—Le haces mucha falta a papá, a todos en general —dejo escapar un suspiro, me hinco en el suelo.
—a veces me pregunto cómo serian nuestras vidas si estuviéramos todos juntos —dejo el ramo de rosas blancas sobra la lápida de concreto.
—me siento culpable, de no traer buenas noticias cada que vengo, pero hare mi mejor esfuerzo, es una promesa —articulo mientras levanto mi dedo índice para hacer valida la promesa.
Mi teléfono vibra en señal de una llamada, no me toma mucho tiempo sacarlo y contestar.
— Grand-mère
— Medea —responden del otro lado de la línea.
—¿Qué ocurre Grand-mère?—camino fuera del lugar hacia el auto, dando una última mira hacia la lápida antes de subirme.
—Blackwell organizo un evento de aniversario hoy en la noche…—ya se hacia dónde se dirige este tema y no me gusta para nada.
—requiero que asistas al evento en nombre de la firma —sentencia sin más.
—hay un inconveniente en tu demanda, mi padre tiene turno doble este día —contrataque, esperándome librar de asistir.
—tu padre no asistirá, acabe de hablar con él —entonces sí sabe que mi padre no asistirá, que papel juego en este asunto.
—tienes el derecho de conseguir acompañante o ir sola—una mueca de disgusto invade mi rostro.
—me encuentro en la obligación de declinar su propuesta.
Cuando atravieso el lumbral de la casa, unos parloteos conocidos me reciben llamándome “niña” haciendo que esboce una pequeña sonrisa, al salir no hice ruido tal vez por eso Tulio no se dio cuenta que me había ido, me dejo caer en el sofá de la sala, una mujer de servicio me entrega un sobre negro con el sello Blackwell, obviamente mi abuela ya tenía previsto todo, y sabe que tarde o temprano iré a ese evento aunque la idea no me desagrada en particular, no tenía planeado salir o divertirme.
—te envié la invitación con la cual podrás ingresar al evento—ignoró completamente mi objeción y continuo con la serie de instrucciones, que si no es porque la conozco diría que había escrito un documento con todo lo que tenía que decirme.
Llame a mi padre poco después de terminar la llamada con la abuela, y como sospechaba, mi padre tampoco tenía ánimos de ir así que el sí pudo rechazar rotundamente asistir al evento, también me comento que la abuela no tenía intenciones de realizar un viaje desde Lyon hasta Liverpool solo para eso, así que busco un conejillo de indias, además añadió que si no tenía ánimos de asistir podría optar por no ir, que el disgusto le duraría poco a la abuela.
—ALERTA DE AMIGAS—se escucha por toda la casa, a veces pienso que en vez de un amigo tengo una cámara de seguridad.
Escucho la puerta abrirse y unos pasos resonando en el piso, poco después aparecen en mi campo de visión Ken y Aria con una valija de cosas.
—¡chica!—chilla la pelirroja emocionada y se abalanza sobre mí en el sofá.
—¡Ken déjala! sofocas a la pobre.
—no se puede contigo, nada te gusta —resopla hastiada quitándose de encima. Su vista viaja hasta el sobre que se encontraba en la mesa junto al sofá, donde momentos antes lo había depositado.
—¿Qué es esto? —pregunto mientras caminaba hacia el
— ¿el sello Blackwell? —pronuncio Ken, mientras se lo arrebataba de las manos a la rubia, de un momento a otro se empezaron a pelear por el sobre como en la película guerra de novias, era un espectáculo digno de admirar, cuando las detuve hubiera preferido no hacerlo, ya que me comenzaron a bombardear con preguntas.
— Entonces tu abuela te obligo a ir, pero no tienes acompañante —finalizo la rubia.
— Pues ahora ya los tienes —concluyo Ken con una sonrisa señalándose así mismas.
—Demasiado tarde porque ya había decidido no asistir.
—Venga ya, que no puede ser tan malo, la decisión está tomada iremos a ese evento —hablaban mientras me arrastraron hasta mi habitación, dejándome frente al armario.
— Madre mía —soltó Aria mientras recorría con la mirada todas las prendas.
—Esto parece más una tienda de novias que un armario, estabas pensando casarte y no lo ibas a decir —con una mano en el pecho expreso fingiendo ofenderse.
—¿Por qué demasiados vestidos blancos?—pregunto Aria
—Porque el blanco combina con todo —gran parte de los vestidos eran blancos un tercio de ellos azules.
—Vaya, vaya que tenemos aquí —Ken sostenía un elegante vestido negro Vivienne Westwood, me lo había regalado la abuela en navidad, pero no había tenido la oportunidad de usarlo.
—Ese no —negué repetidas veces con la cabeza
—es fantástico
—Ken tiene razón, ese es El vestido
—pero no puedo ir completamente de negro —señalo mi cabello con desespero, no tengo ningún problema con mi cabello, pero en su mayoría por eso opto por no usar prendas negras o en su caso oscuras, me hacen parecer un cuervo con el cabello suelto.
—con este vestido resaltaran más tus ojos
—además te puedes poner unos pendientes azules para que combinen con ellos —añadió la rubia, la verdad sí que saben envolver a la gente poco a poco me estaban convenciendo.