CAPITULO 17

Capítulo 17 — Aprender a seguir

Julio de 2023

Los días pasaban, y con ellos mi cuerpo y mis emociones cambiaban.
Cada mañana me levantaba con la sensación de que debía ser fuerte, aunque la incertidumbre y la soledad me pesaran en el pecho.

Adam no estaba.
Ni mensajes, ni llamadas, ni gestos.
La tía de él, con su consejo firme y directo, había logrado que Adam se encerrara en su miedo y en la idea de que primero debía terminar su licenciatura. Y aunque entendía su lógica, dolía sentirme sola en algo tan grande.

Por suerte, no estaba realmente sola.
Mi mamá se convirtió en mi sostén, mi refugio y mi voz de calma. Estaba allí para preparar mis comidas, para secarme las lágrimas, para recordarme que tenía la fuerza para salir adelante, incluso sin él.
—Ayleen, vamos a salir adelante, juntas —me decía mientras me abrazaba—. No estás sola, y nadie puede quitarte eso.

Me concentré en mí misma, en mis proyectos y en mi futuro. Volví a trabajar en mis mochilas y cangureras, y cada puntada, cada diseño, se convirtió en un acto de resiliencia. Cada pequeño logro me hacía sentir que podía con todo, incluso sin Adam a mi lado.

Hubo momentos difíciles, claro. Algunas tardes el vacío era tan intenso que parecía que nadie podría llenarlo. Pero entonces veía la cara de mi mamá, su apoyo silencioso y constante, y recordaba que no necesitaba que nadie más estuviera listo para mí.

Una tarde, mientras regresaba del taller, lo vi.
Adam estaba del otro lado de la calle, mirándome por un instante, acompañado de su tía.
Por un segundo nuestras miradas se cruzaron. Mi corazón latió con fuerza, pero esta vez no había desesperación. Solo aceptación. Respiré hondo, ajusté la mochila sobre mi hombro y seguí caminando.

Esa noche lloré, sí, pero de una manera diferente. No por tristeza, sino por despedida y por la fuerza que estaba encontrando en mí misma.
Al tocar mi vientre, susurré:
—Mamá y yo te cuidaremos. Y eso será suficiente.

Por primera vez sentí paz.