El criado de Richard depositó solícitamente la carpeta de cuero, que contenía el elaborado informe, en la mesa de guardia real. Se despidió y salió de las inmediaciones del palacio real. A pocos metros se encontraba la casa de su señor, que le esperaba vigilante tras la ventana del salón. Cuando entró en casa, confirmó su entrega y se dispuso a realizar sus quehaceres.
El guardia entregó la lujosa carpeta a una doncella, y esta, subiendo los cientos de escalones de mármol, se la entregó a un mayordomo que, a su vez, recorriendo los infinitos pasillos decorados con las imágenes de los anteriores monarcas, se la entregó a una criada.
Tras varias vueltas conociendo el castillo, la carpeta fue depositada cuidadosamente en el escritorio del rey. Cuando este terminó de revisar otros asuntos de extrema urgencia, abrió la carpeta y sacó los folios.
El primer folio, era una carta de su autor:
Su excelencia permítame presentarme, soy Richard Blackmont, hijo de sir Richard Blackmont, fiel defensor del reino y de su majestad. En el presente informe, he intentado manifestaros mi idea de una forma de gobierno. Espero que le agrade, y para cualquier duda que tenga, estoy a su entera disposición.
Un saludo,
Richard Blackmont.
Era un aristócrata, por lo que el rey se permitió imaginar cuál podría ser esa forma de gobierno. Seguramente, quisiese ser nombrado rey. Algo aburrido, comenzó a leer el informé.
El verdadero poder
Como usted bien sabe, el verdadero poder proviene de nuestro creador y, toda forma de gobierno que lo niegue es una traición a la razón, por lo que me tomo la libertad de exponerle en los siguientes puntos, cómo sería mi forma de gobierno respetando tal verdad.
La sociedad
La creación de una burguesía ha hecho que la figura del rey se desprestigie, por lo que, la burguesía debe de ser eliminada junto con la sociedad de clases sociales. En su lugar, se impondrán estamentos, porque si uno es pobre es porque Dios lo ha querido, y ningún ser humano debe negarlo. Así que, si rompemos con ese afán de ganar fortuna para ascender de clase, seremos más veraces a la verdad de que el poder proviene del Altísimo.
El rey será el hombre con más poder, en este caso sería yo por ser el representante de esta forma de gobernar, y nadie estaría sobre él, nadie, excepto Dios, claro está.
A continuación, estaría la nobleza, que recuperaría el poder usurpado por la burguesía y el clero, y bajo ellos encontraríamos al campesinado.
Paró de leer, y se enorgulleció de haber acertado el propósito de Richard Blackmont.
El jefe del estado
Por supuesto, sería el rey, y este no necesitaría ministros, pues Dios le ha otorgado el don de la inteligencia y de la justicia. Por lo que, además, gobernaría su ejército y sería la cabeza de la iglesia.
El ejército
Si el rey desea entrar en guerra, dispondrá de su propio ejército formado por nobles para puesto de relevancia y por miembros del campesinado, de edades entre los 16 y los 27 años. Claro está, los miembros del campesinado nunca deberán ascender de puesto.
La religión
Se construirán más lugares de culto y el rey será la cabeza de la iglesia, por lo que el clero deberá obedecerle pues su poder proviene de la gracia de Dios. Podrán formar parte de él nobles y campesinado, pero como en el ejército, solo los cargos de relevancia están destinados a los nobles, por lo que nadie del campesinado podrá ascender.
La economía
La economía será principalmente mantenida por el campesinado, que trabajará y pagará impuestos; además, una vez al año se pedirá la mitad de su cosecha para los años de escasez. Los nobles y el clero no deberán trabajar ni pagar impuestos, pues los primeros luchan para defender al reino y los segundos, luchan para salvar nuestras almas.
Conclusión
Un reino gobernado por un rey, siempre será mejor que uno gobernado por su pueblo. Porque Dios, lo ha querido así.
Por fin acabó de leer el informe, y rezó a Dios, que tantas veces había sido nombrado allí, para que hubiese informes diferentes.
-Si dejo mi gobierno a manos de este muchacho, será peor que mi propio gobierno –reflexionó en voz alta. –Su padre es una figura importante, así que para no ofenderle le entrevistaré, espero que haya mejores informes, para que no llegue al poder.
Miró el reloj, era mediodía, se levantó de su asiento y llamó a la criada. Tardó unos minutos en acudir y cuando lo hizo, sofocada por la carrera, el rey le permitió coger aire.
- ¿Han llegado más informes?
- No, majestad. Aún no.
- Aún, ¿no? ¿Crees que vendrán más? – preguntó esperanzado el rey.
- Solo sé, lo que se rumorea.
- ¡Habla, muchacha! –la apremió el monarca.