Cuando Todo Es Un Engaño

Capítulo 4: Prejuicio

Un sueño hecho realidad, Yersenia por fin tiene en sus pobres manos las llaves de su propia casa, con perrito y todo, sin embargo lo que más le emociona es que vive sola sin necesidad de ser la sirvienta de nadie ... Lástima que solo es un sueño profundo, una especie de escape que crea su cerebro para distraer a Yersenia de los problemas de Pamela.

Yersenia siente una mano en su costado que la está moviendo, en un principio se espanta, da un reparo como si fuera un toro de lidia pero su madre la sostiene de los hombros, le dice que se prepare, se lleve un sombrero, que vaya por el machete por qué le toca ir a sembrar en el cerro con su padre.

No asimila las palabras de su madre, solo se levanta y va a al baño, cuando sale, ve a su madre con su hermano con un brazo enyesado y cargando con el otro, unas cubetas de nopales, a la vez que su madre le grita que se apresure por qué su padre ya se tiene que ir.

El padre de Yersenia se siente muy incómodo e incluso hasta ofendido por ir con una mujer a trabajar, es algo que se considera exclusivo para hombres pero hay tantas cosas que se tienen que hacer en el cerro que el sólo no podrá hacerlas.

Por tal vergüenza, el se adelanta unos metros delante de Yersenia, sobretodo cuando se topa con alguien más a saludarlo.

Por fin llegan, Yersenia tenía más de 8 años que no pisaba estos lares, contemplaba el terreno repleto de pasto, le llega hasta el hombro, a pesar de ello, era unas de las pocas cosas más hermosas que había visto en la naturaleza, el pasto hacía una ilusión óptica cuando el aire lo movía, como si fueran unas olas de agua, como las que se forman en la presa del rancho pero en mucho más escala.

Sin embargo está contemplación sólo le duró unos segundos, su padre le lanza un machete al piso y le da la indicación de "machetear" todo el paso, lo más corto posible, el va ir a otro lugar para podar desde otro punto del terreno.

Así sin ningún tipo de instrucción o cuidado Yersenia se tenía que aventurar, su padre no le da importancia a su hija, realmente solo la quiere para que le sirva de comer, algo que su hermano hacía, con mucha pena, cuando venían a trabajar.

En un principio era fácil pero entre el sol, estar tanto tiempo agachada y mover demasiado el brazo se casó rápido y el pasto todo trasquilado.

- Oye, te puedo ayudar, solo dame un poco de agua y me voy sin que tu padre se entere- Dice un joven que aparece entre los árboles sorprendiendo a Yersenia que le hace volar  su machete por lo aires.

- Aléjate, no quiero problemas o le grito a mi padre- Dice Yersenia demasiado espantada para razonar la situación sobretodo por las fachas tan sucias del joven.

El joven toma el mateche y comienza a emparejar el pasto tan mocho que dejó Yersenia.

Para el impacto de Yersenia, lo hacía de maravilla, rápido, sin esfuerzo, definitivamente dejará a su padre con el ojo cuadrado.

Yersenia pregunta su nombre y de dónde es, el joven se detiene por unos segundos, mira al cielo recargado con el machete y continúa cortando zacate como si hubiese escuchado un fantasma pero se detiene de nuevo toma el pasto ya cortado y lo coloca en un lugar para después quemarlo.

- Me llamo Mena, soy de un rancho de muy lejos de aquí, no creo que sepas de él, si quieres que responda más cosas dame la maldita agua que en estos dos segundo que llevo macheteando ya hice más del doble que lo que hiciste en una hora-

Yersenia le quita su machete, es un sospechoso de robar bombas de agua, baja unas rocas, piensa demasiado en avisar a su padre pero conociéndolo incluso un balazo le podría dar, la mejor opción es regalarle el agua y sacar información.

Mena toma la bolsa que le da Yersenia y se la atasca, hasta el color de sus labios y su mejillas volvieron a su color rojo y con la poca que no se tomó se limpia la cara, descubriendo un fino rostro, le arrebata el machete a Yersenia y continúa con su trabajo.

- Yo sé que  me tienes como un ratero, no soy eso, soy un niño de la calle que llegó a un rancho en el momento meno indicado. Estoy en la pobreza no tengo ni un centavo, pero a pesar de eso, no soy capaz de robar nada, tendré la pinta pero no es algo que quiera tener por gusto-

-¿Y tus papás?-

-Muertos seguramente, me abandonaron por ahí-

-¿Porqué escapas de tu rancho?-

- Hay personas que no deseo ver, no les hice daño, me causan demasiado asco-

-¿Por q...?-

- Porque no son de tu incumbencia ¿Crees que si fuera un ratero te estuviera pidiendo un vaso de agua?-

Yersenia sabe que es una estupidez que la gente crea que un niño pobre pueda robar una bomba con un sistema sofisticado y peligroso además realmente nadie lo ha visto, solo son rumores y chismes que Lupita fácilmente podría crear sin mucha dificultad.

Mena toma la mano de Yersenia, le pone el machete, le dobla un poco la muñeca y le comienza a mover su brazo cortando el zacate como si fuera un pastel, dejando parejo el pasto.

El padre de Yersenia le grita para que le haga la comida, de verdad ese hombre se muere desnutrido si una mujer no está presente.

Mena se despide, no quiere problemas, ya obtuvo lo que quería.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.