Cumpliremos Nuestros Sueños

Capítulo Veintisiete/ Cada una de tus locuras.

Piensa que te amé con locura y piensa que con locura te amé.

Emma.

Siempre he tratado de ver el lado bueno. He creído que si la vida no sonríe debo hacerlo yo y así engañarla. Por eso, verme así, sin fuerzas, no me agrada para nada. Mis sonrisas están cansadas y todo mi cuerpo también demuestra eso.

Con los chicos tratamos de pasar todo el tiempo juntos, pero claro, ya no es lo mismo.

Dieciséis días sin Ivy y catorce sin Dylan pesan. Es como si a una casa le quitaras una pared y constantemente está en resigo de derrumbe.

Me gustaría preguntarles si donde están es verdad que todo dolor desaparece. Si es verdad todos los consuelos que nos dicen cuando morimos: que iremos a un lugar mejor.

Espero que sea así, aquí las cosas están insoportables, tanto que a veces ni los calmantes hacen efecto.

Sigo observando por la ventana mientras estoy acostada en la cama hasta que siento que la puerta se abre. Sonrío, es Cameron, aunque ya hemos hablado de esto, él sigue viniendo. Sé que no solo yo estoy sintiendo dolor, pero él aun así viene y se queda conmigo.

Mientras se acerca para sentarse en mi cama, mira a su alrededor.

—No entiendo — besa mi mejilla —. Si estamos en otoño, ¿por qué sigues poniendo flores en la habitación?

Miro las paredes, tiene razón. Hay flores de todo tipo, algunas son naturales porque se mantienen (aunque ya se están marchitando), otras son artificiales y otras que yo dibujé y las tengo pegas en cada rincón.

—Engaño a mi mente. Si veo esto creo que aún estoy en verano.

—Entiendo, por eso también usas ese camisón con flores.

Rio un poco y él satisfecho me sonríe. Envuelve mi mano entre las suyas y se queda así, en silencio.

—Los extraños — murmuro.

Se lleva mi mano hasta su boca y deposita un beso en el dorso.

—Yo igual.

Limpia la lágrima que se desliza por mi mejilla y presiona su boca con la mía. Menos mal que no lo dejé ir tan fácil, con Cameron esto se hace más llevadero. Es impresionante lo enamorada que estoy de él que aun esas cosquillas en la panza no desaparecen, las mariposas siguen estando ahí.

—Te amo, Cameron.

—Y yo a ti.

—Tu mano en mi muslo insinúa algo, pero ese algo no lo podemos hacer. Estamos en un hospital y seria inapropiado.

Aparta su mano rápidamente y yo me rio por su reacción. Al darse cuenta que solo bromeo me sonríe y niega con la cabeza.

—Descarada.

—Y aun así me quieres.

—Y aun así te amo.

Le sonrío y estiro mi mano para acariciar su mejilla. Cierra los ojos unos segundos para luego mirarme con sus intensos ojos marrones.

—Quiero hablar con mis padres — mi mano cae de nuevo.

—¿De qué?

Se queda en silencio mirándome, supongo que dándome tiempo a que entienda la razón. Sin embargo, ya sé la respuesta, la única diferencia es que no quiero verla.

Poco a poco siento que ni con todas mis sonrisas podré hacer que la vida sonría para mí. Solo quiero que estar en verano, recién tomando las clases de guitarra, ver a Isa y Dylan tocar horrible, quiero escuchar las quejas de Ivy sobre mi sueño de bailar Ballet, solo no quiero sentir cómo todo se viene abajo.

—No estoy diciendo que hoy moriré — me tranquiliza, seguro que mi cara no debe expresar nada bueno —, pero es mejor hacerlo ahora a luego arrepentirme.

—Supongo que yo también debo hacerlo.

Se acerca a mí para que pueda abrazarme y yo dejo que me envuelva con sus brazos.

—Hazlo si crees que es necesario, Emma.

—Es que no sé... solo que a veces tengo miedo.

Su abrazo se torna fuerte, como si quisiera protegerme de todo. Mi miedo no es morir en sí, solo no sé qué quedará aquí cuando eso suceda. Mis padres, Math, vi cómo quedaron mis amigos luego que Ivy y Dylan murieran, lo sentí yo también y no quiero que vuelvan a pasar por eso.

—¿Qué pasará luego?

—Duele, pero ya hemos comprobado que el dolor pasa y Mandy dijo que solo quedan los buenos recuerdos. No podemos pretender que no sientan nuestra partida, pero sí esperar que la tristeza no sea por largo tiempo.

...

Al día siguiente Cameron habló con su familia. Fue la primera vez que él se abrió tanto y expresó todo lo que sentía. Dijo lo que por mucho tiempo estuvo guardado en su mente, dejó que su familia lo amaran y no se quejó ni movió con los abrazos de sus padres y hermana. Me contó todo con una sonrisa y por cómo hablaba, pude intuir que también se quitó un peso enorme de sus hombros.

Eso fue lo que me motivó a hablar con mi familia.

Pude decirles que lo sentía, que he tratado de hacer todo esto algo más llevadero para nosotros y no hacerlo tan complicado para ellos. Me permití llorar y por primera vez no sonreí para ellos, solo sentí y no oculté. Les dije que los amaba y ellos a mí. Me dijeron que estaban orgullosos de mí y yo admiraba su fuerza. Les agradecí y ellos a mí. Los admiro y solo espero que la vida les devuelva todo lo que me dieron.

Luego de recomponerme les pedí que me dejaran un rato con Math. Él entra y hace un poco de impulso con sus brazos para subirse a la cama.

—Vi pasar a Sam, iba a ver a Isa — es lo primero que dice.

—Sí, Math, yo también te extrañé.

—Sabes que yo no te extrañé — llevo una mano a mi pecho y abro la boca, ofendida.

—Hieres mis sentimientos.

Él se encoje de hombros y mira la puerta un rato para luego señalarla con la cabeza.

—Vi que salieron un poco mal. Me refiero a mamá y papá

—Sí, solo estábamos hablando

—Con Sam hablamos de ustedes. Ella dice que cuando sus padres salen llorando cree que es porque poco a poco se van despidiendo, ¿hiciste eso?, ¿te despediste?

Y yo que creí que todo sería más complicado, creo que los niños comprenden más rápido que los adultos.

—Eres un niño muy inteligente.

—Ya no soy un niño — me frunce el ceño —. Incluso ya estoy dejando de jugar y todo eso.



#3891 en Novela romántica

En el texto hay: viajes, amor, amistad

Editado: 16.09.2024

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