"¿Qué tan infeliz planeas hacerme?"
Preguntó Patrizia.
"No te pido que me ames. Pero al menos... dame una oportunidad."
Lucio sacudió la cabeza y le suplicó encarecidamente.
"No, está bien si no me das ni una oportunidad. Te lo ruego, Reina. No creo que pueda seguir viviendo en este palacio sin usted."
"Le dijiste lo mismo a Rosemond y ahora está muerta."
Rebatió Patrizia con tristeza.
"No puedo ser como ella. No puedo mentir y decir que te amo como ella lo hizo."
"..."
"Le estoy diciendo la verdad, su Majestad. No le amo."
"Patrizia, por favor..."
"...Ahora si me disculpa."
Con esas palabras, Patrizia se dio la vuelta.
No pudo soportarlo más.
Cuando Rosemond murió, el corazón de Patrizia murió junto con ella.
Salió de la habitación con la cara vacía.
Lucio, que se quedó solo, se vio afectado por el dolor.
En algún momento, las puntas de sus dedos, una vez secos, se humedecieron con las lágrimas.
***
"¿Realmente piensas dejar el palacio?"
Preguntó Petronilla en voz baja, y Patrizia asintió con la cabeza en respuesta.
"Cuando entré por primera vez en el palacio en tu lugar, quería vivir una vida tranquila."
Comenzó Patrizia.
"Una vez que su Majestad pueda prometerme la seguridad de mi familia y la mía, prefiero renunciar a mi posición de reina y vivir más libremente de lo que soy ahora."
"..."
Petronilla no podía decir nada ante las palabras de su hermana menor.
No tenía derecho a considerar la decisión de su hermana menor, ya que era un sacrificio que Patrizia hizo por ella.
Se ofreció a ir al palacio en lugar de su inmadura hermana mayor.
Petronilla dio un suspiro interno.
Parecía que al Emperador le gustaba Patrizia.
Incluso podría amarla.
Y Petronilla podía decir que esos sentimientos eran genuinos, porque el Emperador miraba a Patrizia de la misma manera que Rothesay la miraba.
Sin embargo, Patrizia ya había cerrado su corazón a todo el mundo.
Al igual que Petronilla lo hizo antes.
Si Petronilla tenía que ser honesta, lo que quería era que Patrizia olvidara todo lo que pasó y envejeciera junto con Lucio.
Pero parecía que eso no era lo que Patrizia quería.
Por otra parte, ella nunca mostró ningún interés en el matrimonio en sus vidas anteriores tampoco.
"¿Te opones, Nilla?"
Preguntó Patrizia.
"No es como si fueras a quedarte aquí sólo porque me opongo."
Respondió Petronilla.
"Aún así, todavía quería preguntar."
Petronilla suspiró.
"Personalmente, quiero que olvides todo lo que pasó y vivas felizmente aquí."
"¿Cómo puedes decir eso?"
Preguntó Patrizia, ligeramente enfadada.
"¿Lo has olvidado? Puede que sea reina ahora, pero en nuestras vidas anteriores, tú fuiste reina, Nilla. Estrictamente hablando, ese hombre no es mi marido, sino mi cuñado."
"Pero como dijiste, eso fue en nuestras vidas anteriores."
"Eso no cambia el hecho de que, a ti, a mí y a nuestros padres nos cortaron la cabeza."
"Por supuesto que no. Pero Rizi, ¿Piensas quedarte atrapada en el pasado? El emperador que nos envió a la muerte en aquel entonces y el emperador de ahora son dos personas diferentes. Son personalidades completamente diferentes."
"¡Incluso si dices eso...!"
La voz tranquila y serena de Patrizia comenzó a subir de volumen.
"No cambia el hecho de que ese hombre fue una vez tu marido."
"Oh, Dios mío. Rizi, ¿Realmente estás siendo así por eso?"
Dijo Petronilla exasperada, y Patrizia no respondió.
Petronilla continuó escudriñándola antes de hablar en voz baja, como si estuviera haciendo una confesión.
"Si quieres hablar de tecnicismos, entonces es verdad. Ese hombre solía ser mi marido. Pero Rizi, él y yo nunca fuimos así en nuestra vida anterior."
"¿Qué...? ¿Qué significa eso?"
"Su Majestad y yo nunca hemos dormido juntos. Sólo era su reina de nombre."
Respondió Petronilla con calma.
"..."
"¿Entiendes ahora? Y si esto es por mi culpa, entonces no te preocupes. Ya he encontrado un hombre al que amo, y mis sentimientos por Su Majestad permanecen en el pasado. Ya no siento nada por él."
"No... no es sólo eso."
Patrizia suspiró antes de continuar.
"Estoy tan cansada. No quiero pensar en nada."
"Entonces descansa. Mirya y yo nos encargaremos de los asuntos del palacio. Si quieres, puedes incluso tomarte unas vacaciones."
"Nilla."
"Lo siento, Rizi, pero esto no es algo que puedas resolver actuando como una niña."
Dijo Petronilla, antes de avanzar.
"¿Realmente crees que alguien que ya ha sido instaurada como reina puede renunciar porque está cansada? ¿Qué, estás dispuesta a cometer un crimen si eso significa que puedes dejar tu posición?"
"Yo..."
"Hay muchas maneras de ser libre. Mirya, Raphaella y yo te ayudaremos. No pasemos más dificultades."
"..."
"No te digo que lo toleres. Todo lo que digo... es que puedes encontrar la libertad en esta posición también."
Petronilla terminó suavemente.
"..."
Patrizia no dijo nada.
Había algo de verdad en las palabras de Petronilla.
Perder el título no era algo fácil de hacer.
La única forma segura era que ella cometiera un crimen, como dijo Petronilla.
Ya sea de esta manera o de aquella, nada era fácil.
Patrizia suspiró.
"Está bien. Admito que estaba siendo demasiado imprudente."
"Descansa un poco por ahora. Has estado trabajando demasiado últimamente."
Dijo Petronilla de manera maternal.
"..."
Patrizia respiró hondo.
Sí, esa podría ser la razón.
***
Petronilla dejó el Palacio de la Reina antes de lo habitual para visitar la finca de Bradington.
Fue entonces cuando una criada la llamó.