—Todos nosotros somos diminutos, Andrew, la comunidad completa, la mayoría medimos de 1 a 2 centímetros humanos según las investigaciones de...—explicó Greta lentamente tratando de no fastidiarse.
—Aguarda ¿Hay una comunidad completa? —Era la quinta pregunta que hacia, la segunda apenas que no sonó como un balbuceo ininteligible—, ¿¡Dos centímetros!? —Luego de unos minutos comenzaba a calmarme y mi ritmo cardíaco iba volviendo a la normalidad dentro de lo posible.
Habíamos parado un momento después de haber visto lo que parecía ser mi hogar y a las hormigas gigantes ya que Greta pensó que me daría un infarto o algo parecido. Nos sentamos a descansar un momento debajo de las hierbas resguardandonos del sol y lo que sea que hubiera fuera, Marco estaba haciendo guardia mientras conversaba con el hombre calvo que alimentaba a las hormigas que se encargan de jalar la carretilla.
—Así es —suspiró—, repartidos por todos lados de las 8 regiones y.. —Greta se detuvo y me miró, sabía que no iba a entender nada—. ¿Por qué no nos acompañas y te llevamos con el capitán? Estoy segura que encontraremos a alguien que logre explicarte todo —se levantó y sonrió.
Asentí lentamente con la mirada perdida en ningún punto. Debía mantener la calma, pronto todo se aclararía o despertaría de este sueño lúcido en aquella casa que vi, esperaba realmente que fuera lo segundo.
—Muy bien chicos hora de irnos —dijo la mujer en tono alegre y palmeando las manos.
Nadie hizo caso al llamado así que tomo una pequeña piedra y la lanzó dando justo a la cabeza de Marco haciéndolo soltar un gruñido como de animal.
—¡GRETA! —gritó molesto y se giró a verla mientras esta me colocaba una roca igual entre las manos y me culpaba señalándome con su dedo.
—No, lo hizo Andrew —murmuro Greta conteniendo la risa, no entendía como es que Marco no le daba miedo, solo con verlo me intimidaba.
—Si Andrew lo hubiera echo ya estaría muerto, aprende a fingir —dijo subiendo a la carretilla y tomando asiento, Greta por su lado soltó una carcajada mientras se acercaba al vehículo.
—¿Por qué tan empeñado en matarme? —dije cohibido a Greta quién detuvo su estruendosa risa para mirarme.
Oh es cierto, ¿No lo notaste ya? Odia a los gigantes, ya sabes los humanos "normales" —hizo un gesto de comillas con sus dedos—, y no se de dónde saliste pero si estás tan conmocionado, no recuerdas nada, y tienes ropa tan extraña... todo apuntaría a qué eres uno por más loco que suene —Sonrió y se agachó a recoger su mochila que descansaba junto a la rueda trasera—. Pero descuida, mientras yo lo vigile no te matará, ¿¡Cierto Marco!? —el soltó un bufido.
Antes de subir avancé hasta la parte delantera de la carretilla, donde estaban las hormigas, y las pude ver mejor, eran 4 insectos de un tono rojo brillante y realmente tenían el tamaño de un gran perro, mi corazón se volvió a agitar. ¿Cómo es yo era tan pequeño? No se supone que yo deba estar aquí, esto no puede ser una broma, es demasiado elaborado.
—Son lindas, ¿Cierto? Son mis compañeras —Desde el otro lado de la carretilla el hombre calvo se apareció acercándose a ellas y les alimento con un pedazo de hierba—. Me llamo Tom, es un todo un gusto —Me sonrió y le devolví la sonrisa tratando de parecer tranquilo, él parecía ser un hombre agradable, tenía mi estatura pero aparentaba una edad mucho mayor a la de cualquiera de nosotros.
—Soy... Andrew, mucho gusto —Sonreí y se acerco a mi dándome un pedazo de hierba el cual tome extrañado.
—Ya, Marco me a contado como te encontraron Andrew —Soltó un suspiro mirando a sus hormigas y luego me miro—. ¿Que esperas? Anda, alimentalas, no muerden... Si no las molestas.
Aunque me negué rápidamente, Tom insistía y no tuve más remedio que asentir. Me acerqué lentamente aterrado a una de ellas. Las hormigas parecen perros alienígenas viéndolos desde este angulo. Le extendí mi mano con la hierba a su mandíbula y por fortuna está la comió con tranquilidad y no arrancó mi brazo como pensé que pasaría, suspire aliviado y repetí lo mismo con otra hormiga sin tanto miedo mientras las tres personas me miraban sonriendo, bueno, dos de ellas, ya saben.
—Bien, hora de partir, sube ya muchacho —Tom ya había tomado asiento y sostenía las riendas con las que el par de insectos estaban atadas.
—Asentí y volví a subir a la carretilla, ya no iría amordazado al menos, volvimos a emprender el viaje a... En realidad no sabía a donde íbamos, solo que iríamos con un capitán, el capitán de SFL me imagino.
Me senté senté en la carretilla junto a unos bultos con un contenido desconocido, pero eran cómodos para recargarme.
—¿Que significa "SFL"? —dije la única pregunta que se me ocurría después de toda la conmoción señalando la inscripción en el uniforme de Greta.
—Fuerzas Especiales de la Hoja —contestó Marco sin despegar su vista de enfrente.
—Son una especie de ¿Policía o militares? —pregunté y Marco me miró.
—Podría decirse, aunque de mantener el orden se encarga la tercera división, son en total 8 divisiones, nosotros somos parte de la séptima -Asentí confundido, me hablaba como si entendiera algo de lo que decía.
Pasados unos 5 minutos de silencio voltee mi mirada al gran árbol que aún teníamos a la vista.
—Ese árbol... ¿es un manzano cierto? —Pregunté asombrado.
—Así es, Central es un manzano —Greta volteo a mirarme extrañada—. Parece que sabes de árboles.
—¿Se llama central? —pregunté admirando como sus ramas se esparcían casi hasta llegar a nosotros. O era un efecto óptico por mi tamaño, ya no lo sabía.
—El árbol y todo lo que hay dentro —Greta sonrió—, es una de las 8 regiones, está lleno de vida y da vida a las otras 7 regiones de alrededor.
Seguía sin entender nada de lo que decía y solo me sentía más confundido.
—Y ahora, ¿están en una misión importante? —No sabía porque seguía preguntando cosas, creí que Marco se hartaría en un momento y volvería a dejarme inconsiste.
Editado: 24.01.2021