¿culpable?

Capítulo 1

Es un fin de semana tranquilo para Yamini Price una joven de tan solo diecinueve años, su madre como siempre ha salido a trabajar y ella siendo tan pacifica y hogareña permanece en casa limpiando. Al terminar sus deberes se dirige hasta su habitación en la que se mantiene hasta que escucha a su madre llegar y sale de su habitación para darle la bienvenida como acostumbra a hacer. Han transcurrido dos meses desde que ella y su madre llegaron a Los Ángeles, aunque les ha resultado complicado el cambio hasta ese momento no pueden quejarse, Zenda encontró trabajo y Yamini hace todo lo que puede para ayudarla y por no descuidar sus estudios.

–Bienvenida–saluda Yamini a su madre con un abrazo–, ¿Cómo te fue?

–Muy bien, cariño, fue un día bastante tranquilo, ahora ve a prepararte porque hoy cenaremos fuera.

–Pero, madre, sabes que no me agrada salir y esas cosas sociales; además, debes estar agotada por tanto trabajo, mejor te preparó algo mientras descansas y cenamos aquí.

–No, Yamini, hoy quiero que salgamos, por favor, hazlo por mí, ¿Si?

–De acuerdo– accede la joven con poco ánimo.

No comprende la razón de la insistencia de su madre y realmente salir a un lugar lleno de personas desconocidas no es el ideal de Yamini; sin embargo, ver feliz a su madre es una de las cosas más importantes para ella, Zenda lo es todo para ella. Desde que ella tiene memoria han sido ellas dos contra el mundo y es por eso que Yamini por su madre y la felicidad de esta, es capaz de hacer todo. La joven llega hasta su habitación, toma una ducha rápida y al salir se prepara para acompañar a su madre, seca su cabello y lo trenza, es la única manera en la que logra que su rebelde cabello castaño tenga una apariencia presentable, observa su pálido rostro en el espejo y sus ojos color miel le devuelven la mirada, se coloca sus gafas y sale de su habitación.

– ¿Lista?–pregunta Zenda con una gran sonrisa al verla aparecer, verla tan feliz hace que la joven se sienta de igual manera por lo que le devuelve la sonrisa.

–Sí, vamos.

Zenda se encuentra sumamente feliz a pesar de su nerviosismo por lo que no puede evitar mantener la gran sonrisa en su rostro, juntas salen de la casa y se dirigen a un elegante restaurant. Yamini se percata del lugar de destino y enseguida se siente arrepentida por el atuendo que decidió usar. Aunque en realidad no puede hacer milagros, usar algo más acorde al lugar si habría podido hacerlo, su sudadera gris que le queda enorme y sus pantaloncillos holgados de color negro en combinación con sus zapatillas deportivas no resultan un gran atuendo para un lugar como ese; sin embargo, es tarde para hacer algo al respecto y su esperanza queda en hacer que su madre cambie de planes.

–Madre, ¿Por qué no me has advertido que vendríamos a un lugar como este? Es demasiado costoso, lo mejor sería ir a otro lugar, debemos pensar en todo lo que hay que pagar, no podemos gastar tanto en un lugar así, no es necesario.

–No te preocupes tanto, Yamini, todo estará bien, confía en mí, si te he traído hasta aquí es porque es posible, nunca he sido una irresponsable y lo sabes bien.

–No me encuentro vestida de manera adecuada, madre, es posible que ni siquiera me permitan entrar, aquí todos visten de manera tan elegante, inclusive tú, en cambio yo no, me sentiré fuera de lugar.

– ¿Qué dices? Para comenzar, claro que te permitirán entrar, así eres tú y encajas en cualquier lugar, no tienes que cambiar nada, eres hermosa, hija.

–Mamá, tú lo dices porque me quieres pero mírame – expresa abriendo los brazos para que su madre la observe bien–. No encajo en lugares así, vamos a otro lugar, algo más sencillo, te aseguro que incluso la comida tendrá un mejor sabor, en estos lugares todo es tan costoso pero no siempre sabe bien.

–Yamini–la llama su madre tomando el rostro de la joven entre sus manos para hacer que la mire–. Hemos venido hasta aquí porque quiero que conozcas a alguien, es muy importante para mí tu opinión, deja de buscar tantos pretextos.

– ¿De quién se trata?–cuestiona sin ocultar su gran desconcierto, su madre no comento que saliera con alguien y ellas siempre han tenido mucha comunicación.

–Ahora lo conocerás, entremos –responde ella sin revelar el misterio, Yamini sin más opciones, se deja guiar por su madre e ingresan en el lugar.

– Buenas noches, se han bienvenidas, ¿Cuentan con reservación?

–Buenas noches, la reservación está hecha a nombre de Parker Harper, por favor –responde Zenda con tono educado, de inmediato aquel apellido le resulta familiar a Yamini; sin embargo, como es una joven sumamente despistada, no consigue recordar donde lo ha escuchado.

–Por supuesto, el señor las espera, síganme– indica el joven que las ha recibido guiándolas hasta una mesa en la que se encuentran tres personas.

– ¡Bienvenidas!–las recibe con entusiasmo el hombre que lleva un elegante traje azul marino, con una gran sonrisa en su rostro se pone de pie y abre la silla a su lado para la madre de Yamini, el joven que los acompaña se pone de pie y abre la silla para que Yamini tome asiento, ella lo mira confundida, nunca antes alguien se había tomado tal consideración con ella, la joven toma asiento sonriendo tímidamente a manera de agradecimiento, el joven le devuelve la sonrisa–. Ahora que nos encontramos todos aquí, ha llegado el momento de las presentaciones.

– ¡Oh, es verdad!– comenta emocionada Zenda–. Ustedes deben ser Mirt y Ailen, su padre me ha hablado mucho de ustedes, no saben cuánto me alegra poder conocerlos al fin.

–Es un placer conocerlas, señora–expresa de manera educada Mirt.

–Quisiera decir lo mismo, señora; sin embargo, mi padre jamás la ha nombrado y su inesperada presencia afecta la amena noche que pasábamos–comenta Ailen con desdén.

– ¡Ailen, compórtate! –recrimina Parker a su hija, sabía que de sus dos hijos, la joven sería la más difícil de manejar en esa situación.




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