Daemonium

Capítulo 41: Enfrentarla

Puedo ver el miedo reflejado en sus ojos en cuanto nuestros ojos se encuentran, incluso me atrevo a decir que veo el atisbo de vergüenza en su rostro. Adam ignora mi presencia pasando sus manos por el cuerpo de Evelyn. 

 

—Adam—mi amiga lo aparta antes de que la situación escale. Me preocupa que hubiera dejado pasar Evelyn si no hubiera llegado a tiempo, porque la expresión en su rostro me deja en claro que estar con él no es algo que ella quiere. 

 

El demonio gruñe haciendo retemblar las paredes del lugar, sus ojos me encuentran parado en la puerta esperando que diga algo. 

 

—¡Archer!—me saluda como olvidando lo que estaba haciendo. 

 

—Señor—vuelvo a mi papel de guardaespaldas, si Evelyn sigue aquí es porque aún no sabe que lo traicionó. 

 

—Me alegra que estés aquí. Quiero felicitarte por el buen cuidado que hiciste con mi ángel caído del cielo—menciona enfatizando la palabra “mi”, aún sospecha que hay algo entre ella y yo lo cual es ridículo. Para el colmo el demonio acerca el cuerpo de Evelyn a él acariciándola sin premura ni vergüenza como si estuviera reclamando lo que es suyo. Si supiera que fue un ángel quien robó el cariño de Evelyn estaría peor de posesivo.—Ahora que estoy aquí regresar a estar bajo mi mando. 

 

Se acerca a mí con una mirada llena de amenaza, recordándome las palabras que le dije mientras aún permanencia en el infierno, su mano cae a mi hombro aplicando presión con sus dedos, intenta quebrarme para mostrar la autoridad que tiene sobre mí, sin embargo me mantengo en mi posición soportando el dolor lo mejor que puedo. 

 

—Quiero que bajes a los calabozos y te encargues de los humanos—acerca su rostro a mi oído sin dejar de aplicar presión en mi hombro.—Te dejo lejos de mi mujer, ¿te queda claro?

 

—Si señor—me obligo a responder. 

 

—¿Sí señor qué?

 

—Me mantendré lejos de su mujer—aprieto con fuerza mis puños soportando las ganas de golpearlo, mientras Evelyn me mira con una súplica muda para que no haga algo que evidencie nuestra posición. 

 

—Así me gusta—me deja ir palmeando mi rostro varias veces—Ahora vete que quiero estar solo con ella. 

 

Sin poder hacer más me doy la vuelta para irme, antes de que de un paso un demonio entra apurando impidiendo que avance. 

 

—Señor, lo necesitamos afuera. 

 

—¡AHORA QUE MIERDA PASA!—brama. Me regocijo con la idea de que sus intenciones de permanecer a solas con Evelyn se sigan arruinando. 

 

—Es urgente—se limita a contestar mi hermano. 

 

—Si me interrumpes por otra estupidez juro que haré de tu miserable vida aún peor—amenaza con una voz oscura y grave que sirve para atemorizar a cualquiera. 

 

—Es urgente—repite el demonio seguro. 

 

Adam mira a Evelyn frustrado, maldice entre dientes molesto por no pasar la noche con su ella como el imbécil tenía planeado. Se acerca a ella chocando sus labios con fuerza, devorando su boca sin pudor, me dan ganas de golpearlo lejos de ella cuando veo sus manos acariciar su cuerpo con deseo. 

 

No es la primera vez que presencio una escena como está, pero si es la primera vez que la demonio mayor me importa tanto como para hacer algo para detenerlo, mucho más ahora que sé que ella no quiere estar cerca de él con las mismas intenciones que antes. 

 

—No tardo—le anuncia Adam antes de alejarse con mi hermano, se detiene antes de cruzar la puerta.—La tocas y te corto la mano—me amenaza antes de salir. 

 

Regreso la mirada a mi amiga pasándome las amenazas de Adam por dónde el sol no da. 

 

—¿Qué diablos haces aquí?—ella es la primera en cortar el silencio que se asentó en la habitación. Está molesta por mi aparición aquí, pero soy yo quién está mucho más enojado que ella. 

 

—¿Puedes explicarme qué demonios le hiciste al ángel?

 

—Cállate—demanda bajando la voz.

 

—Nos encontró a Maia y a mí intentando escapar—me acerco a ella para que pueda oírme mejor.—Vaya sorpresa que nos llevamos cuando intentó matarme, para mi suerte no tenía la daga en su poder. 

 

Maldice cerrando sus ojos. 

 

—¿Qué mierda le hiciste?—le recrimino. Se supone que Julian iba a ayudarnos a detener a los demonios.

 

—Yo… Tuve que hacerlo, por él—explica sin mirarme a la cara.—Tenía que dejar de existir para que él pudiera seguir con su misión. 

 

—Evelyn—debe estar jodiendo. 

 

—No lo hice por mí, lo hice por él, porque lo amo, no quiero que Adam lo lastime y sé que lo hará. Si se llega a enterar de lo que pasó entre nosotros lo va a matar, ya visto como está contigo porque cree que eres mi amante y solo son sospechas sin fundamentos.  

 

—¿Pero borrar tu existencia de su memoria?—no lo entiendo, ni estoy de acuerdo con esto. Yo no sería capaz de perdonar a Maia si me hace algo como esto, porque olvidarla es como matar una parte de mí.  




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