Todo era perfecto, mis miedos internos se iban a donde pertenecían, a lo más profundo de mi mente.
-Estela, espérame un momento.
Vi cómo se alejaba hacia sus cosas y traía un pequeño objeto que tenía forma de grabadora. De esa caja empezó a sonar una bella melodía, el piano invadía mi mente y hacía que mis ojos se cerraran. Tania se sentó y se acercó, indicando con sus manos que subiera mi cabeza y me acostara en sus piernas. Empezó a acariciar mi pelo, a masajear mi rostro y a tararear la melodía con su hermosa voz.
-Estela, ¿Qué flor serías? - Aquellas preguntas eran típicas de mi amada, pero misteriosamente me gustaba responderlas con todo mi corazón.
-¿Conoces la leyenda de la flor de cielo?
-No, ¿existe tal leyenda?
-Esta historia me la contó mi madre hace muchos años. Cyano era un joven rebosante en belleza, este admiraba y le era devoto a la hermosa Diosa flora. A aquel hombre siempre lo imaginé como la representación misma de la fidelidad y el crecimiento espiritual. - Me pregunté cuál sería su historia más allá de los resúmenes fugaces de mi madre, quien solo conocía la superficie de algo que pudo haber sido maravilloso. - Cyano murió en los campos a una corta edad y Flora, conmovida por su prematuro fallecimiento, transformó aquel cuerpo en una bella flor del color favorito del joven, el azul, dándole a aquella despampánate el nombre del muerto y aún siendo conocida por innumerables fragmentos de palabras, en sus cimientos siempre será Cyano. No sé por qué me identifico con esta flor , pero solo estoy segura de que en la infinidad de este universo soy un pedazo de esta.
-¿Qué es lo que más te gusta de ella?
-No me gusta todo de ella, pero su hermoso color genera tranquilidad y en su cúspide espiritual puedo admirar la valentía y la paz de aquella flor, aunque no sea su significado oficial. Es ella misma y aunque todas lo sean, esta en específico es leal a todo, a sus creencias y a ser silvestre. Puede no ser perfecta ni ser la flor más bella, pero sí es la más sincera y el trasfondo hace que toda su hermosura sea profunda. En ella se acercan los polinizadores, siendo las mariposas de colores y las abejas bailarinas sus mejores amigos. Y si una y otra vez vuelven a la misma flor significa que es especial y da felicidad.
-Si tú fueras esa flor, Estela, iría mil veces a verte y nunca me cansaría. Lo que más adoro de ti es todo aquello que ya definiste, siendo la pizca de felicidad que da color a mi día, uno lleno de ti.
Lo único que hice fue mirarla con todo el amor que tenía hacia ella.
-Y tú, ¿Qué flor serías?
-Sería un jazmín, uno blanco con filamentos amarillos, porque eso es todo lo que quiero ser. Es hermosa y todo aquel que mira a tal magnificencia queda anonadado, sonriendo por algo pequeño, pero que hizo su día un poco más mágico. O eso es para mí. Quienes son capaces de ver las cosas diminutas de la vida se dan cuenta de toda la belleza que hay cada día, y no todos son capaces de admirarlo, pero estos pocos son los que realmente quiero en mi vida, y siendo un jazmín, tendría ese poder.
Editado: 15.11.2024