PRÓLOGO

Querido, Theo.

Sé que es un email y que probablemente esto se lea mucho más estúpido de lo que parece, porque vamos, ¿quién usa el correo electrónico ahora? Pues yo sí, ya sabes como soy, tengo el alma vintage. 

Esta carta/e-mail, es para comunicarte que el sábado por la mañana estaré llegando a tus aposentos para que me recibas como la reina que soy. Ya no existe más de la niña mocosa que te hacía preparar brochetas de fruta con dulce de leche, ahora soy toda una jovencita de diecisiete, pronto dieciocho, años.

 Adjunto fotografía para mayor evidencia.

Ignora la cara de pato.

Creo que Procida es lo que necesitaba para completar mi álbum verde. Tú más que nadie, sabes que es mi mayor meta y gracias a ti voy a lograrlo. Estoy ansiosa por verte, vale lo aceptaré, quisiera ver esa cara tuya otra vez. Cinco años sin ver al monstruo del helado es para morirse. 

¿Todavía puedo decirte monstruo del helado?

También quería pedirte perdón por no haber dejado que me vieras en las videollamadas familiares, nunca me lo has preguntado y yo nunca te lo he dicho, pero me sentía enfada contigo por irte. Me sentí sola, pero he aprendido muchas cosas de esa soledad. Todavía soy muy ansiosa cuando tengo problemas, todavía me muerdo las uñas, todavía uso mi camiseta del unicornio en pantuflas que me regalaste, pero lo fuera de eso, ya no me obsesiono con los finales. Enamorarme me ha servido, si es que lo recuerdas, el novio que tuve hace un par de meses me enseñó lo momentáneas que son algunas personas en nuestras vidas, pero lo significativa que es su presencia. Sin embargo,hasta ahora, lo único que me aterra es nuestra despedida.

Pero, bueno... valdrá la pena si puedo veranear unas semanas en Procida. Que llores por mi partida a Charlotte no me interesa, ya sabes que soy cruel.

Bien, dejemos mi humor barato. 

Sábado por la mañana será un día memorable, Theo Burckhardt por fin cumplirá su promesa de mostrarme el mundo. 

Con amor,

Liana Cooper.