Me despierto abruptamente al escuchar un sonido en la cocina, veo la hora en mi celular y me percato de que son las cuatro de la mañana, así que me siento en el borde la cama y busco mis pantuflas con los pies para ir a ver que sucede cuando mi pareja me dice:
- Debe ser el gato, duérmete otra vez.
Decido hacerle caso y vuelvo a acostarme dejando que ella acomode la colcha encima de mí, cierro los ojos y respiro profundamente cayendo de a pocos en los brazos de morfeo otra vez.
Un momento.
Yo vivo solo.