Muchos pueden catalogar a algunos sueños como absurdos o tontos, pero lo que importa es que tus ojos los vean como magníficos y valiosos.
Isabella.
—Sí que tu cara dice "odio al mundo".
Le digo a Cameron mientras me subo a los asientos traseros de su auto.
—Solo está así porque su equipo favorito de futbol perdió ayer — dice Emma que se encuentra en el asiento de copiloto.
—Ya me imagino cómo debe estar Jake entonces — que su equipo pierda significa verlos a ellos unos largos minutos de malhumor.
Hoy comenzamos con algunos puntos de nuestras listas y uno de ellos es "aprender a tocar la guitarra", unos de los sueños de Jake. Cuando él me dejó anoche en mi casa me acordé de una promoción de 2x1 en clase de instrumentos que vi en mi celular y gracias a Dios entra la guitarra, así que de inmediato les pase la foto a los chicos y ellos aceptaron. Por eso ahora nos encontramos yendo a esas clases.
Cameron pasó a buscarme e Ivy lleva a Jake y a Dylan. Me pregunto cómo hará este último para que Ivy lo bese, sabemos lo cabezota que llega a ser ella.
—Ya deja de resoplar —reprendo a Cameron —. Supéralo, tu equipo es un asco.
Rio cuando veo sus intenciones de asesinarme con la mirada a través del espejo retrovisor y que solo se tranquiliza cuando Emma le acaricia su mano que está en la palanca de cambios. Es por esta razón que le dije ese comentario, se altera tan fácil y me encanta ver que la única capaz de calmarlo en verdad es Emma. Ella no es el problema, hasta Cameron sabe que tiene sentimientos por él, dado que Emma es muy indiscreta y directa, el problema es él. Así como lo ven de hosco y ácido, también es muy tímido, y más si se trata de ella.
—No le hagas caso — le dice ella.
Aparta su mano y veo la desesperación de él para pedirle que no lo haga y como buena amiga que soy digo:
—Es la verdad, jugaron pésimo.
—¡Isa! — me reta Emma, pero vuelve a acariciar la mano de Cam.
Él me entrecierra los ojos, pero noto su pequeña sonrisa y gesticulo un "de nada". Me auto declaro cupido.
Ya estaban los chicos en la pequeña escuela cuando llegamos. Y como imaginaba, Jake también está molesto por lo que pasó con su equipo.
—Déjame adivinar — digo cuando llego hasta su lado —. Estas así por lo del partido.
Él no dice nada y solo me saluda con un beso en la frente, ¿tan mal jugaron?
—Pues adivinaste — dice Ivy mientras caminamos en busca del aula que nos corresponde —. Tuve que aguantar su cara de culo y las quejas de él — señala a Dylan.
—Perdón — se disculpa el señalado —, pero puedo compensarte con un beso.
Ivy se adelanta sin decir nada y Dylan ríe, pero se apresura para alcanzarla.
—Puedes, al menos, dedicarme una sonrisa —le sonrió a Jake.
Me mira y, aunque trate de contenerse, no puede hacerlo por mucho tiempo y me regala su sonrisa donde se le marcan los hoyuelos que tanto me gustan.
—Me complicas las cosas, Bella — suspira sonriendo —. Al menos tú dame un abrazo.
Me acerco y le rodeo la cintura con mis brazos. Aspiro un poco sintiendo su perfume y lo siento hacer lo mismo cuando esconde su rostro en mi cuello, generando un cosquilleo que recorre mi columna.
—¿Vemos una película luego de la clase? — pregunta cuando se aleja y coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. Yo solo puedo asentir, él sabe qué hacer para dejarme aturdida.
—¡Ya entremos de una vez! — nos grita Ivy.
Menos mal que acá te prestan una guitarra, sino jamás habría podido venir. Solo hay tres chicos más aparte de nosotros y los dos profesores en el aula.
—Buenas tardes —dice uno de los que enseñan —. Espero que hayan estudiado las notas que le pasamos. Sino estarán muy perdidos en esta clase.
—Bien comencemos — dice el otro tomando su guitarra —. Sus dedos deben posicionarse en estas cuerdas para llegar a la nota do y...
Pésima, esa es la palabra correcta para describirme como guitarrista. Mis dedos tocan cualquier cuerda menos la que corresponde. Los acordes se me hacen difíciles de entender y me describo como pésima porque la primera melodía que tocamos es de la canción "estrellita dónde estás", y así y todo de lo fácil que hacen que se vea tocarla, es todo un dolor de ovarios tratar de imitarlos.
—Fue fascinante — le comenta Cameron a Jake.
Por suerte ya salimos de esas clases infernales y encima estuve padeciendo una hora y media las miradas burlescas de Jake
—La verdad no fue tan malo — apoya Ivy.
—Fue divertido — dice Emma tratando de abrazar a Ivy pero esta se aparta rápidamente.
Al parecer a los únicos que les fue pésimo en la clase fue a mí y a Dylan, que incluso a él se le resbaló la guitarra de sus manos y por suerte Ivy la tomó antes de que tocara el suelo y se hiciera añicos.
—¿Fingimos que nos fue bien también a nosotros o solo nos mantenemos callados? — me susurra Dylan caminado a mi lado mientras los demás siguen halagando la clase.
—Creo que es mejor mantenernos en silencio — respondo hablando de la misma forma.
Lo peor es que son cuatro clases y recién llevamos una. Una muy larga, por cierto.
—Yo no fui el problema, fueron esas cuerdas, estaban muy tiesas para poder tocarlas.
—No busques excusas, eres pésimos en esto y ya.
—Tu igual — me mira ofendido.
—Al menos lo admito.
—Yo no te he escuchado hacerlo.
—Cállate.
—Cállate tú.
—¿Qué tanto murmuran ustedes? — nos interrumpe Ivy.
—Nada — respondemos a la vez.
Todos nos miran extraños, pero siguen su camino, con Dylan nos miramos y tratamos de mantener nuestro secreto, aunque no es ninguna novedad que no somos buenos en esto. Que el universo me ayude con las clases de ballet.
Aún nos quedan muchos sueños por cumplir, recién estamos empezando. Solo quiero que todo esto pase lo más lento posible, vivir todo tranquilamente, que sean momentos que duren lo suficiente y que pueda recordar hasta lo más ínfimo.