Cuentos Que Dan Insomnio

Ruidos

Jean se despertó. Probablemente por algún sonido. Tal vez el perro que ladraba a lo lejos o el grillar que se escuchaba dentro del cuarto oscuro.

Intentó volver a dormirse, y entonces se dió cuenta de que lo que había escuchado anteriormente no fue lo que lo despertó.

Era un ruido agudo, penetrante, que se hacía lejano y cercano por momentos. Luego cesó, y antes de que Jean pudiera pensar en lo que sucedió escuchó otro sonido, parecía una voz, como las de aquellos que a veces hablan dormidos: baja, aterradora, susurrante.

Jean se sobresaltó, su corazón fue más rápido y comenzó a sudar. No había nadie en la casa a parte de él. Estaba solo.

Luego todo se quedó en silencio, excepto el murmullo del aire que se colaba por la ventana.

Jean suspiró aliviado hasta que lo golpeó una revelación: él no había cerrado la ventana, nunca lo hacía, no le gustaba dejar nada abierto en la noche y menos cuando se quedaba solo. El miedo regresó.

Sonido tras sonido sucedió, un balance en movimiento, un objeto que cayó, un par de pasos, una respiración, todos sumieron aún más a Jean en un estado de puro terror.

Parecía que el tiempo no pasaba, Jean podía jurar que llevaba días sin amanecer, días escuchando ruidos, envuelto en la total oscuridad y pánico, rodeado de una capa de sudor frío y con las manos temblando.

Justo cuando estaba al borde de la histeria rayó el alba. La luz comenzó a colarse por la ventana y un gallo cantó a lo lejos. Todo se calmó. Los sonidos cesaron y poco a poco, todo se iluminó.

Jean suspiró, al menos, había logrado superar otra noche.



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En el texto hay: miedo, paranormal, terror

Editado: 22.10.2024

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