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Traté de ponerme de pie, apoyándome en el árbol más cercano, raspando mis palmas con la corteza dura. Las ramas secas crujían bajo los pies, dondequiera que mirara: árboles y matorrales de arbustos espinosos. Está oscuro alrededor, pero por alguna razón vi cada detalle con mucha claridad, como si fuera durante el día. A través de la densa copa de árboles, noté las estrellas brillando tenuemente en el cielo. Sus luces claramente no eran suficiente para explicar la buena visibilidad, la luna desapareció por completo detrás de las nubes.

Sin pensarlo, simplemente caminé hacia adelante, con la esperanza de encontrar gente tarde o temprano, pero todavía había solo árboles sin una pizca de luz. El silencio de la noche se rompía periódicamente con ruidos incomprensibles, susurros de hojas, crujir de ramas secas bajo mis pies y aullidos de algunos animales, obviamente depredadores. Pero por alguna razón no hubo miedo.

El frío y la sed se hacían cada vez más fuertes. Tenía la garganta seca, me costaba respirar y la ira crecía cada vez más fuerte en mi pecho. Perturbada por vagas imágenes del pasado, que no pude captar ... ¿O no quería? Tan extraño…

Al detenerme junto a un arbusto con bayas vagamente familiares, recogí un puñado y los envié a mi boca, con la esperanza de que esto apagará mi sed, pero sólo empeoró. Vomité antes de que tuviera tiempo de probarlo.

  ¿Qué me está pasando? ¿Cómo terminé en el bosque por la noche? ¿Porqué sola? ¿Y quién soy yo? ¡¿Por qué recuerdo estas malditas bayas, pero no me recuerdo a mí misma, a mi familia ?!

Sigo caminando. La sed me volvía loca, el odio se asentaba en una mancha oscura en mi pecho y latía al compás de mis pasos. La furia cubría mis ojos con un velo carmesí, y ni siquiera podía entender su razón ...

Las preguntas seguían surgiendo en mi cabeza, pero por alguna razón no evocaban emociones. ¿Alguien me está buscando? ¿O soy huérfana?

Dejando a un lado la rama que bloqueaba el camino, volví mi atención a mi mano pálida y arañada con las uñas rotas. Acerqué las palmas de las manos a mi rostro, examinándose. No podrían haber pertenecido a un adulto. ¿Soy una niña? Más bien, era hasta que algo me hizo crecer dramáticamente. ¿Quién soy entonces?