Darken

Capitulo I

<3

Se sentó derrotada sobre la isla de la cocina, su cuerpo cargaba con mucho estrés encima. Esa semana estaba muy cansada, su trabajo y la universidad no le dejaban mucho tiempo para ella misma. Por las noches había dejado de descansar, sus sueños habían dejado de serlo y el descanso ya no tenía lugar en su vida. ¿Alguna vez sentiste la sensación de no haber dormido nunca? Así es como ella se sentia, las bolsas debajo de sus ojos ya le pesaban y su cuerpo ya estaba completamente fatigado. 

De su mesita de noche sacó una tableta de pastillas que le había dado su madre, ella le aseguraba que con ellas podía conciliar el sueño y descansar; en una situación normal las habría rechazado pero estaba desesperada por caer rendida en sus almohadas diez minutos.

Después de haber tomado una pastilla; se recostó en la cama, envolvió su cuerpo en sus mantas y se dejó llevar por la tentadora oscuridad dulce de sus sueños.

 

 

La luz estaba bloqueada por las altas copas de los árboles que solamente dejaban pasar unos débiles rayos lunares. Mientras que los minúsculos charcos de rocío pedían permiso a los bellos rayos lunares, querían hacer que su belleza se reflejara en ellos; como toda historia de amor, el rocío agranda la belleza de los rayos, más de lo que ya eran. Lastima que la luz de luna solamente podía pensar en ella, no era capaz de amar a nadie más que no fuera ella misma y solo usaba al pobre charco para su propio beneficio.

El olor del ambiente era de humedad mezclada con un aroma semejante al de un cadáver de animal, era simplemente insoportable. Difícilmente se puso de pie; un dolor de cabeza molesto la atacó, de no haber sido por el árbol que estaba detrás de ella habría perdido el equilibrio y habría terminado en el piso de nuevo. 

Cuando se repuso, avanzó por un sendero que había sido borrado por la lluvia reciente. El camino se le hacía familiar, el sentimiento crecía en su pecho a medida que más se adentraba en la penumbra. 

Hasta el final del sendero estaban las ruinas de una pequeña cabaña que daba la pinta de haber sido construida a fines de los cincuenta, la única pared en pie que quedaba era un lienzo de hongos y de moho de distintos colores.

La presión de su pecho era del tipo de sensación de un creciente miedo que esparce lentamente, que hace a tu interior gritarte: “¡ESTUPIDA, NO VAYAS POR AHÍ O VAN A MATARTE! ¿QUÉ NO VES PELICULAS DE TERROR?”.

El cuerpo ya le pesaba, las piernas le temblaban y su color de piel era análogo al color de las paredes blancas de su habitacion que compartia con su hermana, recordaba cuando las dos habían decidido jugar con marcadores permanentes que usaba su mamá para trabajar; ese día las paredes terminaron teñidas de manchas azules brillantes  en cada una de las paredes.

Por el rabillo del ojo veía una figura, sus instintos alertados le decían: “¡Idiota! mueve esas piernas de fideo y corre lo más lejos que puedas”. Pero su cuerpo no le obedeció, hizo todo lo contrario, caminó hacia la silueta masculina que se camuflaba con la negra oscuridad de los árboles. 

- Disculpe, ¿usted sabe en dónde estamos?

La sombra la ignoró y siguió un camino en dirección contraria.

-No sea maleducado, es de muy mala educación ignorar a las personas.- Habló con un titubeo en su voz.

Notó que su mal enseñado acompañante seguía alejándose de ella sin darle importancia a lo que ella le dijo. Consideró la idea de ir tras él para ver si encontraba una salida o si le convenia más buscar una ella sola. Guardo sus miedos en lo más profundo de su mente y los encerró con llave para evitar que salieran inesperadamente en el momento menos indicado, un suspiro escapó de sus labios pálidos después de salir corriendo en la dirección por donde se había ido la sombra.

Sus pies pedían salir corriendo y buscar un mínimo rincón de luz escondido por algún lugar, sin embargo ella seguía hundiéndose en la tenebrosa penumbra equiparable a la del mismo inframundo; en su cabeza imaginaba como en cualquier momento saldría Cerbero, el perro horroroso que la atormentó en sus peores pesadillas desde que estudió mitología griega en la escuela cuando era más joven.

¿Esa sombra tal vez será Caronte? ¿La estará guiando a su perdición y así, quizá, a su fin? ¿Él la guiará hasta su muerte?

Su cabeza trataba de gritarle alertas para que ya no siga en ese estúpido camino, pero obviamente como toda protagonista era necia y no le daba mucha importancia a las advertencias de su mente. 

Un sauce llorón destacaba entre montones de pinos oscuros, el árbol era hermoso pero tenía una vibra rara que te incomodaba hasta erizarte cada pelito del cuerpo. En el estaba apoyada la callada sombra, parecía tener un aire de tranquilidad con un poco de narcisismo en sí. Trató de volver a acercarse a la sombra pero como antes, se volvió a alejar; intentó reiteradas veces acercarse pero la sombra se volvió a escapar, no lograba comprender el propósito de todo esto, es decir, ¿cúal es el objeto de guiarla hasta ahí y luego escapar? 

Abatida, se volvió al sauce llorón. Sus piernas le dolían demasiado y aprovechó una de las raíces levantadas del árbol para sentarse, apoyar sus pies en la raíz y poder mantenerlos en alto. Soltó un sonoro suspiro de cansancio y de fatiga mientras se apoyaba en el tronco, la corteza era áspera, incómoda y seguramente estaba llena de esos molestos bichos que salen con la humedad en días lluviosos. 

Cuando estás a punto de dejar el mundo en el que vives la fría e incomprendida muerte decide jugarnos una cruel broma, te hace ver toda tu vida en cuestión de milisegundos mediante flashes, para algunas personas es un verdadero castigo pero otras reciben su penitencia con cariño y gratitud. Su cabeza le proyecto algo parecido, los flashes no era de un color blanco como todo el mundo se los imagina, eran colores fríos y oscuros los que cegaban su cerebro.



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En el texto hay: fantacia, romance, suspenso

Editado: 27.07.2020

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