Cumpliremos Nuestros Sueños

Capítulo Doce/ Salida de novios.

Y empecé a ver ese color en todos lados, todo por tu culpa; en cada lugar en el que está presente me hace considerar que tiene una belleza incomparable y todo porque ese color es el mismo que el de tus ojos.

Isabella.

—¿Y qué dijo tu mamá? — Le pregunta Emma a Ivy.

Por la necesidad de cierta persona (que no voy a mencionar) por comprar una peluca de un especifico tono rojo, estamos recorriendo todo el centro.

Y el resultado fue: cero pelucas y cinco nuevos vestidos con flores para Emma.

—La pregunta sería: qué dijo mi papá. No pude evitar que me castigara ni diciéndole que soy mayor de edad.

—Oigan podemos sentarnos, mis piernas están pidiendo a gritos un lugar para descansar — en verdad que ya no puedo más. Que mal estoy, no duraría ni una hora en un gimnasio.

Nos sentamos en la orilla de la fuente de agua que está en medio de la calle peatonal.

—Chicas... — Emma nos llama, pero solo mira a su alrededor como si lo analizara —. ¿Están pesando lo mismo que yo?

—¿Qué hace un tremendo calor? — Ivy se abanica la cara con las manos. Que no se queje, está vestida todo de negro, ni un mísero color en su ropa. Según mi abuela, el negro atrae más el calor.

—No. Miren y presten atención.

Miro, observo, analizo y ... nada. ¿Qué se supone que tengo que ver? Que a nuestro alrededor hay muchos locales, las personas caminando o la fuente.

—No creo que tengamos los mismos pensamientos — termino por decir.

—No creo que pueda pensar en flores y en Cameron — me rio porque Ivy fingió un escalofrío.

—Son pésimas para adivinar— Emma resopla —. Este lugar es increíble para bailar.

—¿Qué tienes tú con el baile? Suficiente fue con ir a ballet — Ivy hace un berrinche sobre otro sueño de Emma.

—No quiero hacer el ridículo, Emma — admito

—Pero para eso ensayaremos. Déjenme llamar a los chicos, tengo hasta la canción indicada.

Jake.

¿Rosas? ¿Un collar? Tal vez un anillo...No, pensará que le estoy pidiendo matrimonio, aunque si nos casamos... no, somos muy jóvenes.

—Jake, solo elije una maldita cosa — me dice Cameron al borde de perder la paciencia.

—Cállate, no se supone que ahora tú y Emma son novios. Cómprale algo también.

—Ya le compré una gorra que tiene bordado esas horrendas flores.

—Es que no se... ¿Qué se lleva para una cita?

Bella quiso que salgamos solo nosotros esta tarde, y yo me tomé el atrevimiento de decir que es una cita. No, esperen, es mejor una salida de novios, sí, eso está mejor.

Seguimos caminando en busca de ese algo, que no sé qué podría ser ese algo.

—Por lo general son flores —me ayuda Dylan a tomar una decisión —. Pero piensa en algo más, algo que a ella le guste.

Algo que a ella le guste... los girasoles, las gelatinas que no se vean como pipi o vomito, el arte, las pulseras trenzadas, los colores pasteles, los licuados (menos el de banana), las estrellas, la risas de los bebés (cosa que creo que es extraña), que la sujete por la cintura, que la bese (aunque estas dos últimas cosas también me encantan a mi), ver películas juntos, se relaja cuando masajeo su cabeza, ella dijo que le gusta mi perfume (cosa que abusaré de ello hoy), mis hoyuelos (estaría siempre sonriendo si eso le gusta), la música alegre, las hamburguesas con mucho queso y poco tomate, su pared donde están marcadas las manos de todas las personas que ella quiere...

—Ya se me ocurrirá qué comprarle — terminaré con un pico de estrés si sigo así.

—Tu novia mandó un mensaje — le dice Dylan a Cameron y su sonrisa aparece. Me muerdo la lengua para no decirle que ahora él parece un perrito faldero.

—¿Qué puso?

—Mandó una foto de la calle peatonal y nos dice que mañana todo el día ensañaremos.

—¿Qué se le habrá ocurrido ahora? — ni si quiera parece una queja a cómo se expresa Cameron, más bien está fascinado por las cosas que ella hace.

—Ya pronto me verán también diciendo con orgullo que soy novio de Ivy.

—Seguro que vas a ser más intenso que él — Cameron me señala.

—Ya claro, hazte el desentendido y finge que ayer no estuvimos contigo escuchándote dos horas por videollamada hablar de Emma — puntualizo. Y le estoy regalando minutos, porque estoy seguro que fueron dos horas y varios minutos más.

—Cállate.

Con Dylan nos reímos un rato más de Cameron y seguimos en busca de algo que pueda gustarle a Bella, Cameron le compra un par de cosas más a su novia y Dylan solo memoriza los locales con las cosas que le gustan a Ivy, pero estoy seguro que luego vendrá a comprarlos.

Seis malditos locales más y por fin encontré ese algo para ella. Tengo que dejar a los chicos e ir a casa para organizar bien la sorpresa que se me vino a la mente.

Soy más nervios que cuerpo, solo quiero que a ella le guste lo que prepararé y para eso necesito ver a mi padre.

Tomo la carretera que va al hospital y pensando exactamente en cómo le diré para que me diga que sí, y rogando que no esté en ninguna reunión.

Dejo el auto en el estacionamiento y voy directo al ascensor. Cuando las puertas se abren le digo a su asistente si está libre y festejo internamente cuando me responde que sí.

Abro la puerta de su oficina/consultorio y lo veo atrás del escritorio con su bata blanca y los lentes que tiene desde hace años. En su pelo ya se ven unas cuantas canas y al notar mi presencia sonríe, haciendo que se marquen los mismos hoyuelos que heredé yo.

—Hijo, me alegra que hayas decidido visitarme — otra razón para festejar, está de buen humor.

—Hola, Papá — me adentro y tomo asiento en las sillas que tiene en frente.

—¿Cómo te has sentido últimamente?

—No vine a una consulta con un médico, solo quiero hablar con mi padre — por su cara estoy seguro que mi comentario le sorprendió.

—Bien — carraspea su garganta —. ¿Y que cuál es la razón?



#3117 en Novela romántica

En el texto hay: viajes, amor, amistad

Editado: 16.09.2024

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