A veces las personas no son como las imaginamos, básicamente, todos vemos la envoltura, algunas envolturas son hermosas y llamativas, pero cuando destapamos esa atractiva envoltura vemos dentro un regalo usado, espantoso y hasta desagradable.
Por otra parte, a veces esas envolturas son simples, no agradable a los ojos y no dan ganas de abrirlo, sin embargo, cuando reunimos la suficiente fuerza y coraje para hacerlo nos encontramos con diamantes, oro, gemas preciosas.
Es irónico, ya que siempre miramos las envolturas de las personas y según eso juzgamos, pero no nos damos el tiempo de mirar más allá, de utilizar nuestra capacidad de razonamiento y análisis para descubrir la persona que hay dentro de esa envoltura poco convencional.
Así me pasó con Liam, mientras cerré los ojos para sentir por segunda vez sus labios, pensé que este chico que tenía a pocos centímetros de mi era poco convencional, siempre lo odié, siempre me aborreció mirar y nunca me agradó que fuera el mejor amigo de Mason, pero ¿cuál era la verdadera razón de mi inmenso odio? ¿por qué antes no resistía mirarlo, pero ahora estoy cerrando mis ojos para sentir sus labios?
Tantas preguntas y sentimientos y pocas respuestas y entendimiento.
Allí parada estaba yo, con el corazón acelerado esperando que me besara de nuevo, pero nunca sucedió, cuando abrí los ojos Liam ya no estaba, se había ido seguramente burlándose de mí y haciéndome sentir como una estúpida traidora.
—¡Idiota! — grito al saber la verdadera situación, él solo estaba jugando conmigo y yo como una tonta siempre caía en su trampa.
Camino hacia el pasillo para mirar donde estaba y lo único que ví fue su silueta de espalda caminando hacia la salida con el brazo alzado y en sus manos con el símbolo del rock riendo a carcajadas, él sabía como me ponía al sentirlo cerca y lo utilizaba a su favor, pero seguía sin entender por que me hacía sentir así y no entendía su forma de tratarme tan diferente y extraña a comparación de hace dos años.
Proceso de eliminación del suceso de esa noche bajo a un 15%, su proximidad no dejaba olvidarme de eso y lo único que quería era seguir con mi vida normal sin problemas, sin inconvenientes como Liam.
Regresé a mi casa y cuando abrí la puerta allí estaba mi madre, con su novio suizo, hablaban alemán y se reían, inmediatamente volteo los ojos y comienzo a subir al segundo piso para mi habitación.
—Cariño, Emma cariño ven acá, te presento a tu nuevo padre — al escuchar esas palabras me hervía la sangre y me ardían los oídos, ningún hombre reemplazaría a mi padre.
—¿Mi nuevo padre? — pregunto indignada — ni si quiera lo conozco para que digas que es mi nuevo padre, podrá ser tu novio, pero para mí es un simple extraño.
—¡Cariño! No seas así, ven a conocerlo no te hará daño hacerlo — estaba a la mitad de las escaleras así que me dispongo a bajar de nuevo y mirar al supuesto novio de mi madre, era un hombre atractivo, tenia los ojos y la piel clara, alto y fornido con labios delgados pero delineados a la perfección, con razón mamá estaba saliendo con él, siempre juzga las envolturas, pero no lo que hay dentro de ella.
—¿Si quiera habla español? — miro a mi madre alzando una ceja ya cansada de esa charla.
—Está aprendiendo cariño, ya sabe decir algunas palabras — se dirige al suizo — Sag etwas auf Spanisch (habla algo en español) — habla mi madre en alemán.
—Hola Emma, mucho gusto conocerte — dice el suizo con torpeza y muy lento yo simplemente lo miro y me rio a lo que el abre los ojos e inmediatamente su cara se pone tan roja como un tomate.
—Como sea, voy a subir, disfruten el banquete — digo al fijarme de que en la mesa había una variedad de alimentos deliciosos, que para mí deleite eran todos mis platos favoritos, había paella de mariscos, tacos, arroz de pollo, pollo a la parmesana, carne asada y mucho más, con eso se podría alimentar a un ejército completo.
—Cariño, no te puedes ir, en media hora llegan algunos invitados — la miro fijamente y doy un gran suspiro.
—Son tus invitados así que no tengo la obligación de atenderlos.
—Viene Mason también cariño, es muy importante que estés aquí hoy — dice con una sonrisa de oreja a oreja ¿Mason? Por qué invitaría a Mason — Así que maquíllate, ponte algo bonito y baja.
No discuto más y entro a mi cuarto, eso ya me estaba molestando un poco, estaba cansada y no quería ver a nadie, mucho menos a Mason, ya me sentía lo suficientemente culpable para mirarlo.
Le hice caso a mi madre para no discutir, eso de arreglarme no era lo mío, siempre visto de forma sencilla pero bonita y no me maquillo a no ser que sea para un evento y según mi madre, esta visita ameritaba que me maquillara.
Así que me puse un vestido color palo de rosa holgado que me quedaba cuatro dedos más arriba de la rodilla, tenía un moño al frente debajo de los senos y me dejaba un poco en descubierto la espalda y lo acompañé con unos tenis blancos. Posteriormente me dispuse a lavarme la cara y poner un poco de polvo, delineador y mascara de pestañas, después recogí mi cabello con una cola de caballo y deje unos mechones afuera.
Finalmente me miré al espejo y con lo que vi quedé satisfecha, sencilla pero bonita.
Ya escuchaba voces en la parte baja de la casa, escuchaba risas y chistes, cuando baje las escaleras pude ver a mi abuela, que seguramente ella había sido la que había preparado todo ese banquete, también vi a la mejor amiga de mi madre, Carlota, que se conocían desde niñas con su esposo y sus dos hijas gemelas Raquel y Anna, tenía otra hija llamada Alyssa , ella tenía mi edad 20 años, pero no estaba con ellos, también vi Mason y su padre sentados al lado de la familia de la Sr Carlota.
—Allí esta Emma, estas muy grande — vocifera la Sr Carlota — ven ven siéntate al lado de Mason — toda la familia se para de la mesa para dejarme un asiento libre al lado de Mason y se acomodan en otras sillas sin perder el orden y yo solo me digno a sonreír y sentarme.