Cuentos y microrrelatos

Encadenados

Respira. 

No te precipites, siempre debes reflexionar ante todo y no olvidar que la gente sabia es serena. Todo siempre tiene una razón, aunque la lógica actual no pueda ser suficiente para explicarlo todavía. 

No temas que estoy contigo, he venido a auxiliarte en este momento difícil.

 Aunque hay sangre seca debajo de tus uñas, tu camisa blanca está manchada de rojo.

 Rojo, vibrante y carmesí. 

Reprime tus escalofríos y deja de temblar. 

No claves tus uñas en los brazos. No te muerdas los labios, porque sangrarán y te olerán.

Tu sangre es un elixir para ellos, una ambrosía que buscan con anhelo y desesperación. 

No mires arriba, porque no importa de todos modos que ya nadie te habla, nadie te escucha y nadie te ve. 

Todos escuchan al profesor, mientras él escribe en la pizarra. Tan atentamente que no sospechan nada.

 Las bestias que se arrastran por el techo son invisibles e inaudibles para ellos. Sus garras de bronce bruñidas son afiladas y rechinan por todo el lugar. 

No tienes a nadie de tu lado aquí, excepto a mí.

 Respira más profundo. Inhala y exhala para contener tu respiración por más tiempo antes de huir. 

Si tu corazón se acelera, lo notarán, muévete con cautela. Levántate del asiento, pide permiso para ir al baño.

 Bien, lo has logrado. 

Ahora camina hacia la puerta, gira el pomo con delicadeza y huye. 

Corre por el pasillo con todas tus fuerzas, no caigas porque te atraparán. Estoy segura de que la adrenalina corre por tus venas y tu corazón late tan fuerte ahora que tú mismo lo puedes escuchar. 

Ignora los gritos de las personas en el salón de clases, puede que en realidad no sean ellas y todos estén a salvo. 

He escuchado rumores de que esos seres pueden imitar voces humanas a la perfección, quizás sean similares a los cuervos y también alados. 

Las luces están parpadeando y la electricidad es cada vez más inestable. Nada de eso importa, recuerda que la oscuridad está a tu favor, porque sin luz ellos son tan ciegos como un topo.

 Sigue corriendo, no te distraigas con tus propias cavilaciones.

 ¡Vamos, concéntrate en mi voz! ¿Ahora no confías en mí, después de que te ayudé a salir de ahí? Seré tu vela en la oscuridad, te guiaré, al igual que el hilo de Ariadna guió a Teseo en el laberinto.

Sigue corriendo porque escucho un batir de alas detrás de ti, vienen como si fueran una bandada de aves. No te traicionaré, como Dalila a Sansón. Déjame todo a mí y te salvarás.

¡No dejes que las plumas te toquen porque son venenosas! Podrías quedarte ciego y todo acabará para ti. 

Te he dicho mil veces que, si quieres vivir, debes continuar escuchando mis indicaciones, sin rechistar. No puedo explicar todo ahora sin que perdamos el tiempo discutiendo sobre lo que es imposible y lo que es natural.

Se han ido ahora, puedes respirar profundo, pero será mejor que no bajes la guardia. Por favor, permanece alerta ante cualquier tipo de amenaza.

No miento, juro que jamás lo he hecho desde que te hablé hace unos instantes.

¿Quieres saber quién soy? Te lo diré cuando llegue el momento, quizás algún día no tan lejano. Primero necesitas sobrevivir, después te preocupas de lo demás.Eso no importa ahora, en lo que respecta a mí, lo único que debes conocer es que soy quien soy. 

Te estoy mirando, aunque tú no puedas hacerlo. Me oculto de la vista de todos, para pasar desapercibida y tener ventaja sobre ellos.

No estás soñándome.

Veo que algo se está moviendo y haciendo ruido, escóndete atrás de ese pilar. 

Calla.

No emitas ningún sonido, ¿escuchaste? Voy a salir a buscarte, pero no debes verme. Cierra los ojos.

Te encontré, al fin.

Soy yo, no tengas miedo, estoy sosteniendo tu mano.

No llores, las lágrimas son inútiles.

No creas que voy a consolarte solo porque tuviste un mal día. No soy tu ángel de la guarda.

Recomponte, limpia tu cara, y sígueme.

Te daré mis ojos para que llores.

¡Vamos, levántate y andá! 

No estoy siendo cruel.

Camina, vendaré tu tobillo después. No te quejes de una herida pequeña, dime, ¿qué más opción tenías? 

Era eso, o morir drenado lentamente en dolorosa agonía.

Ya te lo dije muchas veces, quieren tu sangre.Eres invaluable para ellos, no sé por qué. Tal vez tienes un poder que desconoces, o eres un elegido para ofrecer mediante un sacrificio.

Nada de eso importa ahora, no hay un lugar seguro al que puedas escapar.

Olvídate de tu antigua vida, ya no existe.



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En el texto hay: antologia, de todo, relatos breves.

Editado: 15.09.2024

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