente, tiene alrededor de 10 o más habitaciones, sala de cine y más. Lo mejor de ella y lo que más me gustó es que está a la orilla de la playa. Ya no veo el momento de mudarme, pero antes decorar y comprar muebles.
Después de un largo tiempo de recorrido, fuimos a la cita con los del catering para la boda y luego de eso, a casa.
Al llegar a casa, los niños estaban viendo una película con Karol, así que me uní a ellos junto con Lucas. Cuando terminaron, Lucas decidió llevarlos al parque y como yo no me sentía muy bien, me quedé en casa con Karol.
– Karol, creo que estoy embarazada – le comento mientras entro con unas galletas de chocolate.
Mi hermana se ahoga con el vaso de refresco, me mira sorprendida, tragando duro.
– ¿Crees que estás embarazada? ¿Por qué? – me pregunta.
Yo dejo el plato con galletas en la mesa, me acomodo en el asiento frente a ella.
– Mira, estos últimos días no me he sentido bien. Hay veces que las comidas me caen mal, y así mismo empecé cuando los niños – le respondo.
– ¿Y qué vas a hacer? – me pregunta seria.
– Compré una prueba de embarazo. Me la haré y saldremos de duda – le contesto, y ella asiente.
Entro al baño, me hago la prueba, espero unos minutos antes de salir del baño con la prueba en la mano dentro de un puño.
– ¿Y qué dio? – me pregunta, girándose para verme.
– No la he visto todavía. Quería que la viéramos juntas – le respondo, caminando hacia el sofá.
– Bueno, vamos a ver – me dice.
Yo me siento en el sofá, miro la mano en donde está la prueba y, después de unos segundos mirando a mi hermana, abro la mano.
– ¡Dios, es positivo, Lia! – suelta mi hermana emocionada.
– ¡Ahahahaha, voy a ser mamá otra vez! – grito emocionada, abrazándome de mi hermana.
– Vamos, tenemos que ir al ginecólogo – le digo a mi hermana, parándome del sofá.
Busco las llaves del clóset, mi bolso, para así salimos juntas de la casa, caminar hacia el auto y dirigirnos hacia el hospital.
Al llegar, fuimos hacia la consulta de ginecología para que me hicieran una revisión. El ginecólogo que va a atenderme me da la indicación de que me acueste en la camilla para hacerme la ecografía.
– Bueno, según como sale en la ecografía, tienes alrededor de una semana y va avanzando bien – me comenta el doctor.
– Qué bueno que todo está bien – dice mi hermana.
Después de que saliéramos del hospital, llamamos a mi madre y a nuestras cuñadas para invitarlas a cenar y contarles de mi embarazo.
Al llegar al restaurante, fuimos hasta la mesa donde estaban sentadas ellas, para luego sentarnos.
– Y bien, ¿de qué querían hablar, hijas? – nos pregunta mamá.
– Sí, ¿de qué querían hablar? – preguntan Sabrina y Alison.
– Estoy embarazada – suelto emocionada.
– ¿Qué me estás diciendo? ¿Que voy a ser abuela otra vez? – me pregunta mamá sorprendida.
– Sí, mamá, vas a volver a ser abuela – le respondo sonriendo.
– Ay, felicidades, Lia – dice Alison, abrazándome.
– Sí, Lia, felicidades – comenta para abrazarme.
– Ay, hija, felicidades. ¿Y cuándo le vas a contar a Lucas? – me dice mi madre.
– Se lo diré la semana que viene, el día de su cumpleaños – les digo.
– Bien, buena decisión – comenta mi madre.
Seguimos hablando de cosas de la boda y de los preparativos para el cumpleaños de Lucas hasta que empezó a anochecer y tuve que regresar a casa.
Cuando llegué, los niños estaban durmiendo con Lucas, así que nos tocó llevarlos a la habitación. Luego me di un baño y nos acostamos a dormir...
La última semana pasó volando y llegó el cumpleaños de Lucas. Así que la hermana de Lucas, su madre, mis hermanos, mis cuñadas, mi madre y yo estábamos preparando su fiesta.
Las horas pasaron, ya habíamos terminado de decorar, así que nos fuimos a preparar para cuando llegue. Por fin sentimos su coche llegar. Apagamos las luces y nos escondimos detrás de los sofás.
La puerta se abrió, él enciende la luz del pasillo, luego camina para la sala para prender las luces.
– ¡Sorpresa! – gritamos cuando prende la luz.
Él se queda sorprendido, mirándonos a todos hasta que reacciona y se echa a reir cuando nuestros hijos corren hacia él felicitándolo.
– Pero, ¿qué es todo esto? – pregunta aún confundido.
– A tu futura esposa se le ocurrió hacerte una fiesta sorpresa, así que aquí estamos. Felicidades, hermano – le responde Alisia.
– Gracias a todos, de verdad me sorprendieron – nos dice a todos.
– Las sorpresas no terminan, solo comienzan. Además, hicimos esta fiesta pensando en ti. Ahora, a dar los regalos – comenta su madre.
Todos le desean un feliz cumpleaños, le dan sus regalos y yo quedo de última, así que me acerco a él con una pequeña cajita.
– Este regalo que te voy a dar no es caro, sino valioso, porque no hay mejor regalo que este que te voy a dar – le comento cuando me acerco a él y le entrego la cajita.
– Cualquier cosa que venga de ti, sé que me gustará – me responde con una sonrisa.
Me da un corto beso en los labios para luego dirigir toda la atención a la cajita que le acabo de dar. Éste la abre, llevándose una gran sorpresa. Era la prueba de embarazo que me había hecho la semana pasada. Él se queda inmóvil, procesando la información antes de volver a hablar.
– ¿E-estás embarazada? – me pregunta.
