La habitación estaba llena. Todo estaba oscuro. Solo una linterna iluminaba la escena.
En las paredes se proyectaban sombras: de objetos y extremidades, de movimientos y animales. Jarrones, insectos, una mano moviéndose que pertenecía al anfitrión.
Una sombra pasó. Sin motivo, diferente, inhumana. Alguien la notó, pero no lo mencionó.
Otra sombra pasó ¿O era la misma? Un escalofrío lo recorrió. Aún así no lo dijo.
Llegó la hora de acostarse. Todos fueron a dormir. La sombra lo persiguió, él lo sabía, aún así, no habló.
Entró a su cuarto. Cerró la puerta. Se sentó en la cama.
Cerró los ojos y sintió su presencia, oscura, fría, sombría. Cuando los abrió la sombra estaba ahí. Los volvió a cerrar.
__Visita a nuestro querido anfitrión, resulta que está será la última visita que recibirá __ordenó la sombra y desapareció dejando una sonrisa tirando de la comisura de sus labios. Se acostó. Debía dormir, mañana sería un día interesante.