El árbol se ve tan nostálgico con esas luces azules y las bolas rojas que lo decoran crean el ambiente perfecto para sentarse a tomar chocolate caliente a su lado. Es gracioso, siempre está lleno de regalos, ninguno trae etiqueta, como si debieras adivinar cuál es para ti con el simple hecho de verlo, aunque, bueno, todos tienen una envoltura distinta, así que eso puede ayudar.
Siempre me siento a esperar las doce después de cenar, abro un vino y lo tomo lentamente hasta que llegue el momento de abrir los regalos y preguntarme por qué he comprado tantos si nunca hay nadie para abrirlos...