– Sí – le respondo algo nerviosa.
Solo bastó un simple "sí" para que éste se echara a reír, me cogiera en brazos y me alzara dando vueltas, riendo.
– Me has hecho el hombre más feliz del mundo – me dice después que me baja para después darme un beso.
– Sabía que no había mejor regalo para darte que este – le comento cuando nos separamos.
– Sí, no hay mejor regalo que un hijo, amor – me dice, dándome otro beso.
Todos nos felicitan por la noticia de que vamos a ser padres. El resto de la noche nos lo pasamos festejando y disfrutando de estar en familia.
"Tiempo Después"
Lia:
Ya ha pasado un mes entero desde que Lucas me pidió matrimonio y, de hecho, hoy nos casamos después de un mes de espera.
Yo me estaba terminando de arreglar con ayuda de mis cuñadas y mi hermana. La verdad es que estoy muy nerviosa, pero también emocionada. Los padrinos de la boda serán la madre y el padre de Lucas. Mis damas de honor serán mi hermana Karol y la hermana de Lucas, Alisia.
El vestido de novia que diseñé era de princesa de cuento. Me había encantado el encaje de la parte superior; los leves diseños de rosas en él lo hacían precioso.
El tiempo se me pasó volando y llegó el momento de comenzar con la ceremonia, así que mi hermano Nick me vino a buscar, ya que él me llevaría hasta el altar.
– ¿Lista? – me pregunta cuando entra en el cuarto.
– Sí – le respondo con una gran sonrisa.
Habíamos decidido hacer la boda en el patio de la casa que Lucas compró. Cuando llegamos al patio, ahí lo vi. Estaba muy guapo. La marcha nupcial comenzó a sonar. Mi hermano comenzó a caminar conmigo, entregándome a Lucas en el altar para así dar inicio a la ceremonia.
El padre comenzó con la ceremonia y, después de un largo tiempo, llegó la pregunta más importante.
– Lia, ¿aceptas a Lucas como tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte os separe? – me pregunta el padre.
– Sí, acepto – respondo felizmente.
– Lucas, ¿aceptas a Lia como tu legítima esposa para amarla y respetarla en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte os separe? – le pregunta el padre a Lucas.
– Acepto – responde Lucas.
– Por el poder que se me confiere, yo os declaro marido y mujer. El novio puede besar a la novia – dice, y Lucas se acerca a besarme.
Por fin éramos marido y mujer. Tanto tiempo de espera dio resultado. Ahora formamos una familia feliz.
Estábamos disfrutando de la fiesta. La noche llegó y ya nos teníamos que ir al aeropuerto, ya que nos iremos a Hawai de luna de miel.
Cuando llegamos al aeropuerto, nos despedimos de familiares y amigos para luego irnos a embarcar el avión. Cuando llegamos, nos fuimos para el hotel en el que pasaríamos un mes entero por nuestra luna de miel, el cual sé que va a ser increíble...
"7 meses después"
Ha pasado el tiempo muy rápido. Ya tengo 8 meses de embarazo. Estoy muy feliz, ya quiero que mi bebé nazca. Hoy iremos con Lucas y los niños a la playa, así que los estoy preparando.
– Niños, apúrense en vestirse, su padre ya está por llegar – les grito desde la sala.
– Sí, mamá, ya vamos a bajar – grita mi hija desde su habitación.
Al rato, ellos bajan y se sientan en el sofá a jugar mientras esperan a su papá. Después de un tiempo de esperarlo, por fin llegó.
– Hola, amor – le saludo cuando entra, dándole un beso.
– Hola, mi vida. ¿Ya están listos? – pregunta cuando nos separamos.
– Sí, ya estamos listos – respondo.
– Ah, ok. Vamos, cariño – me dice.
Todos nos fuimos a la playa. El tiempo pasó, se hizo tarde y estábamos dando un paseo en la playa. Los niños estaban corriendo delante de nosotros jugando, mientras Lucas y yo íbamos caminando cogidos de la mano.
Nos paramos a ver aquel atardecer tan hermoso que nos acompañaba. El aire daba en nuestro rostro. Era una tarde muy preciosa.
– Lucas, ¿sabes algo? Cuando era pequeña, yo me prometí nunca en mi vida creer en el amor. Pensaba cumplir esa promesa. Pero cuando me mudé aquí a España, te conocí a ti y eras un mujeriego que solo se interesó por mí al principio como un capricho. Yo no tenía intenciones de enamorarme ni tú tampoco, pero sin darnos cuenta, ambos nos habíamos enamorado el uno del otro poco a poco. Cuando me dijiste que me querías esa noche en mi habitación y cuando me confesaste tu amor, fui la mujer más feliz del mundo – hice una pausa antes de volver a hablar. >> Te hice prometer que no me harías daño por miedo a sufrir, pero en un momento de nuestra historia me hiciste daño y sufrí mucho. A pesar de eso, te seguí amando. Sé que me mentiste porque pensaste que alejarme era lo correcto, pero no era así – hago otra leve pausa para volver a hablar. >> Tuve a nuestros hijos, cumplí mis sueños y metas. El tiempo pasó, nos volvimos a reencontrar. Todo fue confuso al principio, pero nos dimos cuenta de que nos seguíamos amando. Ahora, míranos aquí, juntos como una familia feliz, esperando a que nuestro hijo nazca. ¿Y sabes por qué te digo todo esto? Porque te quiero agradecer, ya que tú me enseñaste lo que era enamorarse. Te amo más de lo que te puedes imaginar y te tengo que agradecer porque mi vida cambió "Cuando llegaste tú" – finalizo de hablar.
Él no dice nada, solo me atrae hacia él para darme un beso, demostrándome lo mucho que me ama...
..............................Fin❤️..............................




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