Esa mañana había alterado la comisaría como no había hecho en meses, preparábamos una operación de incógnito encabezada como de costumbre por Logan, quien de no haberse metido en el cuerpo de policía estaría posando en la alfombra roja, pues era capaz de interiorizar su papel tanto que era imposible hasta reconocerle.
Tras plantear mi hipótesis respecto al asesino y que me apoyaran debido a que era el único hilo que teníamos, descendí de nuevo a mi sótano a la espera de novedades. Logan, o más bien el chico en chándal encorvado inclinando la pelvis hacia delante y conocido como Fernando, me sonreía chulesco.
-¿Puedo hablar con Logan o Fernando ha acabado con él? -bromeé.
-Supongo que tendré que volver a mi yo policía para que aquí la inspectora me informe bien de mi misión -contestó adoptando una postura mucho más erguida y disciplinada.
-Sospecho que el supuesto Urano puede tener bastante poder respecto a negocios con droga, en especial cocaína. Necesito que encuentres a ese hombre, si existe, y lo vigiles -expliqué con neutralidad.
-Y... ¿Le delato? ¿Provoco una redada?
-Le proteges sin que él se percate -ordeno.
Me mira extrañado. Suspiro.
-Mira Logan, creo que es él la próxima víctima así que necesito que todo siga igual, aunque nos encontremos con todo cogido con pinzas y meras suposiciones, si hacemos movimientos sospechosos la pesadilla puede volver a empezar. No pierdas de vista tu objetivo y pasa desapercibido.
-Sí señora.
-Ten cuidado -añado lanzándole una mirada.
Él me guiña un ojo y veo como aparece en su rostro el reflejo del personaje Fernando.
-Tu no preocupes que a mí se me respeta.
Rodé los ojos y dejé que se marchara. Por desgracia, una cosa era cierta, no podía reabrir el caso de forma oficial sin una prueba contundente, y no hay nada que tenga más peso que un cadáver.
Finjimos que soltamos a Logan tras una detención debido a un pequeño hurto sin demasiada importancia y a partir de ahí Fernandito está de vuelta en la ciudad, este personaje es emblemático en la comisaría ya que a pesar de haber desmantelado distintas operaciones llevadas a cabo por traficantes, nadie sospechaba de él y varias personas le tienen incluso cariño. Como es obvio que tras terminar su trabajo Logan vuelve a ser policía, creamos la excusa de que viajaba mucho y se pasa de vez en cuando a saludar a viejos conocidos.
Mientras que "Fernando" se ponía al día e informaba a inteligencia mientras fingía estar interesado en determinados asuntos, yo procedía a llevarme a Thomas a la biblioteca a una sesión matutina de estudio tras haber comido, cuando despertó de su matutino empanamiento -común después de hincharse- no le hizo ni pizca de gracia el plan.
-No creo que en esos libros se encuentre el nombre del asesino -replicaba.
-Si no me equivoco, tenemos una corriente de simbología que relaciona los casos entre sí, debemos buscar información al respecto -explicaba intentando que entrara en razón.
Bufó.
-Sigue sin convencerme.
Entre Thomas y Rita me guiaban a través de aquel edificio donde podía distinguir respiraciones pausadas y susurros mezclados con algunos pasos haciendo eco sobre la madera de vez en cuando, perdiéndose entre unas estanterías que olían a papel y tinta.
-¿Estamos en la sección de mitología? -pregunté en voz baja.
-Sí, pero Blanca... Hay demasiados libros ¡Es imposible leer todos los títulos! -se quejó.
-¡Chts! Baja la voz -seseé autoritaria.
Él resopló.
-Perdón.
-No tenemos prisa, así que búscame alguno que cuente historias de mitología y algún otro de la antigua Grecia en sí, también quiero que me busques una biblia y otro sobre relojes antiguos -susurré.
Thomas acató con las órdenes y me trajo cuatro libros que sonaban convincentes, cargamos con ellos y los cogimos prestados para que yo pudiera disfrutar de una lectura "ligera" en mi despacho, ya que bueno, no podía ver en una cafetería u otro lugar similar.
Había organizado los casos en un gran corcho del que disponía y seguía sin comprender aquel final tajante. Torcí el gesto, el último caso había sido de un chico muy joven, 25 años, informático, recibía el nombre de Jack McCoy pero era conocido como "Dash" entre sus allegados. Era una lástima la verdad, sin embargo, había comenzado a cuestionarme por qué él fue la última víctima, ¿cerraba alguna especie de lista? Lo dudo, no estabamos cerca ni por asomo de dar con el culpable y tampoco encontramos suficientes coincidencias como para que esto se tratara de una venganza. Decidí revisar las pertenencias que confiscamos para el caso ya que podían contener algún tipo de información, caí en la cuenta de que faltaba un objeto de gran peso, su portátil, aquello me hizo recordar como inteligencia estuvo durante semanas tratando de acceder al interior y se vio incapaz, por lo que cuando el caso quedó archivado se acabó devolviendo a sus familiares. Debía recuperarlo y sopesé hacer una visita al que era su domicilio con la suerte de encontrar allí a alguien que le conociese o al actual propietario o propietaria del artefacto en cuestión. Me tiré el resto de las horas leyendo los libros que había cogido, tomando apuntes de cosas que consideraba importantes y frontándome los ojos cuando estos me ardían y me bailaban las letras.
Llegué a casa agotada, mis pies hinchados agradecieron sentir el suelo descalzos y deshaciéndome de la mayor parte de mi ropa me senté en el sillón con un plato de comida en los muslos y una cerveza que Sasha me ofreció.
-Un día muy largo -objetó, la piedra de su mechero emitió un chasquido.
-Vas bien encaminada -eché la cabeza hacia atrás hundiéndola en el acolchado respaldo, me palpitaban conjeturas, hipótesis y dudas -. Mañana voy a tratar de recuperar ese maldito ordenador -añadí.
-¿El que nadie fue capaz de desbloquear?
Asentí.
-Van a acribillarte a preguntas, trata de ser algo empática así para variar -aconsejó mordaz soltando el humo del cigarro.