"Para ser honesta, nunca pensé que todo terminaría de esta forma."
Dijo Petronilla.
"¿A qué te refieres?"
Preguntó Patrizia.
"Pensé que nunca me casaría. Especialmente, después de que 'eso' pasara en mi anterior vida."
"..."
"Pero ese hombre fue quién me cambió, a mi yo que estaba asustada de ese pasado. Estoy muy feliz de poder casarme con él, Rizi."
"Gracias a los dioses. Si tú eres feliz, entonces yo también soy feliz."
Dijo Patrizia.
Petronilla sonrió ante las palabras de su hermana menor.
"¿Qué hay de ti, Rizi? Las sirvientas han estado como locas acerca de la repentina buena vida amorosa de tu matrimonio con su Majestad."
"..."
Patrizia se sonrojó.
"Todo es culpa de su Majestad."
Respondió Patrizia agriamente.
"..."
'Se están llevando bien.'
Pensó Petronilla.
Los ojos de Patrizia definitivamente tenían un brillo mucho más fuerte que antes.
Eran los ojos de una mujer que era querida y amada.
Petronilla estaba contenta de que ella no fuera la única feliz.
Si ella fuera la única feliz, entonces eso no sería verdadera felicidad.
Petronilla rio suavemente.
"¿Supongo que será difícil para ti asistir a la boda?"
Dijo Petronilla.
"...Probablemente."
Dijo Patrizia con una expresión que Petronilla no pudo descifrar.
"¿Debería esperar un regalo monetario de parte de la Familia Imperial?"
Dijo Petronilla.
"Estamos cortos de fondos. Así que, no esperes mucho."
Dijo Patrizia, provocando a su hermana antes de comenzar a reír.
Fue en ese momento que Mirya tocó la puerta.
"¿Qué pasa, Mirya?"
Preguntó Patrizia.
"Su Majestad le ha enviado hoy galletas con chispas de chocolate."
Respondió Mirya.
Petronilla se volvió hacía Patrizia con un jadeo.
"Dioses, ¿Te sigue mandando postres?"
"Si él no hubiera nacido en la Familia Imperial, probablemente hubiera sido un pastelero."
Dijo Patrizia riendo, antes aceptar un hermoso plato lleno con galletas con chispas de chocolate.
Petronilla tomó una de las galletas y la mordió con cuidado.
"¡Está deliciosa!"
Exclamó.
"Está mejorando muy rápido."
Dijo Patrizia con orgullo.
"Dioses. Pensar que él está haciendo esto todos los días, incluso aunque podría pedirles a los chefs que lo hiciera por él."
"Dijo que, si hacía eso, entonces no tendría el mismo valor."
Luego, Patrizia añadió lo siguiente con una sonrisa:
"Bueno, cómo pueden ver, me está yendo bastante bien."
"..."
"Así que, no tienes que preocuparte."
"Está bien, mi pequeña hermana. Mi reina."
Respondió Petronilla con una pequeña sonrisa.
"No me preocuparé. Me doy cuenta de que eres feliz. Está escrito por toda tu cara."
"Sí, Nil."
Dijo Patrizia con una expresión soñadora.
"Soy feliz ahora."
"Tienes que seguir siendo feliz de ahora en adelante, ¿De acuerdo?"
"Por supuesto."
Prometió Patrizia.
Al escuchar esas palabras, Patrizia rio suavemente.
Era obvio que ahora, ella era feliz.
***
La boda de Petronilla tuvo lugar una hermosa tarde soleada.
Petronilla estaba esperando nerviosa en la habitación de la novia.
'Ngh... Estoy muy nerviosa.'
Petronilla se había mantenido tranquila y serena hasta la noche anterior, pero cuándo llegó el día de la boda, sus nervios aumentaron dramáticamente.
Tuvo que controlar su respiración lenta y controladamente para poder calmarse.
Justo en ese momento, alguien entró en la habitación.
Era la marquesa Grochester.
Petronilla recibió a su madre con inmensa felicidad.
"Madre."
"Mi querida hija, estás increíblemente hermosa hoy."
Esas palabras estaban cargadas de pura sinceridad.
Petronilla estaba verdaderamente hermosa.
Su vestido blanco puro la hacía lucir como un ángel.
"¿Es normal estar tan nerviosa el día de tu boda?"
Le preguntó Petronilla a su madre con voz temblorosa.
"Por supuesto. Este día influirá en el resto de tu vida. Incluso si no fuera el día de tu boda, cualquiera estaría nervioso ante un acontecimiento tan grande como este. Mi niña, no huyas de esa ansiedad. Acéptala. No hará ningún bien el tomar un matrimonio sagrado a la ligera."
"Eso es verdad, pero..."
Prácticamente estoy temblando.
Después de respirar profundamente, Petronilla logró calmar sus nervios.
Sería genial si Rizi estuviera aquí.
Cómo si pudiera escuchar los pensamientos de Petronilla, la marquesa Grochester dijo en voz baja:
"Rizi siempre estará a tu lado, Nilla."
"¿Cómo? ¿A qué te refieres con...?"
"Esos dos vendrán hoy a la boda. Obviamente, deberán hacerlo discretamente. Es algo posible en una boda al aire libre. Por ende, mi niña..."
La marquesa Grochester sonrió con ternura antes de besar suavemente a Petronilla en la frente.
"No estés tan seria. Piensa en que tu hermana pequeña te estará viendo. Quizás eso te ayude."
"Está bien, lo intentaré."
Una sirvienta entró en la habitación.
"Señorita Petronilla, ya es hora."
Anunció la chica.
Yendo en contra de todo lo que le había prometido a su madre, Petronilla miró hacía la marquesa Grochester con perplejidad, quién simplemente asintió con tranquilidad.
Petronilla reunió todo su coraje, sonrió y luego se levantó de su asiento.
No había nada por lo que estar ansiosa o asustada.
A diferencia de antes, la persona con la que se casaría hoy era alguien que verdaderamente la quería y amaba.
"Qué la novia se ponga en posición."
El ministro que estaba oficiando la boda era el duque Witherford.
Ante las palabras del duque, Petronilla escondió su ansiedad lo mejor que pudo antes de comenzar a caminar.
Petronilla podía sentir que los ojos de todas las personas en el santuario se fijaban completamente en ella.