Cuando menos lo esperas

Capitulo 8

 Gabriela

Llegamos a la casa y no puedo mentir en decir que estaba nerviosa.

En todo el trayecto lo hicimos en silencio y después de darle sus medicamentos a Sofía, ella se quedó dormida. La acosté en su cuna, me quedé observándola dormir hasta que siento a Dorian entrar a la habitación.

―Ven, tenemos que hablar― Toma el monitor con una mano y con la otra me saca de la habitación.

― ¿Qué vamos a hablar? ― Le digo mientras me lleva a mi habitación ― ¿Sobre lo sucedido con el Doctor Freeman? ―

―De ese doctor no te preocupes―Dice y señala mi cama para que me siente.

― ¿Entonces? ―

Dorian se sienta a mi lado y toma mis manos.

―Gabriela, siempre estaré en deuda por lo que has hecho por mí y por mi hija― Hace una pausa y acaricia mi mejilla ―Siempre supe que eras especial― Abro la boca para hablar, pero él pone sus dedos en mi boca sellándola ―Déjame terminar, por favor―Asiento ― Tú no solo te has ganado un espacio en el corazón de Sofía, también lo has hecho en mi corazón―Abro los ojos y siento como mi corazón se acelera con sus palabras.

―Ustedes también se han ganado un espacio en mi corazón―

―Eso lo es― Dice ―Por eso quiero pedirte que empecemos de nuevo―

― ¿Qué quieres decir? ―

―Que hagamos este matrimonio real―

― ¿Qué? ―Digo sorprendida ― ¿Cómo real? ―

―Que seas mi mujer― Abro la boca, pero no articuló ninguna palabra. Solo la abro y cierro como un pez.

―Eso… ¿Eso quieres tú? ―

―Siempre lo he querido, desde que estábamos en la escuela―

― ¿Sabes quién soy yo? ― Asiente.

―Siempre lo he sabido―

―Yo…―

―No digas nada, solo permite demostrarlo―

Dorian se acerca y besa suavemente mis labios y cuando su lengua se introduce en mi boca suelto un pequeño gemido. Sus manos van a mi cintura y me sienta a horcajadas sobre él, ambos nos besamos y nos acariciamos como si nuestros cuerpos nos pertenecieran. La ropa desaparece, mi esposo besa cada parte llenándome más de placer y cuando el primer orgasmo me golpea se introduce dentro de mí llevándose no solo mi virginidad sino mi alma.

Grito su nombre, Dorian no deja de tocarme y besarme y cuando llego de nuevo al clímax no puedo evitar decir.

―Te amo Dorian, siempre lo he hecho―

―Yo también te amo mi amor y te juro que pasaré el resto de mi vida haciéndote feliz―

Cae a un lado de la cama llevándome con él y siento como acaricia mi espalda desnuda mientras escucho su corazón latir con fuerza.

―Quiero que Sofía te vea como su madre, como realmente lo eres para ella―

―Dorian― Mis mejillas se llenan de lágrimas.

―Vamos a ser una gran familia―Besa mi frente mientras limpia mi rostro ―Y en el momento que desee lo haremos crecer―

― ¿Quieres más hijos? ― Levanto mi rostro encontrándome con ese azul brillante.

―Ya te dije que lo quiero todo contigo. Ahora me perteneces como yo te pertenezco―

Me besó de nuevo haciéndome el amor de nuevo.

No podía estar más feliz.

Solo nos levantamos de la cama cuando Sofía se ha despertado. Pasamos el rato con ella jugando en la alfombra de la casa. Dorian no hace más que besarme mientras juego con su hija, nos reímos y siento mi corazón lleno de orgullo al sentir mi amor correspondido.

En la noche, después de dormir a la pequeña Dorian, se traslada a mi habitación y empezamos a planear el futuro de los tres. Como de ahora en adelante dormirá a mi lado y demostrará todo lo que siente por mí.

Hacemos el amor de nuevo y en la mañana al abrir los ojos lo hago con una sonrisa en mis labios.

Los días pasan con un poco de paz, el Doctor Freeman no ha dado señales y agradezco por ello. Estuvimos el fin de semana en casa de la madre de Joselyn, una mujer encantadora que es igual de escandalosa como su hija.

―Dime A. bu.e.la― Le dice a Sofía mientras la carga―Tú de ahora en adelante serás mi nieta y aunque la ingrata de tu tía tenga hijos serás siendo mi nieta―La niña ríe como si le entendiera.

―Mamá, no empieces―Le dice Joselyn.

―Espero que te pongas en la tarea de embarazarla pronto y darme más nietos. Cada día me hago más vieja y por si ella fuera estaría sola en un ancianato― Le dice a Daniel.

―O en una institución mental― Dice entre dientes Joselyn.

―No le digas eso a tu madre― Reprende Daniel ―Y no se preocupe suegra que estoy en la tarea― Le da un saludo militar haciéndonos reír a carcajadas.

―Una pregunta querido― Le dice a Dorian quien está a mi lado tomando mi mano― ¿Estás tatuado hasta las nalgas? Porque a lo que a mí concierne…―

Joselyn, Daniel y yo estallamos a carcajadas al ver el rostro pálido de Dorian y después terminamos riendo por las ocurrencias de la madre de mi amiga.

― ¿Tiene tatuadas las nalgas? ― Ahora la pregunta va dirigida hacia mí y yo solo asiento entre risas ―Eso sí es una ricura, siempre me han gustado los hombres tatuados―Dice.

Todos reímos hasta la pequeña Sofía lo hace sin saber de lo que estamos hablando.

 Puedo sentir sus besos en mi espalda y escucho mi móvil sonar.

―Ha estado sonando desde hace rato―Dice con voz ronca.

― ¿Dime? ― Respondo sin ni siquiera ver de quién se trata.

―Es mejor que traigas tu culo hacia la clínica, nos han citado con la directora―

―Freeman―

―Si, el idiota nos delató―

―Iré en un momento― Me levanto y veo como Dorian ingresa con la pequeña Sofía.

―Dile a tu marido que venga contigo, es mejor que le demostremos a todos que ese amor es verdadero―Dice Joselyn―Mi madre ya está en camino para quedarse con mi sobrina, así que ¡Muévanse! ―Grita antes de colgar.

Dorian y yo nos bañamos y nos alistamos para ir a la clínica. La madre de Joselyn llega y se queda con la pequeña mientras no estamos.

―No te preocupes, todo irá bien― Dice Dorian mientras maneja y besa el dorso de mis manos.




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