Daddy; 1[editando]

❀Cuatro❀

|Benjamín|

— No. — niega mientras me mira.

— Debes de comer el brócoli. — niega nuevamente.

Se cruza de brazos bajando su rostro para que no entre ningún pedazo de brócoli en su boca. Entrecierro mis ojos y pienso en cómo convencerla para que coma al menos dos verduras.

— Zoe, te estas portando mal. — me mira y abre su boca lentamente. — Buena niña. — se come un brócoli y intento darle un poco de espinaca que no aprobado en cada platillo y Luciano a hecho porciones pequeñas para ella.

— ¡Ya! — reniega y aunque se vea adorable está mal que haga eso.

— Estas castigada. — digo con seriedad viendo cómo baja su rostro.

— Solo son verduras. No son importantes, son muy asquerosas. — me cruzo de brazos y le doy el plato a Luciabell, cargo a Zoe en mis hombros escuchando sus gritos.

Llegamos a su cuarto y la siento en su cama, no quiero que se malcrie al darle todo lo que ella nunca a tenido. Me mira asustada y tragó duramente el nudo que se forma en mi garganta, no me gusta esa mirada en mí. Luciabell llega con unos de los muchachos del servicio y dejan una mesa enfrente a Zoe dejando un plato con verduras.

— Estarás castigada hasta que comas todas esas verduras, no habrá películas, salidas afuera al columpio y tampoco dulces. — gira su rostro hacia otro lado, y aunque quisiera saber porque se está comportando así no me lo dirá del todo.

Salgo del cuarto y le doy instrucciones a Luciabell para que cheque después de una hora si ha comido algo, le doy órdenes a mis guardias para que vigilen con atención su habitación. ¿Podría ser la regla?, niego, ella a terminado con la regla hace unos días. Ella se lo dijo a Luciabell, y Luciabell me lo dijo a mí.

— ¿Cómo estás? ¿es luna la que te tiene de mal temperamento? — lo miro serio. — ¿No te aceptó el fetiche? responde algo me dejas intrigado. — palmeo su hombro negando.

— No tiene que importarte eso, Richard. — sonríe y niego.

— Se porto mal. — entro a mi despacho sin ponerle atención. — ¿La castigaste? — miró su mirada de mal pensado y solo niego.

— No es como tú piensas. — alza una ceja. — Ella fue hija del mal agradecido, sabes la información de ese sujeto y lo que le hizo. Yo la estoy cuidando. — asiente con algo de resentimiento, su padre también fue así con su hermana mayor, pero él lo mató cuando se convirtió en lobo.

Su madre engañó a su padre con un amigo de mi padre por eso es Beta, cuando supo lo que podía hacer no dudó en matarlo.

— Lo siento, no sabía qué era ella. — asiento sin ningún problema.

La puerta es tocada y abierta miró a Luciabell que está alterada, ambos la miramos con el ceño fruncido porque nunca abre la puerta hasta que alguien le responda. Camino hacia ella mientras recupera el aire.

— La joven se descontrolo Alpha, comenzó a gritar y patalear en el suelo. — gruño enojado, ayer hizo lo mismo cuando miro a una amiga mía que estaba en la casa durmiendo mientras venían por ella.

Se puso a llorar y hacer berrinches, cuando la veía hacía muecas solo para mi amiga y la mande a castigar, la deje parada en la pared por horas y me siento mal por eso. Cuando vi que estaba dormida en esa postura me sentí mal por haberla dejado ahí sin saber la razón por la que se comportaba así, pero no quiere hablar conmigo.

Entró a su cuarto en donde hay algunos guardias preguntándole qué le sucede, pero ella no les hace caso.

Mi lobo me golpea por saber que yo pude causar eso, y no sé cómo.

— Salgan. — digo severamente, todos hacen una reverencia y salen cerrando la puerta.

— No quiero, no quiero, no quiero. — murmura.

— Zoe ¿qué sucede? — preguntó con calma agarrándola y sentándola en la cama.

— No quiero. — la miró sin entender, miro las lágrimas en sus ojos y me preocupo ¿algún guardia le dijo algo? no entiendo nada.

— Me puedes decir que no quieres. — hace diferentes pucheros hasta que me abraza.

— La señora de ayer dijo que me dejarías en el bosque por lo fea y aniñada que soy, dijo que cuando ella estuviera aquí tu le harías caso a ella. — acaricio su cabello. — También estiró de mi cabello cuando tu saliste, y dijo que te diría que ella no quiere que yo esté aquí. — la cargo en mis brazos.

— Y, ¿tu crees que yo le haré caso? — asiente. — Ella no es nada mío, yo no le haré caso a ella. — solloza.

— Yo no quiero irme. — me abraza con más fuerza. — Esa señora dijo que ella sería tu esposa. — gruño enojado.

Como se atrevió a venir a mi casa a decirle cosas a mí luna sin ninguna aprobación, ella tendrá una llamada demasiado fuerte, estará en una celda junto a otros delincuentes para que vea que con mi luna no puede decir desfachateces.

— Eso es mentira, yo nunca me casaría con ella. Es muy fea. No es mi tipo. — talla sus ojos y me mira sin llorar. — ¿Por qué no me lo dijiste ayer? —

— Me castigaste, y estaba enojada porque por tu culpa mi espalda dolía. — beso su frente, la dejo en la cama y chasqueo mis dedos.




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