Damned Love

CAPÍTULO 4"AMANECER ROJO."

ARCO 1:EL COMIENZO DE LA MAGIA

El pueblo estaba despertando cuando Kael llegó. Las chimeneas escupían las primeras columnas de humo y el sonido de las campanas llamaba a los campesinos a la plaza. Nadie lo reconoció al principio: un joven encorvado bajo una capa negra, con el rostro cubierto por la sombra de la capucha.

Se detuvo en el centro del camino principal y levantó la cabeza. Los ojos, dos brasas encendidas, buscaron entre las caras alguna señal de los que habían estado allí el día que Lyssandra murió. No importaba si estaban o no: eran humanos, y eso bastaba.

El primer cuerpo cayó antes de que alguien pudiera preguntar quién era. Una ráfaga invisible cortó de hombro a cadera a un hombre que cargaba leña. El grito atrajo a todos… y selló su destino.

Kael extendió las manos y el aire se volvió fuego. Las casas se encendieron como si hubieran estado bañadas en aceite. Los gritos se mezclaban con el crepitar de la madera, con el hedor a carne quemada. Algunos intentaron huir, pero el suelo se abrió bajo ellos, tragándolos en un abismo de sombras.

No había prisa. No había piedad. Kael caminaba entre las llamas como un juez en su tribunal, ejecutando sentencia tras sentencia. Los niños no eran excepción: en su mente, todos eran semillas del mismo odio que mató a Lyssandra.

Un grupo de guardias intentó rodearlo. Con un solo gesto, el cielo se oscureció, y una lluvia de cuchillas negras cayó sobre ellos, atravesando armaduras y huesos. El último que quedó en pie cayó de rodillas, suplicando. Kael lo miró como quien observa un insecto y le susurró una palabra que hizo que su cuerpo se disolviera en polvo.

Cuando el sol se alzó, el pueblo ya no existía. Solo quedaban ruinas humeantes y cadáveres dispersos, testigos de la furia desatada.

Kael siguió su camino sin mirar atrás. Aquel amanecer teñido de rojo era solo el primero de muchos. El mundo había declarado la guerra el día que mató a su mentora.a la persona que una ves amo, que lo acojido. Ahora, él la estaba devolviendo... La lluvia termina con el calor del sol. La piedad no existe en el mundo..

Menos conmigo.




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