Cuéntame una historia

15.

"Peter Pan"

 

Capítulo 15.

Me remuevo en la cama, soñolienta y cómoda.

La suavidad de esta era placentera, gruño feliz con una sonrisa en el rostro. No dormía tan bien desde hace tiempo, aunque sigo queriendo dormir.

Al abrir los ojos es mínimo lo que puedo ver en la oscuridad, el olor a limpio inundando mis fosas nasales junto con algo parecido a fragancia masculina.

Estupefacta, coloco las palmas en la cama y reviso mi cuerpo. Tengo mi ropa puesta.

¿Estoy soñando?

Relamo mi boca, tengo sed y me duele un poco la cabeza. Carraspeo mirando a los lados, solo podía visualizar figuras de muebles en toda la habitación, no parecía estar alguien más aparte de mí.

Hasta que se abre una puerta con la luz suficiente para hacer que todo se vea más claro.

Creí que me daría un ataque cardiaco al ver tal cosa.

—Joder —murmuro de impresión.

Asombrada, anonada, impresionada y todos sus sinónimos presentaba mi rostro y expresión corporal. Clint salía del cuarto de baño, secando su cabello distraídamente y una toalla rodeando su cintura.

Sin tener una jodida idea de que lo observaba como si de un postre exquisito se tratase.

Trago saliva permitiéndome acusarlo, a pesar de que eso estaba mal.

Flaco, ¿por qué no me dijiste que ocultabas todo eso? Por todo su cabello se escurre algunas gotas que lograban fácilmente llegar a su pequeño, va descalzo y se le puede ver los bellos de sus piernas totalmente mojadas y pegados a piel como si acabara de peinarlos.

De acuerdo, es raro eso ultimo, pero aja. Esta mojado y con solo una toalla de por medio.

—Clint —lo llamo, quitando la mirada de su trabajada espalda y trasero ya que se había volteado al closet que tienen todas las habitaciones sin percatarse de que me encontraba ahí, despierta y mirándolo, carraspeo—. ¿Qué haces?

Sonríe, como un ser inocente que lo único que ha hecho malo es pasarse de la hora de dormir. 

—Estaba dándome un baño —gira el rostro para mirarme por unos segundos y luego volver a buscar alguna prenda, carraspea—. Tenía calor.

Ahora yo lo tengo.

—¿Y qué hora es? —trago en seco, jugando con mis manos mientras lo miro.

Que no se vista, que no se vista.

Repetía mi cabeza una y mil veces con una voz emocionada y cínica. 

—Dos de la mañana —sonrió tirando ropa en la cama, quito la sabana de mis piernas y me levanto con lentitud—. ¿A dónde vas?

Quedo de piedra, frunzo las cejas ojeando su ropa y luego a él. Mis ojos deteniéndose en aquellos cuadritos y torso.

Al percibir una clase de mareo cierro los ojos de nuevo y me sostengo de la pared. ¿Y eso por qué fue? 

—¿No pretenderás que me quede mientras te vistes? —alzo los hombros pestañeando varias veces hasta aclarar mi vista, visualizo la sonrisa traviesa en sus labios.

—No es como si la vista fuera molesta, ¿o sí? —ruedo los ojos, girando mi cuerpo.

Tiemblo de nervios mientras escucho sus movimientos al vestirse, cuento en mi mente intentando tranquilizarme para que no note lo inquieta que me encontraba por lo que sucede.

La dos de la madrugada y todavía sigo en casa de mi madre y para colmo, con Clint solos en una habitación.

Cierro los ojos apretando por alguna razón mi trasero y tensando mi cuerpo, aun toda me da vuelta, pero de repente me paro derecha. 

—Lamento que hayas tenido que escuchar esa parte de mi vida —muerdo mis labios, suspiro toqueteando mi rostro con cierta flojera, bien, no estaba tan ebria como creía si sigo recordando todo lo que dije, ¿o es que es el karma?—, seguramente estás pensando en lo jodida que estoy, y en la mala idea que tuviste de fijarte en mí.

Fijo la mirada en el suelo, mientras muevo el pie esperando una respuesta de su parte. Ladeo la cabeza haciendo una mueca, quiero volver a dormir.

—No pensé en ninguna de esas cosas —susurra en mi oído, logrando aumentar mis nervios—. En lo único que pienso es en tú y yo viendo una película, justo ahora, en esa cama, solos y en la oscuridad.

Me agarra de las caderas obligándome a girar, estando frente a frente oprimo un suspiro que delataría lo emocionada y feliz que estaba de mi parte por esa respuesta.

De verdad creía que le daría asco después de eso, porque lamentablemente recuerdo todo.

—¿No sientes asco? —hace una mueca confusa, alzo los hombros—. Por mí, me refiero, no lo sé, tal vez haya cambiado algo con el conocimiento de eso sobre mí... —lo ojeo, muerdo mis mejillas, ansiosa.

Él suspira, y por sorpresa me acerca más a él, a tal punto de pegar nuestras frentes. La tensión en mi cuerpo disminuye poco a poco mientras el silencio crece.

Entonces, con una voz suave y apacible, murmura.

—Saber eso solo causó que te admire por tu valentía, Arlene. No sentiría tal cosa por ti jamás, que hayas pasado por eso no te hace menos persona, eres muy fuerte. Te admiro... y te quiero —entreabro los labios.

¿Había dicho la palabra con T? ¿Esa palara? Niego intentando alejarme. 

Sorprendida, asustada...

¿Cómo es posible que reacciones así con una palabra tan simple e hipócrita como esa?

—No lo dijiste —hablo con lentitud, tratando de procesar lo que acaba de suceder—, mierda, no lo dijiste —lo miro alarmada, con los ojos muy abiertos.

Él sonríe, apretando su agarre de una forma sana, sin lastimarme. Separa nuestras frentes y alza la mano, sus dedos se entrelazan con mi cabello mientras él me mira.

De una manera tan tierna que incluso me hizo sonreír.

Esa mirada...

Eliot me miraba así cuando intentaba enseñarle español y me detenía para reírme por su mala pronunciación, esa mirada brillosa que delataba amor.

La diferencia aquí es que Clint no me miraba con amor de amigos, no. Era ese amor en concreto.




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