Capítulo 14: ¿Adelanto?
Es una pena que fuese una ilusión, me hubiese gustado mucho soltar la fecha en la realidad.
La convivencia entre Freya y Diot, impuesta por el rey Herald, no pasó desapercibida en el castillo. La estrategia del monarca, hábil y calculada, buscaba transformar la percepción del pueblo sobre Freya, hacerla más accesible y aceptable como princesa. Cada encuentro entre ellos despertaba la curiosidad del personal, y los rumores no tardaron en propagarse.
La hija del rey al fin se dejaba ver.
Con el paso de los años, la existencia de la hija del rey se había convertido en un misterio. Oculta en el palacio, su presencia era apenas un rumor, hasta que finalmente comenzó a filtrarse entre los muros y llegó a los oídos del pueblo. Los habitantes de la ciudad, intrigados, ansiaban verla. En las tabernas, las conversaciones giraban en torno a ella. "¿Será tan hermosa como dicen?", "¿Por qué la mantuvieron oculta por tanto tiempo?", eran preguntas comunes que se lanzaban de boca en boca.
Por otro lado, y lamentablemente, el avance en la relación de Freya con la reina y sus hijos había sido lento y algo distante. Apenas había tenido la oportunidad de intercambiar palabras con las dos jóvenes, cuyas miradas solían esquivar las suyas o mostrarse indiferentes cuando se cruzaban en los pasillos del palacio. Sin embargo, con Gadea, la interacción había sido algo más frecuente, aunque no precisamente cordial. Durante los momentos compartidos en el desayuno y la cena, el ambiente se llenaba de comentarios sutiles, a veces insinuantes, que parecían trazar una línea de desafío entre ambas mujeres. No era una relación cómoda ni amistosa; más bien, estaba marcada por una tensión disfrazada de falsa cortesía y observaciones afiladas que trataban de encontrar fisuras en la fachada de Freya.
Los días habían transcurrido sin la oportunidad de un encuentro entre Bronson, Katrina y ella misma. Sin embargo, esa madrugada, una pausa inesperada en el flujo cotidiano, causada por la repentina enfermedad de Sandra, los dejó solos en un raro hueco temporal. Mientras se sumía en sus cavilaciones, un suave golpeteo resonó en la puerta de roble de su cámara seguido por el ingreso de Bronson y Katrina. “Cierra la puerta”, Freya llegó a decir.
Freya, recostada en un sofá cercano a la ventana, se puso de pie al verlos entrar.
— Bajen la voz y hablen. Necesito información.
Bronson avanzó con pasos seguros hacia el centro de la habitación mientras extendía un pergamino lleno de retratos.
— Estuvimos semanas incomunicados, pero me he tomado la libertad de averiguar ciertas cosas que seguro querrás escuchar …
— ¿Aldara? —Bronson negó.
— No tengo esa información.
Katrina carraspeó.
— Yo, bueno, fue una casualidad …Si es que era verdaderamente ella —susurró—. Era un recuadro. parecía que estaba enferma y se decía que no salía de su habitación. Solo la pude ver por un instante.
— ¿Estás segura de lo que viste? ¿Podría haber sido realmente Aldara?
— Definitivamente. Estaba algo demacrada y desnutrida, eso sí y su piel … demasiado pálida en la pintura, como si no hubiese visto el sol por años y su rostro. ¡Dioses! Pero su semblante... era ella, no había duda. Aunque... algo en su mirada se me hacía conocido.
La habitación quedó envuelta en un silencio denso.
— El rey, hace unos días, me ha hecho llegar documentos sobre la enfermedad de Aldara —habló Freya—. Pero es información superficial, nada de esto es importante —dijo tomando las hojas que guardó en su cajón y las lanzó a la cama—. ¿Que el sol podría matarla? ¿El polvo? ¿Los olores fuertes? ¿El aire? ¡Ay, por favor! No sufría estas cosas cuando era pequeña.
— ¿Cómo podríamos saberlo? —preguntó Katrina—. Entre la gente de aquí se habla de que posiblemente no exista o que tiene alguna deformidad por la forma en la que el rey la esconde en esa habitación, pero lo que me han contado es que no sabían ni su edad, puesto que el rey simplemente anunció que tenía una hija de improviso, luego de algunos años de matrimonio con la reina, sin embargo, eso es lo raro … Muchos afirman no ver a la reina embarazada por esos tiempos.
— ¿Hija de Gadea? Entonces, ¿han mantenido esa historia durante todos estos años? ¿Aldara siendo la hija de Gadea? —murmuró Freya
— Sí, eso siempre lo han mantenido a pesar que los rumores han alimentado versiones contradictorias sobre la verdadera identidad de Aldara. Algunos aseguran haberla visto mayor de lo que se dijo, otros afirman que el embarazo de la reina fue un secreto bien guardado. Pero de lo que sí se puede afirmar y nadie refuta, es que al momento del parto se percataron de la enfermedad de la bebé. Embarazo de riesgo o no, la bebé estaba enferma.
— Sí … eso dice en el documento que … ¿Sabes dónde está la pintura que viste?
Katrina negó.
— Me han dicho que la quemaron … Luego de que yo, pues, quizá haya hablado del tema con la doncella de la reina.
Freya soltó una maldición.
— Tampoco es que importe mucho la pintura —señaló Bronson.
— En mi defensa, solo quería saber si el retrato era de la princesa o no.
— ¿Cuándo sucedió esto?
— Antes de tu llegada, por supuesto.
— Y cómo es que no estaba informada de esta situación.
— Freya —Bronson intentó intervenir, pero Freya, con una mirada firme, lo detuvo.
Katrina palideció visiblemente nerviosa, luchaba por encontrar las palabras adecuadas, sus labios temblaban ligeramente mientras trataba de articular una respuesta coherente.
— Y-yo.
— Te dije que toda información que tuvieras era crucial. Te dije que me escribieras seguido.
— Lo siento, Kali. Pensé… pensé que sería mejor contártelo cuando estuvieses aquí, cuando pudiera explicártelo personalmente. Cometí un error, lo sé —balbuceó Katrina, su voz cargada de frustración—. Pensé que enviar la información que me pediste sobre la cocinera y la doncella sería suficiente.
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Editado: 16.02.2025