Cumpliremos Nuestros Sueños

Capítulo Ocho/ De risas a desilusión.

Si no nos acobardáramos tendríamos todo lo que deseamos.

Isabella.

Yo: ¿Se han vuelto locos?

Jake: La locura es bonita.

Maldito Jake, recuerda aquella conversación que tuvimos en su auto. Pero lo hace solo para convencerme, pero no lo haré.

Yo: Hablo en serio, es imposible.

Ivy: Claro que no, puedes escaparte por la ventana. Primero pasaré a buscar a Emma y luego a ti.

Dylan: ¿Y nosotros qué? Mis padres me quitaron las llaves del auto y no sé dónde están.

Cameron: Eso, a mi igual.

Ivy: Bieeen, también pasaré por ustedes.

Emma: ¿Tengo que buscar ropa de espionaje?

Ivy: Solo iremos al parque, no a hacer una película de Misión Imposible.

Emma: Pero lo haremos a mitad de la noche, el momento es ideal para usar mi traje de espionaje.

Dylan: ¿Por qué presiento que ese traje incluye un pasamontaña?

Emma: ...

Cameron: Porque usará un pasamontaña.

Ivy: Crearán que eres una ladrona.

Yo: Si me arrestan diré que Emma está en la mafia.

No, no puedo ir presa, será aún peor y no me dejarán salir nunca más en toda mi insignificante vida.

Sigue sonando mi celular, pero cuando lo reviso es un mensaje privado de Jake.

Jake: Vamos, un poco de adrenalina en nuestro cuerpo no nos vendría mal. Por lo menos con eso recordaremos que seguimos vivos.

Yo: Por lo menos dime que haremos esta locura juntos.

Jake: Juntos, siempre juntos.

...

Me hago la dormida cuando alguien abre la puerta. Escucho sus pasos acercarse y por el perfume sé que es mamá, besa mi frente y luego de unos segundos se retira de nuevo. Mierda, esto es más difícil de lo que imaginé.

Espero por lo menos unos quince minutos cuando por fin escucho los ronquidos de mi papá. Me quito la sabana de encima y agarro mi celular.

Yo: Desolación

Cameron: ¿Qué?

Ivy: Es la clave que pusimos para cuando ya estén todos dormidos, inepto.

Ivy: Ya estoy conduciendo. Isa tú serás la última a quien pase a recoger.

Genial, espero que nadie se despierte en esos largos minutos que tendré que esperar. Pongo unas almohadas para que formen un cuerpo en mi cama y me cambio de ropa. Le hago un poco de caso a Emma y me visto de negro, con un pantalón recto de jean, una remera mangas cortas y una gorra. Hasta la mochila que llevaré es negra.

Luego de unos segundos recibo el mensaje que ya están esperándome.

Con cuidado abro la puerta de mi habitación para no hacer ruido, no puedo escapar por la puerta, pero si por la ventana que está en el living. Ni loca salto por la ventana que está en mi habitación, se encuentra en el segundo piso y no quiero salir en los noticieros como "la chica que no supo cómo escapar".

Cuando estoy por llegar a las escaleras siento una mano tomar mi muñeca.

¿La muerte? ¿Tan rápido vino a buscarme?

Con el corazón en la boca giro lentamente para encontrarme algo peor, un pequeño monstruo que tiene en la garganta un megáfono. Antes de que comience a gritar coloco mi mano en la boca de Sam.

—No grites — susurro —. Si lo haces, juro que cortaré la cabeza a tu preciada muñeca.

Ella asiente con miedo y abraza a su muñeca para protegerla.

—¿Qué haces?

—Nada que te importe, ahora ve a dormir.

—Si no me dices, se lo diré a mamá.

Mocosa traidora.

—Saldré con los chicos.

—¿A qué?

—Ese no es tu asunto.

Me mira desafiante indicándome que no se rendirá. No les recomiendo tener una hermana menor, no comentan mi mismo error de pedir para navidad un hermanito.

—No haremos nada malo, iremos al parque y vendré rápido.

—¿Qué me darás para que no abra mi boca? — ¿puedo darle un somnífero o será demasiado?

—Te compraré chocolates.

—Chocolates y quiero ropa nueva para Bárbara.

—¿Quién es Bárbara? — pregunto con confusión.

—Mi muñeca.

—Trato, ahora ve a dormir.

Ella se aleja satisfecha con su trato y yo corro silenciosamente hacia la ventana. Tenemos que comprar aceite para esta cosa, chilla más que Sam cuando intento abrirla.

Espero que ningún vecino me vea, sino pensará que soy una delincuente y hará sonar la alarma vecinal. Aunque sería gracioso esa escena: muchas patrullas rodeando la casa y un helicóptero iluminándome y que me digan "deténgase y coloque las manos donde pueda verlas". O que una vecina loca venga a tirarme gatos a la cara. Sí, ya mi imaginación es un poco rara.

Apenas toco el suelo corro hacia donde está el auto de Ivy y, cuando abro la puerta, veo que me tocará ir en el regazo de Jake.

—¿Por qué tardaste tanto? — pregunta Cameron cuando Ivy comienza a conducir.

—Sam me pilló y me chantajeó para que no le contara nada a mis padres.

—Amo esa niña — dice Ivy.

Sí, no la amaría tanto si la extorsionara como me lo hizo a mí.

Me remuevo un poco incómoda, mi pie se trabó en el asiento de Ivy y tratar de sacarlo me cuesta y ninguno de los chicos me presta atención por ir conversando. Las manos de Jake que sujetan mi cintura se tensan un poco al sentir mis movimientos.

—Lo siento — me disculpo, seguro que lo estoy molestando —. Solo que mi pie se atoró y no lo puedo sacar.

Lleva su mano hasta mi tobillo y de un solo movimiento logra sacarlo.

—Gracias — me volteo para mirarlo, pero él como respuesta solo asiente y traga saliva con fuerza. Se mantiene callado y tenso todo el camino hasta que llegamos y me bajo de su regazo



#3117 en Novela romántica

En el texto hay: viajes, amor, amistad

Editado: 16.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.