Cuentos de la misteriosa ciudad Dolr

Cuento 2: Corte de pelo

 

Corte de pelo

Sobre la calle del viejo barrio comercial, todos los días es entonada una peculiar canción compuesta por una letra que ningún artista conocido creo jamás. Una canción bizarra que causa una sensación de profunda extrañeza, si es tu primera vez escuchándola.


Esta melodía sale de la conocida estética "La Oca", lugar donde una gran cantidad de personas acuden por un corte de pelo, siendo especialmente mujeres sus clientes. Exito ganado por el buen trabajo del peluquero y dueño del local, Mariano, hombre maduro y conservado de barba gris perfectamente recortada.

Y es este refinado hombre quien todos los días entona dicha canción hasta el punto de que ya no exista persona que no la conozca y que no la cante al pasar cercas de ahí.

Está canción solo se escucha cuando ciertas condiciones son reunidas, letra que va más o menos así :

-"Y nadie lo quiere por que es un pinolin, y todos lo hieren por que es un pinolin, caminado siempre se va para atrás porque es un pinolin, las mujeres le corren por que un pinolin, ¡Hay pinolin¡... ¿Por qué? Eres un pinolin, tu cara espanta porque eres un pinolin ¡Hay pobre pinolin Encuentra un descanso en la tierra ya porque eres un pinolin"

Esto es lo que canta Mariano cada vez que le corta el cabello a una hermosa mujer en su establecimiento.

Desde muy pequeño mi madre me llevaba a esa peluquería por un corte de pelo, así fue hasta que un día nos abandono a mi padre y a mi. Fugandose con otro hombre en una ocasión después de que fuera por un corte de pelo justamente en 
aquel local.

Pese a estos malos recuerdos seguía visitando el establecimiento con regularidad. Mariano me recibía con mucha cordialidad y gentileza. Su trabajo de peluquero era dignó no me dejaba desconforme. Lo único malo era que siempre tenía qué esperar durante un gran periodo en compañía de más hombres sentados en un banca en fila. Desde ahí podíamos ver a Mariano trabajar mientras esperábamos nuestro turno.

Lo curioso es que esa banca se notaba especialmente llena de hombres, cuando una hermosa mujer iba a arreglarse el cabello. Y los sujetos junto a mi siempre la miraba con atención mientras Mariano entonaba su conocida canción. Una melodía que parecía llamar más espectadores varones como voz de sirena.

En una ocasión, un viernes soleado que visite el establecimiento fui recibido antes que por los regulares "Buenos días" de Mariano, por la canción del pinolin.

Al entrar vi en la banca a varios hombres sentados, entre los que destacaba uno que era obeso y grasoso con ropa que se alzaba temblorosa ente los pliegues de sus lonjas. Lo que llamaba más la atención en dicho sujeto era que tenía el pelo corto y no poseía barba. Dándome la impresión de que no tenía razón para estar ahí.

Este tipo gordo no le quitaba la vista de encima a la hermosa mujer que Mariano atendía en esos momentos. Aunque casi todos los hombres presentes también la espiaba, este sujeto no era nada discreto, casi babeaba viéndola. 
Era una mujer de pelo chino y rubio que al levantarse reveló grande curvas, además de tener labios delicados, piel bronceada y pestañas largas en un rostro bello y unico.

Al marchcarce esta clienta, los hombres en la banca se arremolinaron sobre Mariano, susurrando a su oído cosas que no pude escuchar, parecían querer convencerlo de algo. Lo único que se me ocurrió en ese momento es que querían ser atendidos de inmediato. Pero entonces ese hombre obeso se acercó entregándole un abultado sobre a Mariano, este le sonrió asintiendo de manera extraña. Al ver esto los demás se marcharon como si hubieran sido derrotados.

Pero este hombre obseos y feo no se sentó en la silla de peluquero sino que simplemente se marcho sin decir palabra alguna, aunque algo feliz en su andar.Mariano tan fresco e inmutable como siempre, se dio a la tarea de juntar el pelo de la cliente anterior de manera cuidadosa sin dejar hebra alguna. Al terminar me miro y señaló que me sentará para comenzar mi corte, esa vez estuvo 
contento hablando mucho conmigo.


Pasó un tiempo antes de que volviera a visitar la Oca y cuando lo hice ocurrió un suceso de lo demás peculiar.

Mientras caminaba a unas cuadras de llegar al local, algo me llamó la atención una inusual pareja en la calle, estos compraban una barquillo a un vendedor ambulante. Se trataba de una hermosa mujer de pelo chino y dorado acompañada 
por un hombre gordo de aspecto desaliñado.

Me sorprendí al darme cuenta de que eran los mismos que había visto en el local de la Oca. Me asombro demasiado que ahora eran pareja, por lo que note ni si quiera se conocían en ese momento, no podía creer que una mujer como ella le hiciera caso a un hombre como él. Ahora los veía todos melosos y románticos. 


Ella le daba de comer de su barquillo, el cual él lambia como un cerdo presumido para después comenzar a darle besos, mientras manoseada su cuerpo sin vergüenza frente a todos.

Quién los miraba se asombraba era poco creíble ver una pareja así, las mujeres ponían rostros intrigados y los hombres celosos y molestos.
Preferí seguir mi camino, sentí cierta repulsión al verlos, fuera de lo imposible de la pareja había una vibra mala entre ellos.

Al llegar al local se repitió la escena a la que ya estaba acostumbrado. Pero esta vez cuando estaba por pasar a mi turno, llegó al lugar una de las mujeres más hermosas que he visto en mi vida y no era como si hubiera visto muchas, sino que me daba la impresión de que nunca más volvería a ver a una tan bella como aquella.

Su pelo era largo, lacio de un color café, su piel blanca sin manchas con rostro tierno y vivaz. Piernas largas y figura moldeada, llevaba un vestido blanco de una sola pieza. En una de sus manos resplandecía una joya anclada a un anillo dentro su dedo.

Entró dando una sonrisa que encantó a todos los presentes. Dijo necesitar un corte de pelo pues estába por casarse y quería poder ser la novia más hermosa, al escucharle Mariano con voz varonil y caballeresca le dijo:




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