Las estrellas deberían estar orgullosas,
saber que sus átomos crearon cosas hermosas.
Es que ya no sé cómo verte y no sentir,
un torbellino en mi pecho, un eterno latir.
Qué irónico es amarte, lo reconozco,
encontré la paz en alguien que me vuelve loco.
Tantas cosas por decirte y tan pocas salen,
palabras atrapadas que en mi voz nunca vale.
Deberías aprender a leer mis ojos al mirar,
porque en ti encuentro mi hogar.
No es lo que siento por ti,
es lo que no siento por nadie más.
La vida es muy corta para amarte en una,
prometo buscarte en la otra, bajo la luna.
De nadie seré, solo de ti, lo juro,
hasta que mis huesos se retornen el mundo.
Si no eres el amor de mi vida, diré,
que me equivoqué de vida, pero no de amor, lo sé.
Sanghae, mi amor, en cada estrella que brilla te llevo en el alma,
como dulce maravilla que me calma.
Te amo en cada susurro, en cada rincón,
mi corazón te busca, eres mi razón.
Así, en esta vida y en la otra también,
serás mi eterno amor, mi dulce bien.