Dama A Reina Historias Alternativas

Capítulo 2 - ¿No Amas A Su Majestad?

"Por fin soy la reina."

Murmuró Rosemond en su habitación, su cuerpo se sentía tan ligero como si estuviera caminando por las nubes.

"¡Finalmente, finalmente!"

"Su Majestad, cálmese, por favor. Su Majestad el Emperador estará aquí pronto."

Le advirtió Glara en un tono más burlón de lo normal.

Rosemond asintió con una expresión de felicidad.

"Cierto. Cierto."

Las visitas de Lucio se habían vuelto algo extremadamente raro, pero ya que esta era la primera noche que tendría Rosemond cómo reina, era obvio que él vendría a visitarla.

Rosemond movía los dedos con ansiedad.

Era como una chica que había experimentado el primer amor y todavía era demasiado pura para saber algo.

"Ahora solo necesito dar a luz a un príncipe."

"Sí, su Majestad."

Dijo Glara.

"Puedes tomarte tu tiempo. No hay nadie en todo el Imperio Mavinous que pueda detenerte. Eres la reina de este país y tu hijo será el nuevo Sol de Mavinous. ¿Qué te preocupa tanto?"

"No estoy preocupada, Glara. Es que no confío en su Majestad."

Dijo Rosemond con una sonrisa fría.

"No confío en él. Es tonto confiar en un hombre."

La expresión de Rosemond se volvió incluso más gélida.

"Y mucho menos si es un monarca."

"Pero... ¿No amas a su Majestad?"

Preguntó Glara-.

"¿Amar?"

Dijo Rosemond entre risas.

"Sí, Glara. Lo amo. A su Majestad, el hombre que ahora es mi esposo y que en un futuro será el padre de mi hijo."

"..."

"Pero, Glara, amo mucho más lo que él me ofrece. ¡Estatus, riqueza, poder! Cosas como esas."

"Sí..."

Glara no sabía cómo reaccionar, así que, simplemente se quedó mirando a Rosemond.

La dama de compañía de repente sintió lástima por el Emperador.

Parecía que realmente le gustaba la reina...

Glara salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz de una criada desde afuera de la habitación.

"Su Majestad la Reina, su Majestad el Emperador ha llegado."

"¡Oh, Dios!"

Chilló Rosemond de forma tierna.

"Déjalo entrar. No puedes dejar a una persona importante esperando afuera."

"Sí, su Majestad."

La puerta se abrió y Lucio entró al mismo tiempo que Glara salía discretamente.

Rosemond estaba tan feliz de ver a Lucio en la habitación que abrió mucho sus brazos y lo abrazó.

"Su Majestad."

Dijo Rosemond mientras le tocaba el pecho con los dedos.

"Te extrañe, su Majestad."

"Yo también a ti, Rose."

"Todo fue tan increíble en la catedral."

Dijo Rosemond extasiada.

"Quise besarte en el mismo momento que te tuve entre mis brazos."

"Me alegra que no lo hiciera."

"Por supuesto."

Era normal que Lucio la abrazara primero, pero parecía qué hoy se sentía algo tímido.

Bueno, eso no era importante.

No importaba quién iniciaba el abrazo, si el resultado era el mismo.

Rosemond acarició la nuca de Lucio con sus labios, entonces lo comenzó a besar apasionadamente.

"Haaa..."

Rosemond dejo salir un gemido más obsceno de lo normal.

Ella había jurado que tendría la semilla de Lucio dentro de ella esta noche.

Rosemond ya era la mujer con la posición más alta en todo el Imperio, pero eso no era suficiente.

Tenía que asegurar su posición y para lograr eso, necesitaba tener un príncipe.

Para ser exactos, un príncipe que se convierta en el heredero del Imperio.

"Su Majestad... la cama..."

Rosemond tenía que ser la que tomara la iniciativa.

Tanto el trabajo como el amor eran siempre hechos por sus manos, así que, ella sería la que tomara la delantera en el evento de esta noche.

Rosemond desabrochó con gracia los botones de la camisa de Lucio.

"Estoy tan desesperada hoy..."

Dijo Rosemond apasionadamente.

"He estado muy caliente pensando en ti todo el día."

Esa era una mentira.

Rosemond no se había perdido en la lujuria desde que supo, a temprana edad, que su cuerpo podía ser usado como un arma.

Bueno, eso no era importante de todas formas.

Rosemond le susurró a Lucio con la voz más seductora que pudo conseguir.

"Por favor, su Majestad, lo espero con ansias. No te dejaré dormir ni un solo segundo esta noche."

***

"Mmmm..."

Rosemond se estiró y abrió los ojos.

¿En qué momento se había quedado dormida?

Rosemond buscó en sus memorias por un momento, pero rápidamente se rindió.

Tuvo que haber sido casi al amanecer, pero pensar en ello no serviría de nada.

Su mano se deslizó hasta su vientre.

Puede que aún no haya quedado embarazada, pero lo estará algún día.

¡Su delgado estomago pronto crecería grande con un niño en su interior, el cual gobernaría este gran imperio en el futuro!

Rosemond se sentía tan extasiada como si ya fuera madre.

Dado que lo había intentado tan duro anoche, habría buenas noticias pronto. Rosemond lo creía firmemente.

"Rose...?"

Una voz habló, una que ella había escuchado incontables veces anoche.

Quizás era porque estaba pensando en un niño, pero Rosemond se sintió más orgullosa mientras escuchaba esa voz.

¡El hombre que sería el padre de su hijo!

"¿Está despierto, Su Majestad?"

Respondió Rosemond.

"Despertaste temprano."

Notó Lucio.

"Lo hice justo ahora."

Dijo Rosemond mientras besaba suavemente a Lucio su delgado párpado.

A Lucio nunca le disgustaban ninguno de los besos que ella le daba por las mañanas.

"Luces feliz."

Dijo Lucio con voz ronca.

"¿Qué mujer podría sentirse mal después de una noche cómo esa?"

Rosemond presionó sus labios sobre el pecho desnudo de Lucio.

"Y me siento muchísimo mejor debido al coronamiento."

"¿Cómo te sientes siendo la reina ahora?"

"¿Cómo me siento?"

Rosemond reflexionó por un momento antes de contestar.



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En el texto hay: traicion, trama, romance

Editado: 02.08.2024

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