Culpa Mía (adaptación sambucky)

06: SAM

Mierda.

- ¿Qué coño le has echado? - Le pregunté al imbécil que tenía cogido por la camiseta.

El muy idiota me miraba completamente aterrorizado.

- ¡Contéstame, joder! - Le grité maldiciendo el día en el que había conocido a mi hermanastro, y también maldiciendo al gilipollas de Pietro por haberlo traído a una fiesta como esta.

- Joder, chico. - Dijo con los ojos abiertos de par en par. - GHB. - Admitió cuando lo estampé contra la pared.

Joder... esa era la droga que utilizaban los capullos para poder violar a alguien. Era incolora e indolora y por eso resultaba tan fácil meterla en las bebidas sin que te dieras ni cuenta.

El sólo hecho de pensar en lo que podría haber pasado me nubló la mente. Aquella noche iba a terminar con los puños hechos una mierda. Lo golpeé tantas veces que perdí la cuenta.

- ¡Sam, para! - Gritaba una voz a mis espaldas. Detuve el puño antes de volver a estamparlo contra la cara de aquel hijo de puta.

- Vuelve a traer esa mierda a una de mis fiestas y lo que te he hecho hoy te parecerá una caricia en comparación. - Le dije cerciorándome de que escuchaba cada una de las palabras pronunciadas. - ¿Me has oído?

El gilipollas se fue lo más lejos posible de mí tambaleando y sangrando.

Me giré y me encontré con un Bucky completamente aterrorizado.

Algo se movió en mi interior cuando vi aquella expresión en él. Joder, por muy poco que lo soportara y por muchas ganas que tuviera de matarlo, nadie se merecería que lo drogaran sin su consentimiento, y menos para hacer lo que seguramente le hubieran hecho de no haber estado yo allí.

Me acerqué hacia él observándolo con detenimiento.

Tenía los ojos desorbitados, pero los tenía así desde que le había dado la paliza a Pietro, por lo que aún no se veían los efectos de la droga.

- ¿Qué fue lo que bebiste? - Le pregunté cuando llegué hasta él.

No me contestó, simplemente se me quedó mirando boquiabierto, asustado y tembloroso.

- Joder, Bucky, no voy a hacerte daño, ¿vale? - Le dije sintiéndome como un delincuente, cuando en realidad yo no le había hecho absolutamente nada.

Cuando lo dejé tirado, supuse que simplemente llamaría a su madre y que se iría con nuestros padres a casa. No se me ocurrió pensar que se subiría al coche del primer imbécil que parara y mucho menos que vendría directamente a la fiesta menos apropiada para un chico como él.

- ¿Qué me he tragado? - Me preguntó tragando saliva y observándome como si fuese el mismísimo diablo.

Suspiré y miré hacia el techo mientras intentaba pensar con claridad. Mi padre me acababa de llamar para preguntarme dónde demonios estaba Bucky.

Su madre estaba preocupada, y le había dicho que la llamaría cuanto antes, que Bucky se había venido conmigo a casa de Scott, y ahora mismo estaba mirando una película con su hermana.

Había sido una mentira del todo improvisada, pero mi padre no podía enterarse de lo que había ocurrido aquella noche, ni de dónde había estado. Ya me había salvado de suficientes situaciones difíciles como para que ahora se enterase de que todo seguía absolutamente igual.

Bastante me había costado mantener mi vida privada en la sombra, y no pensaba dejar que alguien como Bucky lo estropeara.

En menos de un día había conseguido tocarme las narices más que cualquier otra persona que hubiera tenido el placer de conocer.

- ¿Lo que has bebido tenía alcohol? - Le pregunté ignorando su pregunta.

Él me miró un segundo y luego negó con la cabeza.

- Era coca-cola. - Me respondió y suspiré más aliviado.

Si el GHB se mezclaba con alcohol podía ser muy peligroso, pero si no...

Bueno, no voy a decir que era como fumarse un porro; Bucky iba a maldecir haber venido a esta fiesta.

- Estarás bien. - Le contesté cogiéndolo del brazo y llevándolo hasta donde estaba mi coche.

- Quiero matarte. - Me dijo, y cuando bajé la mirada pude ver que sus párpados habían comenzado a pesarle. Mierda, tenía que ponerlo al teléfono con su madre antes de que fuera peor.

En cuanto llegamos hasta mi coche, abrí la puerta del conductor y esperé que se sentara.

Entonces saqué el móvil.

- Tienes que decirle a tu madre que estás bien y que no te espere levantada. - Le dije mientras buscaba a mi padre en la agenda. - Dile que estamos viendo una película en cada de unos amigos míos.

- Que te den. - Me contestó echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos con fuerza.

Me acerqué hacia él y le cogí el rostro con una sola mano. Abrió los ojos y me miró con tanto odio que no pude evitar sentir ganas de darle una patada a algo sólido y romperlo en mil pedazos.

- Llama o esto va a ponerse feo de verdad. - Le dije, pensando en cómo se pondría mi padre si se enteraba de lo que había ocurrido aquella noche.

Y qué decir de la madre de Bucky.

- ¿Que vas a hacerme? - Me dijo mirándome con las pupilas cada vez más dilatadas. - ¿Dejarme tirado para que alguien me viole? - Me preguntó con segundas. - Espera... ya lo has hecho. - Agregó con ironía.

Vale, me lo merecía, pero no teníamos tiempo para eso.

- Estoy marcando, más te vale decirle lo que te he dicho. - Le dije al mismo tiempo que le ponía el teléfono en la oreja.

Unos segundos después, Natasha se escuchó al otro lado de la línea.

- Bucky, ¿estás bien?

Él me miró antes de contestar.

- Sí. - Dijo para mi gran alivio. - Estamos viendo una película... llegaremos... un poco tarde. - Siguió diciendo mientras su mirada se desviaba al techo del coche.

- Me alegra que hayas ido, cariño. Ya verás cómo te gustan los amigos de Sam...

Miré hacia otro lado cuando escuché aquello.

- Seguro. - Dijo Bucky sin volver a mirarme.

- Nos vemos mañana, cielo. Te quiero.

- Y yo, adiós. - Le dijo, y entonces le quité el teléfono y me lo guardé en el bolsillo.




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