Cuando regreses

IV

Han pasado dos semanas desde que salí del hospital y me encuentro en mi casa guardando toda mis pertenencias en cajas, mis padres hablaron conmigo hace una semana y me dijeron que nos debíamos ir a Madrid, mi padre ya llevaba mucho tiempo lejos del trabajo y mi tratamiento lo seguiría haya, me negué créanme que me negué, pero no me escucharon. Mañana viajaría a primera hora de la mañana junto con ellos y aunque no quería irme tenía que hacerlo, no podía quedarme sola aquí.

(...)

Es de noche y me encuentro sentada en el viejo muelle, es una rutina que hago desde que volví a casa hace dos semanas, esperando a que mi hermano regresé y aunque mi madre me dijo que no volverá yo no pierdo las esperanzas.

(...)

Son las seis de la mañana y me encuentro sentada en este viejo muelle, mi madre y mi padre me miran desde la ventana de la casa, ayer mientras estábamos cenando me dijeron que me llevarían con un psicólogo, cuando los escuché me molestó y me dolió, salí corriendo mientras lloraba a encerrarme a mi habitación, mi madre y mi padre no entienden que me duele, que ellos ya lo hayan superado no significa que yo sí, pienso que está herida nunca se cerrará.

- ¡Sav! - mire hacia atrás y ahí se encontraba papá - ya debemos irnos 
- Voy en un momento - no sé si me escucho, pero se dirigió a la casa y quede sola nuevamente.

Tome entre mis manos una carta que le escribí a mi hermano y el ramo de gardenias, eran sus favoritas.

Me acerqué más a la orilla del muelle y dejé caer las gardenias al mar, mientras leía la carta para mí hermano.

Querido Sam:

Sé que muy pocas veces te dije cuanto te quería y lamento decírtelo ahora cuando ya no estás a mi lado, pero quiero decirte que te quiero, te quiero más que a nada en este mundo, eres mi hermano y siempre te tendré en mi corazón. Pero eso no es todo, se que donde sea que estés leerás esta carta y si lo haces te ruego que por favor regreses, prometo perder mi miedo y navegar a tu lado, tú lo dijiste... Es mi legado, pero necesito al mejor capitán de la bahía para poder aprender y tú eres ese capítan.

Jajaja, lo sé soy un asco escribiendo cartas querido hermano, pero tú me conoces y sabes que esto no es lo mío, esta es la primera carta que escribo y no es la última... Me iré a Madrid, la leucemia a vuelto y aunque esta vez tú no estás aquí para ser mi donante... Te prometo que me recuperaré y volveré a este lugar para buscarte, te escribiré cartas con mi progreso y las pondré en una botella... Recuerdo que tú me decías que estás llegaban siempre a su destino y se que llegarán a ti.

Hermanito mío, por favor vuelve, regrasa, se que estás ahí fuera, pero ¿no crees que ya es mucha la espera?

Con amor, tu pitufo.
 


 

Pd: Cuando regreses prometo abandonar este viejo muelle y seguirte donde la corriente nos lleve.
 


 

Cuando terminé de leer la carta, la doble y la metí en la botella mientras lloraba, y dejaba caer la botella al mar. 
- Prometo volver hermanito, vendré ha esté viejo muelle a esperar tu regreso - lágrimas caían por mis mejillas y en ese momento sentí unos brazos rodearme 
- Volveremos cariño, algún día volveremos - decía papá mientras me abrazaba y aunque sabía que a él no le gustaba hace ya mucho tiempo este lugar, y no volveríamos me sentí en calma, por qué aunque ellos no lo hicieran yo sí volvería.
 


 

(...)
 


 

Me encuentro en el avión, sentada cerca de la ventanilla, mi madre está a mi lado y mi padre un puesto más allá, el se encontraba durmiendo al igual que mamá y yo solo miraba por la ventanilla, el cielo estaba hermoso, estoy segura que a mí hermano le encantaría esta vista, nunca habíamos viajado en avión y el una vez me prometió que la primera vez en una avión de ambos sería juntos, cuando yo saliera de la escuela viajaríamos por el mundo, pero... Comencé a llorar y un azafata se acercó
- ¿Que ocurre linda? - la mire y me seque las lágrimas 
- Nada solo el libro está muy emotivo - dije mostrándole el libro que tenía abierto en mi mano mientras que con la otra me secaba las lágrimas
- Entiendo, disfruta la lectura - y con eso se alejó. 
No seguí leyendo por qué realmente no lo hacía, llevaba días tratando de leer ese libro, pero no podía, el recuerdo de que mi hermano estaba desaparecido y que otros junto con mis padres decían que estaba muerto... No podía, no podía concentrarme, lo extrañaba y realmente lo necesitaba, necesitaba sus bromas a primera hora de la mañana, extrañaba verlo llegar después de días, semanas o meses en alta mar,  extrañaba cuando le contaba que había un chico en la escuela que me molestaba, este iba y los espantaba, recordar eso hizo que se me escapara una sonrisa después de mucho tiempo sin hacerlo, pero la angustia y el dolor me dieron contra la realidad, y no lo pude soportar me fui a encerrar a un cubículo del avión y no salí de este hasta que me pude calmar un poco.
 


 



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En el texto hay: familia, depresion, amorfraternal

Editado: 24.08.2020

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