Sintiendo un intenso frio recorrer todo su cuerpo, Yamini permanece en silencio tratando de procesar las palabras de Bradley, « ¿Qué puede saber para que me hable y me trate de esta manera?» se cuestiona completamente confundida sintiéndose incapaz de formular una respuesta. Resulta imposible que pueda tener pruebas de algo que ella sería incapaz de realizar, «Lastimar a alguien es algo impensable para mi, a menos que el detective tenga razón y yo no lo hubiese hecho pero… no, es imposible, de ninguna manera podría haberlo hecho.» se dice llena de convicción a pesar de no contar con su diario para encontrar la respuesta que la ayude a cerciorarse y su memoria no le proporcione la información para salir de ese problema. Sintiendo sus ojos arder nuevamente en señal de que las lágrimas se han acumulado en ellos mira hacia arriba para evitar comenzar a llorar, las lágrimas no le ayudaran en ese momento, Bradley la observa con los ojos entrecerrados, «Vamos, Yamini Price, muerde el anzuelo.» piensa sin apartar su mirada de ella.
– ¡Yo no he hecho nada, soy inocente, es verdad que no tenía una buena relación con Ailen, ella me molestaba en cada oportunidad que tenía pero no por eso le quite la vida!
–Señorita Price, usted amenazó a Ailen Harper frente un testigo, ¿Eso también lo ha olvidado?–inquiere el hombre sin borrar de su rostro la expresión confiada.
–No puedo asegurar si la amenace o no, ¡No recuerdo eso!
–Por suerte, el testigo no tiene problemas de memoria y afirma haber escuchado claramente la amenaza proferida contra la víctima, ¿Por qué la amenazó?
–No lo sé, no sé qué sucedió en el momento que menciona, todo lo que yo sé es que ella quería que le ayudara a separar a nuestros padres y me acosaba constantemente para que accediera.
– ¿Así que para librarse de ella y sus constantes acosos decidió quitarle la vida?–cuestiona el detective haciendo conjeturas para obtener lo que desea.
– ¡Yo no he dicho eso, ya dije que no lo hice! –expresa sintiendo un nudo en su garganta, sabe perfectamente que lo que el detective desea hacer es enredar su mente para conseguir que ella acepte la responsabilidad, la tenga o no, «Al parecer eres más lista de lo que pensé, Yamini Price.» piensa Bradley analizando a la joven frente a él.
Las arduas investigaciones de días anteriores habían llevado al detective Jano Bradley hasta la persona que menos imaginó; sin embargo, todos sus interrogatorios anteriores lo habían guiado hasta esa temerosa jovencita frente a él. Aunque la teoría a primera vista parecía descabellada él tenía suficiente experiencia para no dejarse guiar por las apariencias, tarde o temprano descubriría toda la verdad como siempre ha hecho, no por nada era considerado el mejor detective de Los Ángeles, a lo largo de su carrera de veinte años no ha habido ningún solo caso que él no consiguiera resolver y este no sería la excepción.
– ¡Preguntare por última vez! ¿Por qué asesinó a Ailen Harper?–cuestiona con tono firme.
– ¡Yo no lo hice, ya lo he dicho!–exclama la joven entre lágrimas.
Ella realmente no comprende, ¿Cómo ha terminado en esa sala de interrogatorios siendo acusada de un crimen como ese? Desde que había sido llevada a la estación de policía para ser interrogada como principal sospechosa del homicidio de Ailen Harper esa pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza, nada de lo que sucedía tenía sentido alguno, es decir, era imposible tan solo imaginar que ella fuese capaz de un acto como ese; sin embargo, no lograba recordar, ¿Qué hizo ese día a esa hora? Siempre ha sido tan despistada y olvidar es algo común para ella. Muchas cosas se borran de su memoria sin explicación alguna pero su cerebro ha elegido el peor momento para olvidar algo que podría librarla de ese gran lio en el que se encuentra y salvarla de ir a prisión por un crimen que se encuentra convencida que ella no sería capaz de realizar.
–Entonces explique, ¿Qué hacia la noche del diez de enero, entre las siete y las ocho de la noche? –cuestiona el detective observando de manera intimidante a la joven quien por enésima vez rebusca en su memoria, algo, un indicio, lo que sea que la ayude.
–Realmente no lo recuerdo, suelo acompañar a mi madre a cenar a esa hora y después dormir; sin embargo, no recuerdo haber acompañado a mi madre ni absolutamente nada mas, ya debe saber, detective, del problema de amnesia que padezco.
–Su madre ya ha declarado, esa noche usted no bajó a cenar; además, se sabe que la última persona con la que se comunicó Ailen Harper, fue usted y por si fuera poco, días antes usted amenazó a la victima frente a un testigo, ríndase, no tiene coartada que la libere de esto, ¡Confiese de una vez y deje de hacerme perder el tiempo!
– ¡Yo no lo hice, no sería capaz!–exclama sintiendo la ansiedad consumirla.
–Mi cliente ya ha dicho que no lo hizo, usted no tiene más pruebas que un mensaje que dice y cito: “Ahora te veo” –interviene el abogado de la joven–. Eso no prueba la presencia de la señorita Price en el lugar de los hechos y menos aún la convierte en culpable, la joven ni siquiera recuerda haber escrito dicho mensaje, bien pudo hacerlo otra persona desde el teléfono de la joven sin que ella se percatara, sabe que eso es más común de lo que parece, detective, sus fundamentos no son suficientes para mantener a mi cliente en este lugar, por lo que ante la falta de evidencia, exijo su liberación inmediata.
–Pueden retirarse –indica molesto el detective Bradley, el abogado le ha ganado la partida, las evidencias con las que cuenta no son suficiente para hacer pagar al responsable–. Cuide sus pasos, señorita Price, estaré atento a cada uno de sus movimientos, tarde o temprano volveremos a hablar y le aseguro que librarse, no le será posible.
–Más le vale no molestar a mi cliente, detective, podría ser acusado de acoso–interviene el defensor de la joven, ella se mantiene en silencio sabiendo que su futuro pende de un hilo que en cualquier momento puede romperse y dejarla caer al oscuro pozo que se encuentra bajo sus pies.