Cuentos

COSAS PERDIDAS

Cuando era niña tenía una muñeca de trapo bien bonita, me gustaba mucho, no recuerdo  muy bien el nombre que le puse. Un dia se me perdió, no recuerdo cómo, no sabía dónde estaba, lo había olvidado por completo. La di por perdida, ya no la volví a buscar. En segundo de primaria conocí a un chico que se llamaba Fernando, yo no hablaba mucho, así que él fue quien se acercó a hablarme, me dijo «Hola ¿Cómo te llamas?, No escuché muy bien tu nombre cuando te presentaste» no sabía si responderle o no, pero tenía miedo de hablar le de alguna forma, así que agarre un papel y un lápiz, empecé a escribir mi nombre como pude.
Él no sabía leer muy bien por lo que fue a preguntarle a la profesora qué decía. Con el paso del tiempo empezamos a apegarnos más, aún no lo consideraba un amigo, pero me gustaba estar con él. Al conversar —era algo gracioso ahora que lo recuerdo— con él, no era tan facil ya que yo solo escribía y él tenía que tratar de leerlo, así aprendió a leer un poco más. En cuarto y quinto me empezaron a molestar con él, no me gustaba que me molestarán, pero a ellos le resultaba gracioso. Llegado a quinto de primaria lo considere como mi amigo, aún seguía sin hablar, aunque al veces decía algunas palabras, pero no una oración completa.

Un día en mi casa mi madre me dijo «el siguiente año te vamos a llevar a otro colegio, en ese colegio donde te vamos a llevar vas a terminar tu secundaria» no supe que responder y solo pude decir «sí». Yo no quería irme, porque quería seguir estando con Fernando, quería seguir jugando con él, quería seguir escuchando lo, pero era algo que no podía evitar, estaba decidido que tenía que irme de ese colegio el siguiente año y así fue. Estando en sexto de primaria conocí a nuevas personas que nunca había visto antes, no hablaba con nadie, hasta que un día mi mamá me dijo «voy a ir al colegio donde estudiabas antes a sacar unos papeles, ¿deseas venir conmigo?» —me emocioné mucho al escuchar eso, ya que ese día no tenía clases y era un día particular— y le respondí «sí». Al día siguiente al ir, era hora de recreo y ahí estaba él, sentado en la vereda, fui a saludarlo y le dije «Hola, ¿Cómo estás?» él no supo que responderme en ese momento —parecia como si le hubieran sacado la lengua— y solo me quedó mirando y le pregunte «¿Ahora tu no hablas?» él seguía sin responderme hasta que salió del silencio y me dijo «es bonita...» solo le quedé mirando llo sonrientemente y volvió a decir «es bonita... es bonita tu voz Rey» —lo noté raro, no sabía si reírme de su expresión.

— ¿Puedo sentarme?
— Adelante —me miró— ¿Y cómo vas en tus estudios por aya?
— Bien ¿y tú?
— Bien ¿Deseas jugar algo?
— Sí —dije alegremente.
— ... No sé que decir —susurro.
— ¿Ah? —me hice la que no había escuchado, pero si había escuchado.
— Nada —hizo una pausa— ¿te parece si jugamos tomate?
— Sí —puse mis manos en la posición respectiva y empecé a cantar.

To... ma... te... Tomate 
A la mericana
Cachinbambun, Cachinbambun
Son ricas y deliciosas
Cachinbambun, Cachinbambun
¡Cachinbambun!

Él se quedó mirando me y se empezó a reir. No sabía de qué se reía, pero su risa me dio risa. Esos veinte minutos jugamos hasta donde se pudo y también reimos. Durante todo ese tiempo hasta hoy, no lo había vuelto a ver y por alguna razón al llegar a tercero de secundaria se me dio por buscarlo, no sabía por dónde empezar, aun así seguía buscando —yo no sabía dónde estaba buscando, pero aún así loseguía haciendo—. Al terminar mi quinto de secundaria, senti que ya no lo iba a volver a encontrar lo o verlo y deje de buscar, no me había rendido, solo que decidí que así sería mejor, que en alguna parte de este mundo a de estar.

Una mañana al levantarme encontré mis auriculares que había perdido hace cuatro meses, ya lo había dado por perdido, pero lo termine encontrando, tomé mi desayuno y luego baje al almacén, no sé que estaba buscando pero encontré mi muñeca de trapo que lo había dado por perdido en un tiempo, no sabía cómo sentirme, aunque estaba polvorienta y algo descuidada, la lleve a mi cuarto, la mire y me dije «volviendo de estudiar te voy a arreglar». 
Salí de mi casa, al subirme al carro empecé a leer  un libro como de costumbre. Ya iba varios días estudiando en esa universidad y aquel día vi aún chico que me parecía conocido aunque no lo conocía —varios dias ya que lo había visto por la universidad y creo que él a mí también— en eso el voltio a mirarme y despiste la mirada —me puse nerviosa—. Entre a mi salón y ese chico estaba ahi «se abra cambiado de salón» pensé, se sentó y tuve un impulso —fue la primera vez que sentía eso— «Hola, ¿Cómo te llamas» le hablé —no podía creer lo que estaba haciendo.

- Hola, me llamo Fernando

No sabía cómo sentirme después de escuchar su nombre, pero me puse a pensar «en este mundo no solo hay un Fernando, hay varios, no creo que sea él» luego él me pregunto mi nombre.

— ¿Cuál es tu nombre?
— Rey 
— Hmm... Me parece conocido el nombre —susurro.
— ... —solo le quedé mirando.
— No me hagas caso —hizo una pausa— ¿Te puedo hacer una pregunta, algo personal?
— Sí
— ¿Dónde estudiaste en primaria?

Por mi cabeza pasaron muchos pensamientos, sabía que si le respondía el nombre del colegio donde estudie pueda que el también aya estudiado ahí «pero lo hubiera encontrado» —me dije— «pero si no le digo ¿Lo perderé?» Mis pensamientos estaban aturdidos, hasta que tome una decisión.

— En primaria estudie en un colegio estatal o nacional
— ... —se quedó callado por un momento— entiendo, entonces disculpa, te confundí con una chica que un día conocí en el colegio, donde yo estudiaba en primaria 
— Hmm... Entiendo
— No sé porqué te digo esto
— ... —solo me quedé sonriéndole.
— Tu sonrisa se parece al de ella aunque han pasado ya muchos años—rió algo divagante— ¿Te puedo contar... sobre ella?
— ... Pero si recién nos estamos conociendo 
— Ya tiempo que somos compañeros, podemos ser amigos, a finde cuenta ya sabes mi nombre y yo el tuyo —sonrio.
— ... —me quedé estatica— esta bien.



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En el texto hay: fantasia, cuentos, aventura

Editado: 16.06.2020

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