Cuéntame una historia

7.

"¿Quieres ser mi Rapunzel?"

 

Capítulo 07.

Era suave.

No recordaba que mi cama fuera tan suave y que oliera a perfume de hombre, ¿cómo era posible si yo no llevo a ningún chico a mi cuarto? 

Oh.

Despierto, desconcertada y asustadiza. Con la respiración acelerada por haber tenido ese mal sueño, miro a los lados con el ceño muy fruncido, inhalo comenzando a recordar donde me encontraba.

En casa del policía.

—Me lleva... —lo dejo hasta ahí, reacciono y me levanto.

Al sentir el suelo bajo mi vista, ¿dónde están mis botines? Resoplo y comienzo por buscar debajo de la cama, olía raro, como a detergente y suavizante de ropa.

¿Qué mierda pasó para que me encontrara en la habitación del policía que me acusa de homicidio? Quedo inmovilizada recordando también lo que ocurrió en la calle, me empujó cuando el carro estaba a punto de chocarme.

Me recuerdo a mí dejando caer unos platos, un libro, risas, miradas, y después yo llorando en sus brazos.

Cierro los ojos avergonzada y enojada a la vez conmigo misma. De verdad, qué demonios me pasa. ¿Venir aquí a llorar con alguien que no conozco el cual es policía y trabaja en el caso que tienen contra mí?

¿En qué cabeza cabe tal idiotez?

—Maldita estúpida —me susurro, encontrando los botines cerca de una silla de madera que tiene frente a la ventana, frunzo los labios al ver un auto al lado de la motocicleta.

Me los pongo en la menor brevedad posible, ni siquiera termino de colocarlos bien cuando escucho voces cerca. Me levanto y me dirijo hacia la puerta, pego mi lado de la cara en esta apartando mi cabello en el proceso. Relamo los labios al escucharlo.

—No es lo que piensas. No ha pasado nada entre ella y yo —se escucha alterado, descontento. Como si hablar con la otra persona lo enfureciera mucho.

¿Con quién habla? Unos segundos pasan antes de que la otra persona decida hablar, mi corazón se acelera y mi respiración por igual al reconocer aquella voz.

—¿No ha pasado? —interroga, llevo mi mano a mi pecho pegándome de la puerta, ya no era necesario poner la oreja en ella porque se escuchan muy audible y claro—. Entonces esperas que pase algo más, ¿es eso, Luka? ¿Esperas que suceda algo más entre tú y ella?

Más silencio, dicen que el silencio también es un tipo de respuesta. Solo quería saber de quién hablaban, y esperaba fuertemente que no sea de mí.

Muerdo mis labios, mis palmas sudadas y pegadas a mi vestido en todo segundo. Comenzaba a marearme por alguna razón, mi pierna derecha temblaba y siento arcadas.

Me falta el aliento, sabía perfectamente lo que sucede conmigo. Un jodido ataque de pánico por creer que estaba en peligro, porque no era necesario que me mencionaran para saber que el oficial Garret y el detective Randall hablaban de mí.

Y no se escuchaban a gusto de hacerlo.

—No es tu asunto. Primero irrumpes en mi casa sin tocar, luego entras a mi habitación y ahora me sondeas como si he hecho algo malo —se pone a la defensiva.

Comienzo por inhalar y exhalar varias veces hasta sentir que puedo respirar con normalidad, miro toda la habitación queriendo encontrar una forma de salir sin que me vean.

—Te interrogo porque en tu jodida cama esta la chica que interrogué no hace tres días, ¿desde cuándo son amigos? ¿Se conocen de algo o tuvieron, si no es que ya tienen, algo más? O que, ¿es tu forma de conseguir información para la investigación?

Trago saliva ante lo último, ¿sería posible...?

La tensión va en aumento, podía sentir cierta chispa de rivalidad entre ellos, creo incluso que si estuviera frente a ellos lo confirmaría. ¿Qué habrá pasado para que ambos se comporten como si fueran enemigos? Y lo más importante, ¿de dónde se conocen para hablarse de esa forma?

—Te rompería la boca por lo último que dijiste si no fuera porque me da asco tocarte justo ahora. Y que bueno que esta vez preguntes, es muy educado de tu parte —dice entre dientes, enfurecido, tapo mi boca, algo cayó y logró tomarme desprevenida, por lo tanto, se me escapo un gemido—. Joder.

Exhalo, manteniendo la esperanza de que no me escucharon. Pego mi cuerpo a la puerta mientras aprieto el trasero sin explicación alguna, trago en seco limpiando mi rostro.

Aún sigo dormida, por una parte.

—Sabes que las cosas no sucedieron como crees, te lo expliqué...

—Me importa un carajo cómo sucedieron las cosas, Jasper. Tenías que elegirme a mí, debías elegirme a mí. Y como siempre fuiste un hijo de puta y decidiste lo que te convenía sin importarte nadie más, maldito egoísta. 

Esa fue la señal de que debía interrumpir antes de que terminen en puñetazos, me aparto de la puerta y coloco mi mano en el picaporte. Ya era obvio que el detective sabía que estoy aquí, así que no importaba mucho si salía por la puerta como si nada.

¿Cómo fingiría que no oí sobre su discusión tan confusa?

—Debes de despertarla y decirle que se vaya. Si alguien llega a enterarse que esa chica se quedó aquí toda la noche estarás en graves problemas ¡es sospechosa de un homicidio, carajo!

—Vete a la mierda, no me dirás que hacer en mi puta casa y mucho menos vas a decid... —abro la puerta, ambos giran el rostro a mí con gravedad.

Randall no deja de mirarme con enojo y rencor, Garret suavizó su expresión después de unos segundos. Carraspeo quitando la mano del picaporte y dando un paso afuera.

—Ya me iba —sonrío falsamente, palabras dichas para Randall.

Relamo mis labios mirando de nuevo a la habitación, al visualizar mi chaqueta en la cama camino deprisa y la tomo. Me la coloco, tiro mi cabello hacia atrás y vuelvo a ellos.

Quienes no apartaron la vista, probablemente. Me acerco y cierro la puerta tras de mí, termino parada frente al oficial.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.