Culpa mía (1)

Capítulo 13

NOAH

Después de lo ocurrido con Nick, decidí no volver a acercarme a él, tal y como él me había pedido. Lo ocurrido había sido extraño y placentero, por lo menos hasta que abrió la boca y me di cuenta de con quien estaba haciendo lo que estaba haciendo.

Por lo menos había conseguido lo que quería, de alguna manera me había vengado de lo de Dan, aunque en el fondo supiera que nada podía hacerme sentir mejor después de que dos personas tan importantes para mí me hubiesen engañado de aquella manera.

La foto que había hecho Nick me había dejado un poco descolocada. Nunca me había hecho fotos con Dan en las que nos estuviésemos besando... es más creo que nunca me habían besado de aquella forma. Cuando la había visto la piel se me había puesto de gallina. En ella se veía nuestros perfiles entrelazados, sus labios entreabiertos en los míos y nuestros ojos cerrados disfrutando del momento. Mis mejillas se veían acaloradas mientras el semblante de Nick era duro, frío y terriblemente irresistible. Aun solo viendo su perfil te dabas cuenta de lo atractivo que era... Dan se iba a subir por las paredes. Lo sabía. Era así de egoísta, solo que normalmente dirigía su egoísmo hacia a los demás y a mí me dejaba fuera.

Escribí un mensaje debajo de la foto antes de mandársela a él:

Me ha costado menos de cuatro horas encontrar a un tío más hombre que tú. Gracias por abrirme los ojos; por cierto, en esta foto pareces un pescado boqueando, ¡aprende a besar gilipollas!

Debajo del mensaje se podía ver la foto de él y Beth besándose, aparte de la mía con Nick.

Me encantaría poder verle la cara, pero sabía que después de ese mensaje mi relación con él había acabado. No pensaba volver a verle y por primera vez agradecí que nos separara una frontera de por medio. En cuanto a Beth solo escribí dos palabras en el mensaje que le envié a continuación junto a la foto de ella y Dan besándose: Hemos terminado.

Solté todo el aire que estaba conteniendo. Ya está... con eso acababan nueve meses de relación amorosa y siete años de amistad. Sentí como mis ojos se humedecían, pero no derramé ni una sola lágrima, no, no se lo merecían.

Guardé mi teléfono en mi bolsillo trasero de los pantalones y me fui directa con Jenna. Busqué con la mirada a Nick y le vi bebiendo una cerveza con la espalda apoyada contra su Ferrari negro. Le di la espalda y me fui directa hacia donde mi nueva amiga me esperaba.

El resto de la noche me la pasé bailando, riendo y pasándomelo bien con las locuras de Jenna. En varias ocasiones se escabullía para enrollarse con el buenorro de su novio y entonces yo volvía a recordar lo ocurrido y sentía que me venía abajo. Intenté distraerme con las carreras que me encantaban y me hacían recordar momentos más felices, cuando ir a la pista era algo del día. No pude evitar observar con detenimiento la manera de conducir de todos los pilotos allí presentes. Los que pertenecían al grupo de Nick eran bastante buenos, pero él había sido impresionante cuando había corrido la primera carrera.

A medida que avanzaba la noche me veía a mí misma analizando la pista con detenimiento e intentando averiguar que era necesario para poder ganar aún con más distancia de por medio. Según me había ido fijando el problema radicaba en la segunda curva. Si la cogías demasiado despacio perdías distancia y si lo hacías más rápido te arriesgabas a salirte de la pista.

Me moría de ganas de probar que podía hacerlo mejor. Es más, estaba completamente segura de que podía hacerlo mejor. Quería sentir el viento en la cara, la adrenalina en el cuerpo gracias a la velocidad, sentir ese control sobre el coche y saber que era yo la que lo manejaba, lo controlaba y lo hacía correr. Estaba con esos pensamientos en mente cuando la última carrera estaba a punto de realizarse. Ese tal Ronnie era el que correría contra Nicholas y estaba segura de que si se me daba la oportunidad podía ganarle con los ojos cerrados.

La gente se había ido subiendo a los coches y se habían ido trasladando a donde estaba la meta. Jenna, Lion y yo nos teníamos que quedar allí, solo que estos habían ido a buscar no sé qué cosa al coche de mi amiga. Nicholas también había desaparecido, le había visto marcharse con la idiota de pelo oscuro hacia donde estaba su furgoneta, y allí estaba yo, sola, junto a un cochazo y esperando a que alguien regresase de una vez por todas.

Entonces vi como Ronnie se acercaba hacia su coche tuneado y me observaba con interés. Aquel tío daba miedo de verdad, tenía más músculos que un luchador de sumo y miles de tatuajes marcaban sus brazos y parte de su espalda. Le observé sin emitir ningún tipo de sonido.

-Eh, guapa-me dijo apoyando sus antebrazos en la parte superior del coche. - ¿Quién eres? -me preguntó en tono divertido.

Le miré con cierto reparo, pero decidí que era mejor contestarle.

-Noah-le contesté cortante.

Él sonrió por algún motivo inexplicable.

-Te he estado observando-me dijo con una sonrisa-Se diferenciar a las chicas que saben de esto-dijo dándole una palmada a su coche-y las que no-agregó-Tú perteneces al primer grupo. Observé con cautela.

-Puede que haya corrido una que otra vez-le contesté preguntándome donde estaban los demás. No me gustaba la forma en la que me miraba aquel tipo, me daba mala espina.

-Lo sabía-me contestó divertido- ¿Por qué no corres contra mí, cielo? -me preguntó, mirándome seriamente.

¿Estaba preguntándome lo que creía que estaba preguntándome?

-Tienes que correr contra Nicholas-le dije dubitativa.

-Nicholas no está aquí ¿verdad? -me preguntó haciendo un ademán con su mano.

Sentí como la adrenalina me invadía por completo. Dios mío.... Correr otra vez... eso era lo quería, lo que necesitaba... y era verdad que Nicholas había desaparecido, además él ya había corrido...

Apagué aquella alarma que comenzó a sonar en mi cabeza, alertándome de que estaba completamente loca y sonreí con suficiencia.




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