Darcel

Capítulo 8:

 Tomo las cajas del pedido y me dirijo a la casa donde tengo que dejarlas. Voy caminando mientras escucho,“Un violinista en tu tejado”, de Melendi. Cuando llego lo primero que veo es una casa de dos pisos e inmenso jardín, creo que es de las casas más grandes del pueblo.
 Toco la puerta y veo que ya está empezando a caer la noche, me abren y me sorprende ver a Melissa ahí, siempre me la encuentro en los lugares que menos espero.
- Hola, vine a traer un encargo.- Digo levantando la bolsa que llevo en una de mis manos. De pronto sale detrás de ella un chico de unos catorce años cuando más, dice que es el dueño de la casa y me paga.
- ¿Quieres entrar?- Me pregunta el niño con una sonrisa coqueta que estoy segura que hace suspirar a más de una de su clase.
- No te preocupes.
- Dale entra, yo estoy con Esmeralda.- Dice Melissa, que se ha quedado en la puerta todo el tiempo. Así que ella es la encargada de cuidar a Esmeralda ahora, al parecer en ella si confían.- Estoy aburrida y Esmeralda se va a alegrar de verte.
- No sé si será buena idea, después de lo del otro día.
- Por eso mismo, así puedes hablar con Esme, está muy triste desde ese día.
- Solo estaré un momento.- Digo y entro con ella a la casa. Esta se ve aún más grande por dentro que por fuera, la sala está llena de muebles que deben costar bastante. Hay varios chicos de la edad de Esmeralda por todo el lugar, a ella la encuentro en una esquina, cuando me acerco la veo sentada en un sofá con su hermano, al parecer ese detalle se le olvidó a Melissa. Sigo caminado, él no va a hacer que me de la vuelta, solo voy a ver a la niña un momento y luego me voy.
- Eleena.- Esmeralda se levanta y viene corriendo a abrazarme cuando me ve. Los dorados ojos de Darcel ahora están fijos en mí.
- ¿Ya puedes volver a cuidarme? .- Me pregunta Esmeralda mirándome cuando se deshace el abrazo.
- Esme, eso no ha…
- Sí, ya puede- Contesta Darcel levantándose del sofá. Yo lo miro asombrada, ¿ya confía en mí, o es que le da pena ver a su hermana triste? .
- ¿Podemos hablar un momento? .- Le pregunto mirándolo. Él me dice que sí con un gesto y me guía a la cocina, donde no hay nadie.
- Te piensas que puedes hacer lo que quieras y que yo solo voy a aceptar.- Le suelto nada más pasar la puerta, clavándole cuchillos mirada.
- No es eso, es que Esmeralda ha estado muy triste. Además, ¿no querías cuidar a mi hermana?, pues todos somos felices y punto.
- No, ningún punto, me trataste mal, desconfiaste de mí y para variar hablaste como si pudiera hacerle algo a la niña.- Voy enumerando con mis dedos todo lo que hizo.- ¿De verdad piensas qué le puedo hacer daño? .- Lo miro esperando una respuesta, sinceramente necesito  que me conteste.
- No, sé que no le harías daño a Esmeralda, pero yo no soy de correr riesgos cuando se trata de mi hermana. Sé que dije cosas que no debía, pero desde que me contaste lo del golpe estoy preocupado, para colmo llego a la casa y no la encuentro, sabía que ese día debía estar contigo.- Me mira y puedo ver duda en sus ojos.- Pensé que les podría haber pasado algo, no solo a Esmeralda, también hablo de ti.- Dicho eso se da la vuelta y sale de la cocina como quien no dijo nada importante, dejándome atrás analizando sus palabras.
 ¿ También se había preocupado por mí?

 La fiesta sigue y a Esmeralda se le ocurre la grandiosa idea de decir que yo dibujo muy bien, palabras propias de ella. Conclusión, termino pintando a media fiesta. Cuando voy a empezar a dibujar a Melissa, no puedo evitar compararme, a ver, tiene unos preciosos ojos verdes, un cabello oscuro, sin hablar de  que ya quisiera tener ese cuerpo. Seguro que a Darcel le gusta, vamos, seguro que todos los chicos babean por ella. Darcel y ella harían linda pareja, ya que Darcel está bien.
¿Bien?.- Suelta esa voz, algunos la llaman conciencia.
¿Tú estás viendo al mismo Darcel que yo? . 
 Eso es un monumento.- Al parecer mi conciencia está muy despierta hoy.
- ¿Eleena?- Me llaman. Salgo de mi burbuja cuando siento la voz de Melissa llamándome, así es como me doy cuenta de que me había quedado mirando fijamente a Darcel.
- ¿Ya terminaste mi dibujo?- Pregunta Melissa y yo miro el papel que tengo enfrente. En mis divagaciones sin darme cuenta dibujé a Darcel en vez de a Melissa, lo malo que esta se acaba de parar para ver que fue lo que pinté. Escondo la hoja rápido y empiezo a pintar en una nueva.
- Salió mal, vamos a hacerlo de nuevo.- Ella se vuelve a sentar y yo esta vez me concentro en cada trazo para no equivocarme. Cuando termino recojo mis cosas para irme.
- Será mejor que ya regrese.- Me despido de todos. Le hecho un último vistazo a Darcel y lo veo sentado en una esquina. Ya se han ido la mayoría de los chicos de la fiesta. Salgo de la casa y me dispongo a caminar hacia la mía, pero un minuto después siento que una voz me llama, y no es cualquier voz.
 Me doy la vuelta y lo veo caminando la distancia que nos separa, me mira y me parece ver una sonrisa en sus labios.
- Se te quedó esto.- Me tiende una hoja y yo veo el dibujo que había hecho de él.
Yo alzo la mano para agarrar el dibujo muerta de la vergüenza, no se me podía caer, yo que sé, el teléfono, cualquier cosa menos el maldito dibujo.
- Emm...
- Pintas muy bien.- Me dice él, mordiéndose el labio inferior seguramente aguantando la risa.
- Gracias, adiós.- Me doy la vuelta y camino rápido hasta la casa, en momentos como estos quisiera ser invisible.
Diosito voy a rezar todas las noches si es preciso, pero no me hagas pasar estas penas.



#16644 en Novela romántica

En el texto hay: oscuridad, amor juvenil, luz

Editado: 11.12.2022

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