Capítulo 6

Mi habitación se quedó vacía sin Alison. En realidad, la casa se veía solitaria sin los Clark. Después de haber pasado unos días con ellos, mis padres decidieron que sería buena idea pasar tiempo juntos, así que eso fue lo que hicimos. Viajamos por sorpresa a Galicia. Mis abuelos se alegraron de que por fin nos trasladásemos a vivir a España. La verdad es que la visita a casa de mi familia materna, me sentó de maravilla. Visitamos la Catedral de Santiago de Compostela, un lugar que, aunque los años pasen, me seguía enamorando.

Alison me escribió los cinco días que pasé en Galicia. Me resumía en que consistían sus días y que estaba preocupada por Aidan, no le veía contento últimamente, tenía esperanza de que con la fiesta se animase. Para mi sorpresa no supe nada de Alec desde que se había ido de mi casa. Con lo cual, deduje que aquello que me había dicho de fiesta, era una tontería. No le había dado mucha importancia, pero en el instante en el que me lo dijo, creí ver una mirada que indicaba algo.

Llegó el día de la fiesta y con eso mi visita al vestidor. No tenía ni la más remota idea de lo que me iba a poner. Alison me había escrito durante la tarde para hacerme saber que ella iría de vestido corto, así que decidí ir igual que ella. Esta noche según me había dicho mi vecina y amiga, habría algún que otro compañero de mi universidad, así que al menos, podría ponerle cara a las personas con las que estudiaría.

El sonido del Skype me hizo sonreír. Acepté la videollamada.

–– Llamo porque sé que hoy tienes una fiesta y quiero que te vistas sexy –– dijo una gruñona Emma.

Chasqueé la lengua.

–– Iba a ponerme el vestido ceñido rojo de la fiesta que hizo Tom en primavera.

–– Oh, ¿el rojo corto que tiene la espalda al aire? –– preguntó quitándose las gafas y frotándose los ojos.

–– Ese mismo.

–– Sí, nena. Esos hermanos te comerán con la mirada.

Sacudí la cabeza.

–– Esos hermanos tienen ya a muchas chicas para comer, créeme.

Comencé a vestirme mientras Emma me contaba historias de su viaje. Durante un instante parecía que estábamos las dos en mi casa, vistiéndonos juntas para asistir a una fiesta en la playa.

–– ¿Vas a ponerte tacones? ––preguntó mientras se comía un trozo de pizza.

–– Alison los llevará, pero de todas maneras igual meto unas Converse en el bolso.

–– Esa es mi chica, siempre preparada para tener los pies libres de callos.

Terminé de ondularme el pelo y me contemplé en el espejo. Estaba realmente cañón.

––¿Valoración? –– le pregunté a Emma.

–– Hoy ligas, amiga. Te lo digo yo.

Sonreí con una sonrisa malvada.

Los hermanos Clark sabían preparar una fiesta, eso no podía negárselo. El jardín estaba repleto de gente que bailaba, bebía y charlaba animadamente. Había dos largas barras con camareros que servían copas y un dj enfrente de la piscina. Encontré a Alison hablando con unos chicos con una amplia sonrisa en su cara. Uno de ellos tenía el brazo alrededor de sus hombros, se les veía relajados mientras hablaban con otros dos chicos. Antes de que pudiese acércame a ella, mi vecina me saludó con mucha efusividad. Estaba guapísima con un ceñido vestido corto de color azul claro.

Alison me abrazó con fuerza y le devolví el abrazo. Nos miramos con una gran sonrisa.

–– ¡Estás guapísima! –– gritamos ambas al unísono.

–– Ven, te presentaré a los amigos de futbol de Alec y pondré una copa en tu mano –– me agarró de la mano y tiró de mí.

–– Sí, mi capitana.

Primero me presentó al chico con el que estaba pegada.

–– Nick, esta es mi vecina y amiga, Sara. Se acaba de mudar desde California, pero su familia es de aquí –– explicó.

–– Encantado de conocerte, Sara. Bienvenida a la ciudad –– tenía la voz casi afónica.

El chico apartó sus ojos de mí y los volvió a concentrar en Alison. Levanté una ceja sorprendida. Mi vecina todavía no me había contado lo más importante.