Darkwood

Capitulo 2

Capítulo 2. La mamá

JADE.

 — ¿Estás bien?. 

La voz de Finn me trae de nuevo a la realidad, lo miro desorientada.

 — Yo... no lo sé, ¿quién es él?.—susurro comenzando a caminar, él me sigue. 

— Es Aren Vikram y es un idiota, no te recomiendo acercarte a él, no si no quieres salir lastimada.—Finn bufa. 

— ¿Es un patán con las chicas o algo?. 

No puedo evitar seguir preguntándole sobre él. 

Probablemente no pareciera un muñeco Ken o un súper modelo de revista pero había algo en él que me puso demasiado vulnerable, había tenido algunas cercanas con chicos en mi adolescencia pero ninguno me puso a temblar como él, y eso que no tuvimos sex... ¡¿en qué estoy pensando?! Probablemente sea la chica más pervertida en el planeta ahora mismo. 

— ¿Porqué preguntas tanto por él? No pensé que fueras de esas chicas que se enamoran con una mirada. Suspiro y lo sigo cuando dobla en un pasillo. 

— No estoy enamorada, es solo que... pasó algo extraño, ese chico me miró y... crei que iba a caerme de culo, me causó muchos nervios. No lo sé, fue muy extraño. 

Finn se detiene de golpe ocasionando que me choque contra su espalda, me quejo y él se da vuelta para mirarme impactado.

 — ¿Qué sentiste exactamente?.—murmura con la voz ronca.

 — Fue como... si un lazo invisible me atrajera hacia él, y luego me quedé perdida en sus ojos... ahora que lo pienso es una tontería, olvídalo.—suelto una risita. El asiente y se encoge de hombros.

 — Será mejor que nos apresuremos a llegar a la oficina, las clases empiezan en diez minutos. 

Desde ahí Finn se comportó realmente raro, no siguió hablando conmigo ni bromeando, su semblante ahora era sombrío y pensante. Cuando llegamos a la oficina de administración él solamente se despidió cortante y se marchó, quizá se enojó, es decir, se nota que ambos se odian. 

La secretaria me dio mi horario y para mi suerte, mi siguiente clase era literatura clásica. 

No fue muy difícil encontrar el salón puesto que mi horario tenía un mapa del edificio en la parte trasera, afortunadamente cuando llegué aún no había llegado el profesor.

 Busqué un asiento en la parte trasera ya que no soy de las que le gusta estar tan cerca de los profesores, tomé asiento y saqué mis libretas y mi libro para tomar anotaciones. No pasó mucho tiempo para que el salón se llenara, de pronto entro una mujer rubia bastante elegante, y para sorpresa mía detrás de ella entró el chico con el que me choqué: Aren y una chica de cabello negro muy parecida a la mujer, ésta última casi corrió para tomar el único asiento libre en la primera fila antes que el rubio quien la miró incrédulo y bufo enojado, tape mi boca con el dorso de mi mano para que nadie notara mi risa.

 Eso fue gracioso. 

— Muy bien, comenzamos la clase. Aren Vikram toma asiento por favor.—ordenó la mujer mirando al chico quien aún buscaba un lugar vacío.

 — ¡Aquí hay lugar, Aren!.—gritó un chico al lado mío casi explotandome el tímpano. Miré el asiento vacío a mi lado y suspiré, o el destino realmente existía y ya estaba escrito o simplemente era pura casualidad. Aren subió rápidamente hasta donde estaba y sin más se sentó al lado mío, fingí ponerle atención a la profesora, pero en realidad me moría por voltearlo a ver, podía oler su perfume varonil desde donde estaba. 

— Gracias, Jay.—escuché su voz a mi lado y su puño pasó enfrente de mi y lo chocó con el puño del chico a mi lado. Mi piel se erizó. 

— No hay de qué, jefe. 

Junto mis cejas confundida, ¿jefe?.

 — Bien, mi nombre es Glenda Vikram y soy su profesora de literatura clásica.—dice la mujer, me sorprendo aún más cuando ella dice su apellido, no puedo evitar mirarla y escanearla, definitivamente, Aren se parece mucho a ella, debe ser su madre o quizá su tía. 

Ella continúa hablando pero no presto mucha atención por estarla mirando, de repente siento como alguien se acerca a mi y su aliento me da de lleno en mi oreja y cuello, me estremezco.

— Yo que tú presto más atención a la clase, a mi madre no le gusta que la ignoren cuando habla. Volteo a verlo y me encuentro con su rostro a escasos centímetros del mío, trago saliva y miro sus ojos grises.

 — Lo tomaré en cuenta, gracias por tu consejo.— susurro y vuelvo la mirada hacia enfrente. 

— Soy Aren, por cierto. 

Murmura separándose, no puedo evitar voltear a verlo y sonreírle burlona. 

— Lo sé, tu mejor amigo Finn ya me lo ha dicho.—él me lanza una mirada mortal y yo en cambio sonrio más enseñándo todos mis dientes—. Soy Jade.

 Él no cambia su mirada, se vuelve a acercar a mi y cuando está a pocos centímetros de mi cara sonríe de lado, mi respiración se atasca cuando sus ojos claros se clavan en los míos, y la conexión que sentí hace rato en la entrada de la universidad vuelve y con más fuerza. 

— Sin duda eres diferente Jade, pero te recomiendo que tengas cuidado; ésta universidad está llena de perros salvajes, no querrás establecer amistad con uno... mucho menos hacer enojar a otro.—susurra serio—. Y jamás en tu vida vuelvas a decir que ese tipo es mi amigo. 

— Lo siento. 

Mi voz sale hecha un hilo, de repente me siento como una niñita a la que su padre acaba de regañar, todo rastro de burla y altanería desaparece de mi rostro, me estremezco cuando toma un mechón de mi pelo entre sus dedos y lo aparta de mi cara, él suspira y niega con la cabeza. 

— No, yo lo siento. No me hagas caso. Dicho aquello se aparta del todo de mi y regresa su atención hacia su madre quien a pesar de haberle dejado de prestar atención hace tan solo unos dos minutos ya ha escrito en toda la mitad del pizarrón. Maldigo en mis adentros y me apresuro a anotar todo lo que ha escrito. Afortunadamente alcanzo a copiar todo antes de que ella lo borre. 

Una hora después la clase acaba y Aren desaparece entre los estudiantes que intentan salir del salón, guardo mis cosas y comienzo a caminar a la salida. 




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