Latigazos en frente de los niños, la mejor educación de todas, ver unas doñas de 70 pidiendo perdón a Jesucristo nuestro señor, por temor a llevarlas al infierno, cuando tuvieron toda la vida y vienen ahora, cuando ya ven la muerte frente a frente, a rogar a llantos que aunque sea las eleven unos metros hacia cielo y lo peor es que los niños lo ven como algo normal, ver la sangre de esas abuelitas correr por sus jorobas y sus arrugas de años, pero nunca de los nuncas una madre le habla a su hija de la regla a menos que la hija le insista mucho, siempre las niñas terminan preguntado a sus amigas quienes están igual o peor de informadas.
Mientras tanto, un contraste enorme es ver, que la que recibe la limosna es la que tiene el tacón más alto y filoso, casi que a propósito para verse mas alta y que choque fuerte con los azulejos para que todo el mundo diga: "ya está aquí" pero lo que no saben es que los señores se las tragan casi que en críticas machistas mientras las mujeres critican desde el fondo de su envidia el atrevimiento tan escándaloso, como es en el caso de la madre de Lupita, Antonia, una señora que le recalca a todos a cada segundo que llegó a pisar la universidad y por lo tanto se cree con el derecho de "gobernar" el rancho, cuando lo único que hace es intentar dominar algo que no pudo hacer en su casa, su marido infiel quien le puso el cuerno hasta con una monja.
Yersenia y medio rancho no soportan este negativismo, este ambiente entre sangre, críticas, cantos en latín, el sacerdote habla entre latín y español, el calor que hace dentro, el eco horrible y sobretodo ver qué la iglesia es uno de los pocos lugares en el rancho que tiene piso que no sea tierra, es increíble para Yersenia, lo que puede hacer la gente por miedo, miedo a perder y saber que el otro ganó el cielo, es como un miedo egoísta, solo lo haces por qué no quieres estar en el lugar de los perdedores.
Al salir de este evento tan innecesario en la vida de Yersenia, Selene y Claudia van en busca de Yersenia quien ya las esperaba en la banca donde suelen pasar después de misa.
- ¿Qué significa machorra?- Pregunta Yersenia sin pena ni pelos en la lengua.
Claudia no sabe cómo responder, es uno de los temas delicados que no se hablan, a parte del de su tía.
- Es una mujer como tú tía Diana- Responde Selene un poco avergonzada.
- Si, son mujeres robustas, gruesas, hombro ancho, poco trasero, voz grave, carácter rudo, o sea es como un hombre- Responde Claudia
- ¿Y que tiene de malo que sea así? Yo recuerdo que siempre a sido así-
- Dicen que ella trabaja mucho en cargar pacas de rastrojo, poco a poco se fue haciendo más hombre, incluso existe el rumor de que ni le llega la regla, una mujer debe ser bonita, ama de casa, cuidarse para el hombre, no es difícil a pesar de que nosotras no aportamos dinero a la casa- Dice Selene.
- ¡¿Ah si?! Si no fuera por nosotras, se los aseguro que no tragan, por andar con sus cosas, yo les limpio hasta el trasero y ahora resulta que no valemos por no traer dinero ¿En qué momento las mujeres nos reducidos a tener un valor en pesos?- Dice muy enojada Yersenia, impactada por saber que sus amigas no tienen idea de lo que piensa ella.
- Es la verdad, le arda a quien le arda ¿Cuándo has visto a un gorrión macho cuidando de los huevos en el nido? ¡Nunca!, uno como mujer no debe exponerse a cosas de hombres, ni sabes maquillarte Yersenia, no te gusta ir a misa, te quejas de todo, hija, así ningún hombre te va querer.-
- Eso es cierto lo que dice Selene, tus peleas harán que te quedes sola, ya acepta tu rol de mujer, es pecado ir en contra de la naturaleza de una mujer-
Yersenia se les queda mirando con unas lágrimas pequeñas en los ojos y sale corriendo, llega a su casa, se pone a llorar, pero se las seca para poder ayudar a su madre con los nopales, mañana es lunes y otra vez al desastre de semana.
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Es la hora pico del mercado estatal, todo el mundo compra de todo menos nopales, el puesto que atiende Yersenia junto a su hermana pequeña es completamente ignorado, la gente casi pasa a propósito para tirar la mesa donde colocan los nopales cocidos, es muy fastidioso estar midiendo cada persona para deducir sus intensiones, ya hace unos meses el encargado del mercado las amenazó con correrlas ya que él quiere ese lugar para venderlo a alguien más y envío a sus hijos a tirar su pequeño puesto en forma de amenaza.
Llega una chica de cabello negro ondulado de una piel blanca sin ninguna marca en ella, de cara redonda y ruborizada llamada Pamela, una amiga de hace tiempo de Yersenia, tenía la cara un poco hinchada como si estuviese llorando, inmediatamente Yersenia se aparta un poco de su hermana, al parecer Pamela se notaba muy preocupaba.
Yersenia a penas le preguntó que era lo que pasaba cuando comienza a llorar desconsoladamente en silencio y con la cara agachada para que la gente no notará su tristeza.
Después de unos minutos en intentar controlar su sufrimiento, le cuenta entre suspiros que su novio la volvió a golpear, y que hace 3 semanas la obligó a hacer algo muy asqueroso para ella, el la tocó indebidamente y sucedió lo que menos quería, ahora está preocupada por qué hace 5 días se supone que le debió llegar la regla, que no sabe que pasa, sus padres no saben; Yersenia no entendía realmente nada, ¿Que tenía que ver la regla con sus padres?, Pamela es más clara y termina la conversación con una frase que marcaría la vida de Yersenia para toda la eternidad: "Creo que estoy embarazada".