Capítulo 2

Paula Arango

— ¿Qué mierdas es esta Castro? Esto que significa…

Aún no podía creer el sin fin de cosas que este hombre me tenía preparado, llegar a esa habitación y ver eso me dejó perpleja, más bien diría con la boca abierta, no imaginaba el nivel de obsesión de ese hombre por mí, sentía miedo, sentía que no iba a salir de aquí. 

Solo pensaba en mis bellos retoños que quedaron en lágrimas cuando me los arrancaron de mi lado, sé que mi Chris hará su mayor esfuerzo por qué no les falte nada y estén bien, ¿Pero quién lo cuidará a él? Aún se me venían las imágenes a mí de cuando lo vi con Viola en su oficina. 

Analizo a Castro que está igual de horrorizado como yo al ver esa habitación llena de fotos mía, tanto antiguas como nuevas. Observo una por una sin imaginar esta obsesión. Había desde mi primer día en la editorial, del día de mi boda, con mis bebés, algunas con Scott, que subí en mi perfil de Facebook en un álbum privado solamente para mí, con Chris en Italia, de nuestras vacaciones, de la luna de miel y muchas más. 

— Castro ¿Esto qué significa? ¿Sabías de esto? — Pregunto con terror — Habla por favor. Dime, algo.

— Señorita, Paula, ¡la verdad! No tenía idea de nada de esto. El patrón tiene este cuarto como un santuario y no permitía el ingreso a nadie hasta ayer que me dio las llaves, pero no tenía permitido entrar. — Dice con horror — Cuídese, señorita. 

¡Esto debe ser una broma! No puedo creer que me diga esto.

— Castro, tengo miedo, por favor, no me abandones. Ayúdame a salir de este maldito encierro. 

— Señorita, Paula, lo siento mucho, no puedo desafiar al jefe, señorita. 

—  Castro, por favor, ayúdame a salir de aquí. Tengo miedo.

—  Lo siento, Paula. —  Responde dejándome en este lugar sola con llave. — Por favor.

Mis lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas, quiero ser fuerte, pero ante esta situación quien podría serlo, estoy sola, sin mi familia, con miedo que ese hombre me haga daño o se atreva hacerle daño a mi familia, ¿Qué tal que no cumpla con su palabra? Y le haga daño a mis hijos o a Chris. 

No tengo comunicación alguna, me han quitado mi celular dejándolo sin batería y mucho menos sin sim card. Sabían que podían rastrearlo, pero sé que Chris no me dejara en este maldito hueco de mierda. Mi me ayudará a salir de aquí. 

La cama no está nada mal, es algo cómoda, sin embargo, yo no quiero estar aquí, soy prisionera de ese hombre, de mis pensamientos, mis miedos, de todos mis tormentos. Le dieron la oportunidad a Scott  de que se quede con mi bebé. Sé que mi esposo no permitirá tal suceso, ese maldito no merece a mi hijo, eso jamás. No merece nada. 

Siento que la puerta se abre de par en par vislumbrando a ese hombre misterioso que viste todo de negro con una capucha negra. Quiero acercarme a él y darle miles de golpes hasta dejarlo inconsciente, pero pensé en sus amenazas de hacerle algo a mi familia. Tengo que ser una puta sumisa a lo que me diga menos a acostarme con él, a eso  jamás accedería. 

Se acerca con una sonrisa triunfal al verme, quiero destrozarlo en mil pedazos, no saben cuánto odio me daba verlo, aunque no vea su rostro, puedo imaginarme de quién se trata. Viejos recuerdos me dan con ese hombre. 

—  Te gustó tu habitación, preciosa. La hice con mucho amor para ti recordarte cada parte de tu vida con los idiotas eso ¡Ups! Me faltó con André —  Dice con cierto sarcasmo — ¡Cierto que calentaste sus sábanas por un tiempo, pero nunca te eligió! Siempre fuiste solo una… como es que se dice… a sí… amante mientras yo te ofrecí todo. 

— No me hagas reír — Contesto con sorna — Jamás hubiera podido ser feliz contigo. Tu alma es oscura y siniestra, no sabes amar a nadie ni a ti mismo. Referente a tu habitación… gracias… está linda, me recuerda los seres que amo en ninguna estás tú. Respecto a lo de André, no sabes cómo disfrutaba con él mientras tú te morías por ocupar su lugar. 

— ¡Cállate! ¡Cállate, maldita perra! — Replica mientras me dio una bofetada partiéndome el labio. — Lo que me haces hacer.

— Vamos, te enoja que no me puedas tenerme por mi voluntad. —  Escupo colmándole la paciencia — Jamás seré tuya, jamás podrás tocarme, tendrás que matarme para lograrlo, de resto no podrás. 

—  Castro, Castro —  Grita como un loco demente — Trae las herramientas, mandaremos un recuerdo a su amado esposo. — Espeta. 

Empiezo a sentir miedo ¿Qué pretende hacer este hombre? ¿Qué le va a hacer a Chris? Mi cabeza es un caos, sintiendo que explotara pronto, meditando en que pasa por esa mente siniestra. Quisiera tener el poder de meterme en su mente para poder leer sus pensamientos y sus pasos siguientes. 

Veo llegar a Castro con un lazo en sus manos ¿Qué piensa hacerme? No quise llorar para no mostrarle mi debilidad, no puedo mostrarme que me estoy quebrando por dentro. Me dirigen a una sala horrenda de ese garaje donde me tienen. Tengo certeza que no es en la ciudad, por más que cubrieron mi rostro, no soy tan tonta para no calcular el recorrido del auto.