Mi nombre es Lorian Kegan, desde que nací me diagnosticaron envenenamiento por maná y una inmunidad natural a la magia externa, dicen que maté a mis padres apenas nací, dicen que cuando cumplí un año de edad destruí mi habitación del orfanato.
No les creí, cuentos sin sentido. Pero luego me di cuenta por mí misma cuando cumplí doce años, que realmente soy un monstruo, con solo soñar la muerte de quienes se reían de mí había conseguido convocar entes de oscuridad o demonios para matarlos a todos, no me quedó de otra que huir de ese lugar, ya sabía de la existencia de los paladines, si llegaban a encontrarme me llevarían, me entregarían al laboratorio de investigación mundial y me tendrían de sujeto de prueba, no quería eso, ya de por si me dejaban encerrada todo el día, y para evitar el envenenamiento de maná me obligaban a limpiar usando el viento, regar las plantas con el agua, encender las estufas y secar cosas con el fuego y ayudar con la agricultura con la tierra, dominar los cuatro elementos es una maldición.
¡odio las clases de magia!.
Sin embargo, mi magia se hacía más fuerte cada año, se concentraba en mis extremidades si no lo soltaba, y si soltaba demasiada de golpe mi corazón no lo soportaba. Esa vez no sé qué sucedió, ¿ahora mi propia magia afecta mis sueños? Para reducir la carga de maná comencé a soltar vapor congelado de mi cuerpo, ya que el vapor normal haría que estuviese empapada, no había de otra, si escogiera entre el vapor caliente y el frio elegiría al frio sin dudarlo, buena estrategia, también desarrollé otras formas de soltar magia constantemente, como la magia de gravedad, afectando mi propio cuerpo, reduciendo su peso, ahora lo hago de forma inconsciente, no sé cuál es mi peso real, lo que se convirtió en un problema, no puedo controlar mi peso.
En resumidas cuentas, soy lo que llamarían un genio, pero de la desgracia, así viví hasta los catorce años, donde morí.
Sí, mi propia magia me aplastó, sin embargo, sobreviví (no realmente), me convertí en un no muerto, un renacido, un ser revivido por magia, en este caso mi propia magia tomó control de mi cuerpo, casi como una marioneta y lo más extraño es que desarrolló inteligencia, dándome control total a mí, como si fuese su maestra y ella mi sirviente, como si lamentara la muerte de un gran usuario, no me quedó de otra que aceptar mi destino. Permanecer en este cuerpo, que por cierto, al morir, el envenenamiento por maná dejo de afectarme, ¿es una ventaja?, pues ni idea, lo único que lamento es que no sabré lo que es comer después de casi morir de hambre, disfrutar ese placer, tampoco tengo la necesidad de dormir, lo que me da más horas de diversión, pero los días se hacen largos, al menos puedo matar el tiempo con mis pasatiempos, practicar magia, escribir, enamorarme de los chicos y verlos crecer para luego verlos morir mientras sigo con mi apariencia de siempre... me estoy deprimiendo de solo pensarlo, perdón..., no todo es bueno o malo.
Parte de lo malo es que aun teniendo tanto poder no pude hacer nada en contra de las invasiones de Empher, el país vecino, que destruyo mi ciudad, Dusk. El ejército de Empher era superior en magia, números y experiencia. Destruyó Ampher por completo y formó un solo país. Buscaban a los magos como yo para tenerlos de su lado y así conquistar el continente de Waynard, a cada ciudad o país al que huía siempre aparecían ellos, muchos años después lograron su cometido y asesinaron a todos los magos del ejército, también se ordenó la captura y ejecución de los magos para evitar una revuelta, nadie los quería...
Ya pasaron cuatro mil novecientos cincuenta y tres años, muchos años para los humanos, mucho incluso para la mayoría de los elfos, mucho para los draconianos, pero poco para los que somos inmortales, no vemos el tiempo como algo importante, sin embargo nunca me sentí con tanto temor y que el tiempo pasara volando tanto como en estos momentos.
Fui capturada y estoy en una celda, donde la única fuente de luz es una rendija en una puerta, el suelo está cubierto de paja, como para hacer más cómoda mi estadía, hay una cubeta con agua, como para que no muriese de sed. Y de vez en cuando un guardia pasa y me arroja pedazos de carne y huesos de dudosa procedencia, no necesito comer así que simplemente guardaba los huesos para poder crear algo, es una pena para estos guardias que no sepan que un hechicero no solo depende de su varita, tengo cerebro. De vez en cuando se escucha que los guardias abren una celda y sacan a alguien, primero unos gritos, luego un golpe y luego un silencio mientras se escucha como arrastran algo, luego una puerta cerrándose.
Esto en lugar de una cárcel parece una granja y yo soy un producto más, lo único que se de los que me capturaron es el cómo se veía mi captor, un hombre alto con cabellos largos negros, piel pálida, ojos rojos, uñas extremadamente largas y una voz ronca que decía "Estén todos agradecidos, pues han sido invitados al gran banquete de nuestro señor" luego extendió su brazo soltando una baba negra que cubrió todo el lugar, perdí el conocimiento y si no me equivoco llevo tres días encerrada en esta celda, escuchando voces familiares, el último fue el de una chica que me trató bien, incluso me dio de comer, aunque no lo necesitara.
Sería una casualidad el que yo esté aquí y si quiero escapar, pero no quisiera dejar a toda esa gente que me trató bien, no sería justo, así que tendré que esperar a completar mi hechizo de transmutación.
Sí, no estoy acá haciendo nada, no estoy colectando los huesos para hacer algún adorno bonito, solo me falta un poco más, pero la calidad de los huesos últimamente no es buena, es como si una bestia los triturara y estas son sus sobras... no quiero imaginar de quienes son...
Editado: 17.03.2024