Creo que cuando ya probaste el amor de una persona, se te queda pegado hasta en los más profundo de tu corazón que, en algunos casos, se hace imposible vivir sin él.
Ivy.
Ni Kevin ni la inepta responden las preguntas que les hago y eso que he hechos varias hasta hartarlos.
Por los pisos que subimos en el ascensor y el camino que estamos tomando es obvio que iremos a la terraza, pero la intriga está en qué habrá allí. Si todo es idea de Dylan como dice Isa, no me sorprenderá encontrarme una fiesta con DJ y todo.
Kevin me toma por la espalda y atrás de las rodillas para subir las escaleras conmigo y me burlo de los debiluchos brazos de Isa al ver que le cuesta llevar la silla.
Al cruzar la puerta solo veo a los demás chicos dándome la espalda. Kevin me deja en la silla y se va. Isa me ayuda a avanzar y cuando estamos cerca de los chicos, ella se aclara la garganta y voltean.
Mi sonrisa aparece sola cuando veo lo que sujetan los chicos con sus manos. Dylan se acerca a mí y deja un beso en mi frente.
—¿Te gustó la sorpresa?
—Me encanta, Dylan. Gracias.
—Todo por mi amor.
Niego con la cabeza aun con mi sonrisa sin borrarse. Dylan me entrega una linterna flotante y así todos ya estamos con una en nuestras manos.
—¿Se supone que hay que pedir un deseo o qué? — pregunta Cameron.
—La verdad no sé.
—Pidan o agradezcan, eso va en ustedes — propone Emma.
Asiento, porque creo que es lo más lógico.
No se me ocurrió esto porque investigué o lo hago por su significado, solo lo vi en varias películas y creo que se ve lindo, punto.
En silencio cada uno piensa en lo suyo. Yo solo voy a agradecer, no hay nada más que quiera pedir, solo que cuando me vaya no quede dolor, al menos no para siempre.
Quiero agradecer porque mi familia siempre estuvo a mi lado, ellos fueron el pilar más importante en mi vida; un refugio seguro para mí. Agradecer que mi camino se cruzó con la de los ineptos, sin ellos nada hubiera sido igual, ellos me entendieron, no me juzgaron, gritaron y callaron cuando era necesario, me animaron y me sacaron unas cuantas sonrisas (aunque yo no quisiera), si yo los necesitaba ellos estaban ahí, incluso si era en lo más simple como jugar al monopolio y pelearse. Vi muy oscura a mi vida, sin ninguna luz, pero ellos sí lo son y me animaron a ser luz también. Si hay algo después de la muerte, solo espero poder encontrarme con ellos.
Y por último agradezco tener a Dylan en mi vida. La persona que me enamoró, la persona que nunca se rindió y estuvo más seguro sobre mis sentimientos que yo. Le agradezco por no ocultar lo que él es en verdad. Jamás tuvo miedo que la vida lo opacara, no, él hace lo que fuera para que la vida misma brille para él. Dudar de su amor fue un error grande de mi parte, pero jamás me voy a arrepentir de lo que vivimos juntos, jamás me voy a arrepentir de amarlo.
Lentamente elevo la linterna hasta que se escapa de mis manos. Todos miramos el cielo, las vemos alejarse y me quedo con esa imagen, con ellas queriendo alcanzar el cielo. Así como con mis amigos hemos hecho al cumplir nuestros sueños.
...
—Mi hija hermosa.
—Mamá, son muchos besos.
Me rindo cuando no puedo apartarla y dejo que me llene la cara de sus besos. Cuando termina, papá se acerca a mí y con una toallita húmeda comienza a limpiar mi rostro, seguro que mamá dejó un rastro de besos con su labial.
—Años estando juntos que ya sé qué tengo que llevar conmigo en estos casos — dice papá y tira a la basura la toallita ya toda roja.
—No quiero saber sobre su época romántica, gracias — concuerdo con mi hermano. Santi se levanta de la silla en la que estaba sentado y se acerca para quedar al lado de la cama en la que estoy yo.
—¿Cómo está mi hurón? — pregunto.
—¿Tú hurón? Mas bien mío, yo me he hecho responsable de él porque su irresponsable madre se fue de viaje.
—Cállate y responde.
—No recuerdo haber pedido una hermana —le habla al techo y luego vuelve a mirarme —-. Bastante bien, siempre lo alimento y estoy pendiente a lo que le sucede.
—Con alimentarlo y estar pendiente de él, te refieres a que la hermana de Cameron es la que hace todo eso.
—Sí — obvio, él apenas si es responsable de su vida.
—¿Lo vas a seguir cuidando?
—Siempre.
—Gracias, Santi.
—Deber de hermano.
Le sonrío y él también lo hace. Espero que entienda que ese "Gracias" no va solo por cuidar de Rayitas, sino por cuidar de mí, por seguir mis travesuras y nunca abandonarme. Se retira unos minutos para dejarme a solas con mis padres. Como hermano creo que entendió que necesito este tiempo con ellos.
—¿Estás cómoda aquí o necesitas...?
—Lo siento, papá — me mira en silencio y lo veo tensarse un poco.
—¿Por qué?
—Por todo, creo. Lamento no haber podido estudiar abogacía... yo — trago fuerte con la intención de deshacer el nudo que se formó en mi garganta —. Lo siento por todo.
Esa última disculpa se los digo a ambos. No solo yo tuve que aguatar todo esto, no estuve sola cuando los vómitos aparecían, no me despertaba sola luego de un desmayo, no estuve luchando sola, nunca.
—Mi hija — mamá se sienta en la cama para quedar frente a mí —. No tienes que disculparte, esto no es culpa de nadie. Mi hija, mi sol. Yo solo quiero agradecerte por traerme felicidad a mi vida, desde el momento en el que te sostuve en mis manos supe que serías mi más grande orgullo. Ustedes, mis hijos, son el tesoro más grande de mi vida.
—Te quiero, mamá — sus ojos se llenan de lágrimas y me abraza.
—Y yo a ti, Ivy. Te quiero con todo mi corazón y siempre lo haré.
Cuando nos separamos miro a papá que se ha mantenido en silencio todo este tiempo. Toma el lugar de mamá y me enfrenta. En él me vi siempre reflejada, lo he admirado toda mi vida. Sus brazos me rodean y me aferro a él, ninguno de los dos fuimos de palabras y de las muestras de afecto, solo sé que con este abrazo nos decimos todo lo que por muchos días guardamos.